Soy asesor técnico de la sucursal Balcarce de Agros Soluciones. Desde hace un tiempo venimos observando cómo el sulfato de amonio puede potenciar el efecto del glifosato. Este producto, en aplicaciones junto al herbicida, logra una mayor velocidad de secado de las malezas (a los siete días ya se nota visualmente) y un mejor control en aquellas que son más tolerantes. Y la acción es mayor cuando disponemos de aguas duras para las pulverizaciones. También lo hemos utilizado con los glifosatos premium, obteniendo resultados similares. Y notamos una buena performance en condiciones de estrés de la planta y vemos que tiene un funcionamiento altamente satisfactorio en cualquier época del año. Puede aplicarse en mezclas con herbicidas, fungicidas, insecticidas y fertilizantes foliares en diferentes cultivos, pero no se recomienda mezclarlo con 24D Amina y 24DB Amina.
La disociación en agua del sulfato de Amonio produce los iones amonio (NH4+) y sulfato (SO4-). El sulfato captura e inmoviliza los cationes Ca++ y Mg++ que inhiben la acción del Glifosato y, a su vez, el ion amonio induce a la formación de compuestos Glifosato - NH4, los cuales facilitan la penetración en las plantas que se quieren eliminar.
En el país se destacan los trabajos realizados por Nicasio Rodríguez en el INTA Anguil, uno de los primeros impulsores del uso de este producto.
En el mercado hay formulaciones líquidas (8% N y 9% S) y alguna sólida (21% N y 24% S), con muy alta solubilidad. Particularmente prefiero esta última, por ser de más fácil logística y porque en su formulación posee iones amonios que están más activos durante más tiempo.
Las dosis recomendadas varían según la calidad del agua. A mayor alcalinidad de ésta, las dosis son mayores. Estas se ubican dentro de un rango de 1 a 3% sobre el total de agua a aplicar en la presentación líquida, y 0,5 a 1% en la sólida
Es una práctica muy económica que permite controles más rápidos y es más eficiente en malezas difíciles.
Eduardo Marckrey