El avance permiten vehiculizar diferentes insumos agronómicos, tanto químicos como biológicos
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Investigadoras de la Unidad de Estudios Agropecuarios del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) desarrollaron una serie de recubrimientos para semillas y granos que permiten vehiculizar diferentes insumos agronómicos, tanto químicos como biológicos, para incrementar la productividad de los cultivos de forma sustentable.
Se trata de polímeros naturales (constituidos con almidón y otros compuestos de grado alimenticio, de origen nacional y alta disponibilidad), biodegradables y de bajo costo. “Los productos que conforman esta plataforma de biopolímeros para usos agroindustriales sustentables son aptos tanto para su uso en agricultura convencional y con alta demanda de insumos, como en producciones agroecológicas”, afirmó Mariana Melchiorre, investigadora del Conicet, el INTA y la Universidad Nacional de Córdoba.
Los biopolímeros desarrollados se pueden aplicar como recubrimiento o coating de semillas de cultivos extensivos (como soja, maíz, maní y poroto) o en forma de adhesivo para procedimiento de peletizado o peleteo en semillas de tamaño pequeño (hortícolas, aromáticas, forrajeras). En ambos casos, las matrices poliméricas permiten vehiculizar insumos químicos o biológicos y obtener lo que se conoce en el mercado como semillas preinoculadas.
“En la mezcla es posible incorporar, por ejemplo, bacterias fijadoras de nitrógeno en semillas de leguminosa, que minimizan la necesidad de usar fertilizantes químicos en el momento de la siembra. También pueden incluirse otro tipo de microorganismos benéficos, como promotores de crecimiento o biocontroladores”, explicó Melchiorre. Del desarrollo también participaron las ingenieras químicas Florencia Grasso y Patricia Montoya.
Cuando la mezcla biopolimérica se utiliza en forma de coating, se aplica con máquinas tratadoras profesionales en pequeñas dosis ajustadas para cada tipo de semilla: se forma una película fina y consistentemente adherida, que protege el tegumento y aumenta su resistencia y fluidez durante la siembra. Cuando se emplea como adhesivo, los insumos se mezclan con la matriz polimérica y se aplican durante el proceso de peletizado.
Además, el grupo de investigadoras estudia la estabilidad biológica en el tiempo de los bioinsumos vehiculizados, con el objetivo de que los microorganismos inoculados permanezcan activos y viables sobre las semillas. En algunas de las formulaciones de biopolímeros desarrolladas para semillas de leguminosas, Melchiorre y su equipo trabajan también en la evaluación de las propiedades físicas de las mezclas, como viscosidad y barrera al agua.
Avance
Actualmente, la tecnología de semillas avanza en el reemplazo de los insumos líquidos. Según destacan los expertos, el uso de semillas preinoculadas y biofertilizadas permite a los productores agropecuarios optimizar el uso del tiempo y minimizar las potenciales pérdidas de viabilidad de los microorganismos por prácticas agrícolas inadecuadas.
“Adicionalmente, la innovación del uso de biopolímeros en la industria semillera nos permite sustituir los polímeros sintéticos, que se utilizan mayoritariamente en la actualidad, por matrices biodegradables y de bajo costo, en las que es posible incorporar bioinsumos y mantenerlos viables. El empleo de compuestos naturales atiende a la sustentabilidad ambiental, dado que, al momento de la implantación del cultivo, estos recubrimientos son degradados por la microbiota del suelo sin dejar residuos contaminantes, como los microplásticos, principal residuo de los polímeros sintéticos”, señaló Melchiorre.
El equipo ya otorgó una licencia de know how a la empresa de Río Cuarto Ceres Demeter, para la producción y comercialización de un recubrimiento biopolimérico exclusivo para semillas de maní: permite vehiculizar bacterias fijadoras de nitrógeno, minimizando la necesidad de fertilizantes químicos.
Según contó Melchiorre, la licencia a Ceres Demeter marcó un hito que le abrió al grupo la oportunidad de relacionarse con otras empresas del sector agroindustrial, para la potencial transferencia de otros productos de la plataforma.
“En la actualidad, estamos trabajando en el desarrollo y la validación de otras formulaciones para cultivos extensivos, como soja y vicia, en vinculación con una empresa global dedicada a la producción de inoculantes. A partir de este proyecto, esperamos concretar la transferencia de nuevas formulaciones”, señaló la investigadora. En este sentido, la científica destacó que ya cuentan con una formulación validada para recubrimiento de poroto blanco.
Además de recubrimientos para diferentes usos agrícolas, el grupo ha desarrollado una formulación para vehiculizar, a través de granos de maíz, un medicamento que tiene por función reducir temporalmente la postura de huevos de palomas. La mezcla del biopolímero con nicarbazina, una droga de uso veterinario de probadas propiedades ovistáticas, se aplica como una fina película que se adhiere fuertemente a la superficie de los granos enteros.
“Al ser consumido de forma sostenida por las palomas, este medicamento incrementa los niveles del compuesto activo en sangre y reduce la oviposición, lo que permite controlar de manera ética el crecimiento y la sobrepoblación de palomas urbanas; animales que pueden transmitir distintas enfermedades infecciosas. Este desarrollo se realizó conjuntamente con personal del Instituto de Diversidad y Ecología Animal y estamos buscando empresas interesadas en la adopción de la tecnología”, cerró Melchiorre.
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