
Propuestas para aplicar en la pampa húmeda y la Mesopotamia
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El negocio ovino se ha consolidado en los últimos años y sigue en ascenso, especialmente a partir de 2002, debido a la recuperación del valor de la lana, señala un informe del INTA.
La comercialización de la fibra muestra hoy buenas perspectivas a futuro si se tiene en cuenta que la producción mundial descendió, que no se recuperará en los próximos 3/4 años, que no existe stock de lana sucia en el mundo, y que una tendencia de la moda favorece al producto.
La producción de carne ovina también tiene hoy una oportunidad de crecimiento pues todavía no se ha cubierto la cuota europea de 24.000 toneladas, se registra una declinación de la producción en Nueva Zelanda y Australia y, en el mercado interno, las importaciones de carnes de la región están suspendidas, y la demanda local permanece insatisfecha.
Según técnicos del INTA, la producción ovina en el país necesariamente tendrá su despegue a partir de los sistemas laneros actuales, que han ido modificando algunas de sus características entre las que es importante mencionar el cambio de estructura de las majadas por eliminación de capones.
El aumento de los volúmenes de lana y carne en el corto plazo no necesariamente será producto de un aumento en la cantidad de cabezas, sino de un incremento de la eficiencia de los sistemas actuales. Para esto es necesario elevar sustancialmente los índices de señalada, y mejorar la velocidad de crecimiento para lograr servicios en borregas de dos dientes y faena con categorías jóvenes (lo que trae aparejado una mejora en la cantidad y calidad de carne ofrecida).
Esta alternativa es posible de aplicar en pampa húmeda y la Mesopotamia. Hay tecnología disponible de muy bajo costo, que utilizan los países competidores y también los productores de avanzada en nuestro país.
Una de las ventajas más importantes al instrumentar estas modificaciones en los sistemas laneros, especialmente en lo que se refiere a la mejora en los aspectos reproductivos y velocidad de crecimiento, es que no se trabaja en dirección opuesta a la producción de lana. Hay trabajos validados a nivel de productores, que indican que no sólo es posible lograr excelentes rendimientos en carne, sino que se aumenta también la producción de lana, tanto en cantidad como en calidad.
Temas por resolver
Un punto por definir, entre técnicos, productores e industriales, es hasta qué edad se mantiene la categoría de cordero. En nuestro país, cuando un cordero es destetado (alrededor de los 6 meses) pasa a ser un borrego, lo que provoca una caída del precio. En los países competidores como Uruguay y Nueva Zelanda se considera, en cambio, que la categoría cordero se extiende hasta que el animal corta los dos dientes (al año y medio de edad).
Es necesario, entonces, que todos los actores de la cadena se pongan de acuerdo para tipificar cómo se debe clasificar las categorías que se comercializan. Este es un punto clave para poder tener una oferta de carne de calidad extendida durante todo el año.
Para aumentar la producción de carne y lana, utilizar las cruzas terminales aparece como una posibilidad de implementación en el mediano y corto plazo. El sistema debe instrumentarse a partir del uso de los vientres de refugo de zonas extensivas como la Patagonia o el norte de la Mesopotamia, que pueden producir en pampa húmeda por lo menos dos corderos y dos vellones de lana de calidad.
Si se usara el 30% de los refugos de vientres de Patagonia se tendrían 200.000 ovejas, cada una de las cuales podría estar dos años en producción y ofrecer 4 kilos de lana, lo que permitiría ganar unos 800.0000 kilos de la fibra por año. En cuanto a la producción de carne, partiendo de un 80% de señalada y faenando machos y hembras con un peso de carcaza de 13 kilos, se lograría que la producción actual de carne subiera unas 2100 toneladas, lo que significa el 50% de la carne ovina que exportamos.
Según recomiendan técnicos de la Facultad de Agronomía de Uruguay "la utilización de razas carniceras paternas en sistemas de cruzamiento terminal mejora significativamente el peso y el estado corporal de los corderos, dependiendo de la raza paterna utilizada y del tipo de producto. En este sentido los mejores resultados se logran con carneros ële de France, Hampshire Down y Southdown y cuando el producto de venta es el cordero pesado, más que el tradicional cordero liviano o mamón".
"En relación a las hembras -apuntan-, y a pesar de que las diferencias entre la raza pura y los cruzamientos aumenta cuando se pasa de la raza testigo Romney Marsh a Corriedale o a Merino Australiano, todas ellas muestran muy buen desempeño si la elección de la raza paterna y la alimentación posparto es la adecuada. Esto último sugiere que es posible producir lana y carne de excelente calidad, capitalizando las bondades de la fibra producida por ovejas Merino Australiano y -además- su amplia estación de cría".
Por último, queda un amplio camino por recorrer para recomponer la cadena ovina, en lo relacionado con la carne, desde la producción hasta la comercialización, especialmente en el mercado interno.
En números
- El stock ovino nacional cayó de 32 millones de cabezas, en 1980, a poco más de 13 millones en la actualidad. La Argentina exporta el 80% de la lana que produce, sobre todo a China e Italia. En 2002 esas ventas generaron un ingreso de alrededor de US$ 142 millones. En cuanto a las exportaciones de carne ovina, en 2002 se vendieron al exterior 1600 toneladas, por un valor de US$ 2,6 millones.





