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ASUNCIÓN.- La vida del deportista de alta competencia y además jugador de selección es así: de aeropuerto en aeropuerto, antes y después de cada competencia. Pero el periplo de la selección argentina de voleibol luego de sus cuatro triunfos en Europa fue largo, tedioso y cansador: abandonó el domingo bien temprano la ciudad finlandesa de Lahti y espera aterrizar este miércoles por la mañana en Ezeiza, tras una noche en Madrid y otra en Asunción.
Todo era alegría en el eterno regreso planeado desde Lahti hacia Buenos Aires luego de los cuatro éxitos deportivos de la selección argentina en Europa por la Liga Mundial (dos ante Portugal y otro par ante Finlandia). Es más, el destino había determinado que los centrales Pablo Crer (22) y Sebastián Sole festejaran el domingo su cumpleaños en el aire y así poder llegar el lunes bien temprano a poder compartir la torta y soplar las velitas con sus familias.
"Estoy acostumbrado a viajar y pasar mi cumpleaños fuera de la Argentina, me pasó mil veces. Lo que nunca me había pasado era pasarlo en el aire", había explicado Pablo Crer ante la consulta de canchallena.com en pleno vuelo desde Frankfurt, primera escala del periplo luego de partir desde Helsinki.
Al llegar a Madrid llegó el primer baldazo de agua fría, cuando una "chaqueta roja" de la compañía aérea española Iberia esperaba a la delegación nacional para avisarle que las cenizas emanadas por el volcán chileno Puyehue impedían seguir el camino a casa.
Era la medianoche en Madrid y la ilusión de volver a ver a familiares, novias y amigos se desvaneció en segundos. Fue imposible no recordar el comienzo de este periplo europeo con un avión averiado que intentó, sin suerte, despegar dos veces desde Ezeiza .
El destino jugaba otra mala pasada. Rápidamente la delegación se trasladó hacia un hotel cercano al aeropuerto de Barajas y allí rápidamente el cuerpo técnico liderado por Javier Weber, secundado por sus asistentes Flavio Leoni y Juan Manuel Barrial, el preparador físico brasileño Ronaldo Finotti, el estadístico Genaro López, el médico Giacomo Piccirilli y el manager Facundo Rizzone empezaron a diagramar un plan de emergencia.
En principio la orden fue descansar mientras se buscaba un lugar de entrenamiento y de pesas para no "perder" el día. Finalmente la potencialidad de la reprogramación del vuelo hizo que el día se transformara en libre con una visita al mítico estadio Santiago Bernabéu y un paseo por el centro de la capital española.
A la noche, llegó la buena noticia del manager Facundo Rizzone: la vuelta se había reprogamado para la madrugada. Una avanzada del cuerpo técnico hizo toda la gestión y el despacho de las valijas para que los jugadores llegaran cual equipo de la NBA descansados del hotel y embarcaran cuando las agujas marcaban las 2:10 en Madrid.
El vuelo trasoceánico fue cansador e incómodo pero la ilusión de volver a casa era más fuerte que cualquier otro obstáculo. De repente, la voz del comandante despertó al plantel y al resto del pasaje con una mala noticia: las cenizas volvían a impedir el desembarco en Buenos Aires y el avión debería descender en Río de Janeiro.
Finlamente, la ciudad brasileña presentaba un caos de tráfico aéreo que derivó al plantel argentino, que compartió todo este periplo desde Frankfurt con su próximo rival: Portugal, hacia Asunción, que si bien daba la sensación de estar más cerca, era un nuevo golpe a la ilusión del plantel de llegar a casa.
Otra reunión, llamadas a IDS Sports, la comercializadora -con caras visibles como Marcelo Tinelli, Fabián Scoltore y Alejandro Andruskevich-. Se manejaron alternativas que cambiaban segundo a segundo con el correr de los minutos en la capital paraguaya: avión privado, traslado por tierra directo a Catamarca (sede de los duelos del próximo sábado y domingo ante Portugal), estadía corta en Formosa.
Gracias a una gestión con la federación paraguaya de voleibol se le permitió al plantel reencontrarse con la actividad física y por la noche hicieron doble turno: primero en el gimnasio con pesas y luego el contacto con la pelota y la red en un gimnasio. Sobre la noche del martes llegó la buena noticia: el vuelo hacia Buenos Aires estaba reprogramado para el miércoles bien temprano en la mañana. El largo camino a casa llega a su fin.


