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Arseño Ávalos es el peón de Petén Itzá, el héroe de la Polla de Potrillos de anteayer en la pista de Palermo.
"Venía limpito y cuando Quiles apretó el acelerador, no dudé de que ganaba. Le tenía enorme fe; respondió bárbaro", dijo quien convive a diario con el caballo que, dicen, no volverá a correr hasta el Derby.
Ávalos tiene experiencia en trabajos de studs. "Llevo seis años en la actividad. Me inicié con el Lobo Torres, luego seguí con Nino Boni y desde hace 2 años estoy con Oscar Frávega.
"Desde que llegó el potrillo, no dudé de que tenía pasta de sobra. Antes del debut le saltaron sobrecañas y cuando se curó, volvió a romper los relojes. Nunca da trabajo en el box. Come entre 12 y 14 jarros; en un día se recupera de todo esfuerzo."
Ávalos cuenta algunos detalles más: "Me gusta ponerle 20 minutos de hielo en manos y patas. Veinte minutos por reloj, ni uno más. Y lo masajeo todo, mañana y tarde. Siento amor por los caballos y no me resulta difícil atenderlos todos las horas que sean necesarias".
-¿Cómo viviste el día en Palermo?
-No sé si nervioso, pero con ansiedad porque confiaba plenamente en el potrillo. Se lo merecen los propietarios y el cuidador. Un fenómeno de tipo, siempre alegre, siempre optimista, y con sólo ocho caballos se dio el gusto de correr y ganar la Polla. Este día no lo olvidaré más.




