El primer conflicto de envergadura que el campo tuvo con el kirchnerismo no fue por la soja. Antes del enfrentamiento de 2008 por las retenciones móviles a la oleaginosa, entre otros productos, la batalla que dio inicio al choque entre los productores y el kirchnerismo fue por la carne. Marzo de 2006: Néstor Kirchner ordena cerrar las exportaciones de carne vacuna tras varias subas en el Mercado de Hacienda de Liniers, Felisa Miceli, entonces ministra de Economía, y Miguel Campos, exsecretario de Agricultura, ejecutan sin chistar la medida.
Lo que vino después es historia conocida, sobre todo con Guillermo Moreno como secretario de Comercio Interior. Se profundizó el cepo a la carne vacuna con más intervenciones, controles de precios y un corralito para que no se vendiera más de 200 mil toneladas al exterior, una cifra muy lejana a las 666.040 toneladas de res con hueso de los primeros diez meses de 2019 que dio a conocer el Ipcva, o las 769.092 toneladas que, incluyendo noviembre, proyectó Ciccra. La carne vacuna ya deja US$2400 millones y el país terminará 2019 en el quinto lugar como exportador luego de haberse caído del top ten en el gobierno anterior.
Con China como principal compradora, la carne fue estrella en estos últimos años de Mauricio Macri. Por la tracción de ese mercado, registró una demanda tan fuerte que algunos se animaron a hablar de la "nueva soja" por este producto.
Algunos datos del sector privado que hace negocios con China. En enero de 2017, para el roastbeef-cogote y aguja- y paleta-marucha, chingolo y centro de paleta el valor era de US$3780 la tonelada. Registró una suba del 58,7% en casi dos años, alcanzando los US$6000 la tonelada.
Siguiendo, para nalga sin tapa, bola de lomo y cuadrada, en enero de 2017 el precio para vender a China se ubicaba en 4552 dólares la tonelada. Pasó a US$6300 la tonelada. Por otra parte, garrón y brazuelo, que estaban con 4442 dólares la tonelada en enero de 2017, en diciembre de este año tocaron los 6950 dólares la tonelada. En este caso, el crecimiento del precio fue de un 56,4 por ciento. China había aumentado los precios entre US$1000 y 1500 dólares la tonelada en la última China International Import Expo (CIIE) que se hizo en Shanghái en noviembre pasado. Pero China es un mercado que, vale recordar y tomar nota, tiene y va a tener fluctuaciones como cualquier otro mercado. Los chinos desaceleraron los precios luego de esa feria, por ejemplo de US$7800 a 6300 dólares la tonelada para la rueda. El precio perdió un 20%, resignó lo ganado en la feria y algunos ya ven negocios a US$5800 la tonelada.
La situación de fondo del mercado, no obstante, no varió. Hay una población que busca una mejor proteína y a esa demanda se le sumó el efecto de destrucción sobre la producción de cerdo a causa de la peste porcina africana.
Según datos del USDA, la producción china de carne de cerdo cayó de 54 millones de toneladas en 2018 a 46,5 millones de toneladas en 2019 y podría bajar a 34,75 millones de toneladas en 2020.
Las importaciones de carne de cerdo que hizo China del mundo ya crecieron de 1,6 millones de toneladas en 2018 a 2,6 millones en 2019 y podrían ser de 3,5 millones en 2020 (35% más), según el USDA. En cuanto a la carne vacuna, las importaciones pasarían de 2,4 millones de toneladas en 2019 a 2,9 millones en 2020 ( 21%).
En este contexto, para muchos, tras haber encendido la aspiradora de demanda de carne, China la puso a la máxima potencia. Pero, vale insistir, es un mercado que puede tener sus fluctuaciones incluso a la baja en precios como viene de ocurrir estas semanas.
¿Qué hará Alberto Fernández con la carne vacuna? ¿Se quedará con la foto de la gran demanda de China?, ¿Reparará en sus oscilaciones? ¿Trabará el mercado? ¿Le pondrá más retenciones?
Algunos empresarios ya hacen números. Hoy la carne paga una retención de $3 por dólar que equivale a una tasa en torno del 5%. "Un 10% adicional sería una complicación", alerta un industrial. Algunos esperan que no haya intervenciones. Otros creen que hay que anticiparse haciendo ver cómo funciona el mercado y no experimentar fórmulas de incierto éxito como, por ejemplo, poner retenciones diferenciadas por cortes. El punto es evitar que Alberto se tiente con la carne.