Solo en 2024, las pérdidas globales por este tipo de delitos alcanzaron los US$4,6 mil millones, según un informe de BitGet
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La inteligencia artificial (IA) avanza a un ritmo vertiginoso y transforma no solo la forma en que interactuamos con la tecnología, sino también nuestro futuro. Sin embargo, a medida que esta revolución se acelera, también se multiplican sus riesgos y desafíos.
Los efectos ya están a la vista: solo en 2024, las pérdidas globales por estafas cripto alcanzaron los US$4,6 mil millones, siendo los deepfakes y la ingeniería social las principales técnicas utilizadas.
El dato se desprende de un reciente informe publicado por el exchange de criptomonedas Bitget, en colaboración con las firmas de seguridad blockchain SlowMist y Elliptic. “Los estafadores están aprovechando la IA para generar contenidos falsos más creíbles, automatizar ataques y escalar sus operaciones con costos reducidos. Esto ha hecho que las estafas no solo sean más difíciles de detectar, sino también más efectivas y masivas”, comentó a LA NACION Carolina Gama, country manager de Bitget para la Argentina.
En este sentido, el estudio destaca tres categorías de estafa: suplantación mediante deepfakes, esquemas de ingeniería social y proyectos estilo Ponzi disfrazados de DeFi o NFT. Tras los robos, los criminales canalizan los fondos a través de puentes cross-chainy y herramientas de ofuscación antes de llegar a mezcladores o exchanges, lo que dificulta los esfuerzos de aplicación de la ley y recuperación. “La mayor amenaza para las criptomonedas hoy no es la volatilidad, es el engaño", deslizó Gracy Chen, CEO de Bitget.
Para Gama, la clave para combatir estos delitos reside en el rigor tecnológico: implementar sistemas de detección proactivos, centros antiestafa operativos las 24 horas del día y mecanismos de IA que puedan identificar patrones anómalos, son algunas de las propuestas de Bitget. “Lo importante es entender que el riesgo no proviene de la tecnología en sí misma, sino de cómo puede ser utilizada para explotar vulnerabilidades humanas, como la confianza, la presión por actuar rápido o el desconocimiento de ciertos riesgos”, opinó Agostina Miquelarena, Fraud Prevention & AML Lead de Lemon.
Suplantación mediante deepfakes
Los deepfakes potenciados con IA consisten en la creación de audios y videos realistas de celebridades para presentarlas como fundadores de proyectos cripto. “Las víctimas no solo son engañadas, sino que se las convence gradualmente. Los estafadores no solo buscan contraseñas, sino puntos ciegos en el comportamiento”, advierte el informe.

Bajo esta línea, la investigación menciona una serie de patrones que suelen repetirse en este tipo de estafas. Por ejemplo, los estafadores crean grupos de phising en Telegram, donde identidades falsas se muestran como personas “altamente educadas, amables y amigables”. También simulan registros de chat y conversaciones de atención al cliente para generar una ilusión “realista y creíble” de la plataforma o proyecto.
Esquemas de ingeniería social
En los esquemas de ingeniería social, los criminales manipulan el comportamiento de los usuarios a través de la orientación e intimidación para llevar adelante la estafa.
Según señala el informe, los estafadores utilizan términos como “ChatGPT” para dar una apariencia moderna y confiable a sus víctimas, lo que genera una falsa sensación de seguridad. Además, suelen publicar videos explicativos donde afirman que el código de un supuesto bot creado con ChatGPT puede operar en blockchains como Ethereum, con la capacidad de detectar el lanzamiento de nuevos tokens y variaciones de precios.
“Enfatizan que ‘el bot completa automáticamente toda la lógica por vos, y solo tenés que esperar a que lleguen las ganancias’. Esta narrativa se alinea firmemente con la idea preconcebida de muchos usuarios de que ‘IA = dinero fácil’”, destaca la investigación.
Proyectos estilo Ponzi
La tecnología blockchain, la viralización de contenido redes sociales y los deepfakes empujaron a los esquemas Ponzi hacia una “evolución digital”. Ahora, estas estafas son encubiertas bajo conceptos como DeFi, NFTs y GameFi, presentándose como recaudación de fondos para proyectos, liquidity mining o staking de tokens de una plataforma.
“En esencia, siguen siendo esquemas Ponzi clásicos, donde ‘el dinero nuevo tapa los agujeros viejos‘”, explica el estudio. Cuando los organizadores retiran sus ganancias y abandonan el proyecto, el esquema se derrumba automáticamente.
Impacto real
En este escenario, miembros de la industria cripto a nivel local subrayaron la importancia de trabajar en pos de la seguridad de los usuarios. “En los últimos meses, registramos un aumento en los intentos de estafas que usan deepfakes, identidades falsas generadas con IA o ingeniería social automatizada para engañar a usuarios y plataformas", confesó a LA NACION Julián Colombo, director general de Bitso Argentina.
Es aquí donde el marco regulatorio cobra un rol central, según Colombo: “Si bien la IA tiene un enorme potencial para mejorar la experiencia del usuario, también puede amplificar riesgos si no se establecen controles claros para su uso malicioso”. Y enfatizó: “Una regulación inteligente no debería frenar la innovación, pero sí generar estándares que protejan a los usuarios”.
Desde Bitget coincidieron con esta mirada: “Las instituciones deben responder con estándares más exigentes, tanto técnicos como legales. Una IA alineada con principios éticos puede ser una aliada poderosa en la lucha contra las estafas en el sector cripto”.
En tanto, Miquelarena sostuvo que la regulación debe poner foco en los comportamientos en lugar de la tecnología, ya que la IA también es una herramienta clave para detectar amenazas, automatizar controles y fortalecer la ciberseguridad.
Concientización
Por otro lado, la educación financiera y las campañas de concientización se presentan como estrategias fundamentales. “No basta con operar más rápido, hay que operar de forma más inteligente”, alertó Gama.
En este sentido, Colombo recomendó a los usuarios desconfiar de cualquier comunicación no oficial, evitar compartir información sensible y utilizar la autenticación de dos factores (2FA) para proteger sus respectivas cuentas. “La tecnología avanza rápido, pero la prevención y la educación siguen siendo nuestras mejores defensas”, reflexionó.
“En el ecosistema cripto, la mejor inversión que se puede hacer es en conocimiento”, concluyó Miquelarena.
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