Los malvivientes operan de noche y en lugares alejados; se encaran acciones preventivas, pero por el momento son insuficientes
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La ola delictiva comenzó a adueñarse del esfuerzo de algunos productores. A delitos conocidos como el abigeato, la carneada de novillos y hasta el frecuente "robo hormiga" de bolsas de cereal, se sumó en los últimos tiempos la sustracción de silos completos de trigo.
Si bien las denuncias no son muchas, porque varios productores, víctimas de estos atropellos, prefieren guardar silencio, algunas comenzaron a aparecer. Ese es el camino para que las autoridades encaren de lleno el problema, coinciden dirigentes agropecuarios con quienes coordinan desde el Gobierno las acciones preventivas.
En la Secretaría de Seguridad Interior, dependiente de Presidencia de LA NACION, aseguran que la policía está asignando importancia a estos delitos, aunque reconocen que faltan inversiones por parte de los Estados provinciales para dotar a la fuerza de más personal y equipamiento para enfrentar la situación con mayor eficiencia.
En esa misma cartera se advierte con preocupación que muchos de estos hechos ilícitos son excarcelables, lo cual limita las acciones para erradicarlos.
Algunos productores comenzaron a movilizarse y coordinan con funcionarios municipales y policiales acciones preventivas. Pero lo cierto es que, por estos días, las tranqueras no son nada seguras.
Depósitos vacíos
Magalí González ya estaba organizando la nueva campaña triguera. Sabido es que los números en el campo cada vez cierran menos, o no cierran directamente: insumos y deudas dolarizados, crédito caro o inexistente, retenciones... en fin; pero su idea es seguir adelante y pensar en producir. Para ello tenía 130 toneladas de semillas en tres silos ubicados a unos 2000 metros de la casa del puestero, que tenía reservados para sembrar unas 500 hectáreas de las 600 que tiene en un campo ubicado sobre la ruta nacional 3, a 7 kilómetros del centro de Benito Juárez (en la provincia de Buenos Aires) y a unos 400 de la Capital Federal.
Esta productora está al frente del manejo de una empresa familiar heredada, dedicada a la agricultura y la ganadería y con muchos años de historia en el lugar.
Como era su rutina, en la mañana del domingo 12 del mes pasado, la señora González fue desde el casco urbano de Benito Juárez, en donde tiene su vivienda particular, hacia el campo.
Ya no le gustó nada cuando, al acercarse, observó que la tranquera no tenía el candado y estaba atada con un alambre.
Menos aún le agradó ver huellas de camiones y un sinfín que no era de su propiedad -posteriormente, se enteró de que esa herramienta había sido robada en un establecimiento vecino-, baldes y una rampa casera. Lo peor ya se lo estaba imaginando: los silos estaban vacíos.
"Yo estuve el día anterior y todo era normal. Evidentemente, estaban bien organizados y tenían todo fríamente calculado, porque para llevarse esa carga, por lo menos necesitaron entre tres y cuatro camiones y unas siete horas de trabajo. Les habrá llevado toda la noche", dijo con total abatimiento a LA NACION.
Como si no faltaran piedras en el camino para estos tiempos, esta empresa agropecuaria acababa de ser víctima de un robo por un monto cercano a los 50.000 pesos.
"Teníamos reservado este trigo para la próxima campaña y si nos sobraba algo, seguramente lo íbamos a vender para alguna mejora", agregó en su testimonio.
González dijo que ésta era la primera vez que sufría un robo de esta magnitud y no tenía memoria de que algo similar hubiera ocurrido en Benito Juárez. Sin embargo, recordó que en lo que va del año ya le carnearon tres novillos. "Eso pudo haber sido producto del hambre, pero el robo de la semilla fue la gota que colmó el vaso. Estaban organizados y trabajaron con total impunidad", continuó.
La denuncia la efectuó en la comisaría local de la policía bonaerense, en donde le informaron que habían iniciado la investigación. "No sé quiénes pudieron haber sido sus autores. No tengo sospechas de nadie", respondió. También se lo hizo saber a la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap). "Quiero que se sepa y que los productores estén atentos para que este tipo de cosas no se vuelvan a repetir."
Pero la pérdida ya está y la mercadería no estaba asegurada.
Este último aspecto también es problemático para el productor, porque si bien en la Superintendencia de Seguros se informó que existe este tipo de cobertura, no es mucha la oferta y, además, es voluntaria por parte de la aseguradora.
Un caso similar
Paradójicamente, lo que le ocurrió a la señora González fue casi similar a lo que tuvo que pasar Néstor Leonardi, en febrero de este año; también le robaron 130 toneladas de trigo de dos silos en su campo ubicado a 15 kilómetros de la ciudad de Tres Arroyos.
Leonardi, de 43 años, nacido y criado en el campo, donde actualmente vive, resultó damnificado, a valores actuales, según estima, en unos 45.000 pesos.
Apesadumbrado, el productor relató lo sucedido, haciendo hincapié en la sensación de desprotección y de inseguridad que sienten los productores de la zona. "Estamos acosados por los robos, no sólo en el campo, con los cereales y la carneadas de novillos y y hasta de caballos (con cuya carne la utilizan para alimentar perros de caza), sino en la zona urbana con los asaltos a viviendas particulares", señaló.
Con 300 hectáreas propias y 1000 arrendadas, este productor dedicado a la producción mixta, tenía almacenada la cosecha de trigo en dos silos que estaban muy alejados de la casa y a 400 metros de la ruta "esperando que mejore el precio", según él mismo admitió.
Pero los delincuentes no le dieron tiempo. A las 10 de la mañana del 3 de febrero, uno de los empleados de Leonardi descubrió huellas de barro, supuestamente de cubiertas de camiones, sobre la ruta. A esa altura, el hombre se imaginó que algo raro había ocurrido y no tardó en comprobarlo cuando encontró desvalijados los silos. "Supongo que trabajaron entre las 10 de la noche y las 4 de la mañana", agregó el productor.
"Era un dinero que iba a destinar a invertir nuevamente en la producción, como hice toda mi vida. Representaba un buen porcentaje de mi facturación y seguramente me iba a alcanzar para pagar el fertilizante para los cultivos de todo el año", sostuvo Leonardi.
Es la primera vez que este productor sufre un robo de semejante cuantía. En ese sentido, recordó que cinco años atrás le habían sustraído cinco toneladas de girasol y que también le carnearon algunos novillos.
En esta oportunidad la denuncia la efectuó en la comisaría local y la causa ya está en manos de la Justicia. Como en el caso anterior, la mercadería no estaba asegurada y fue a sumarse a los números "rojos" del productor.






