Ocurrirá desde fin de mes, según señalaron en una cámara empresaria; luego habrá otro incremento en febrero de 2025; en lo que va del año al púbico en el AMBA se encareció un 32%, muy atrás del 101,6% de la inflación general del Indec
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El precio de la carne vacuna registrará un incremento del 10% desde fin de este mes. No será abrupto, sino de manera gradual, pero esa es la tendencia que avizoran en el sector de los feedlots, establecimientos de engorde a corral. En febrero de 2025 podría darse otro aumento. En la actividad consideran necesaria la suba para que se pueda tener rentabilidad en el negocio. En el medio se presentaría una menor oferta por cuestiones estacionales.
“Claramente tiene que haber un reacomodamiento a los valores de mayo [para la hacienda]. Esperamos que esto ocurra a fin de noviembre o principios de diciembre, seguido por un ajuste estacional en febrero o marzo. Aunque no prevemos un salto abrupto, sí son necesarios ajustes para mantener la rentabilidad”, comentó Juan Eiras, de la Cámara Argentina de Feedlots, en diálogo con LA NACION.
El 2024 ha sido particularmente complicado para los feedlots. El sector se enfrentó a un contexto de números cada vez más ajustados, con una caída en el consumo y una presión constante sobre los costos. A esta situación se le sumó la difícil realidad económica, en la que los consumidores parecen incapaces de sostener un aumento en los precios de la carne, cuyas alzas se mantienen muy por debajo de la inflación, complicando aún más el panorama. Para tender en cuenta, en lo que va del año, según registros del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva) la carne al púbico en el AMBA subió un 32%, muy atrás del 101,6% de la inflación general del Indec.
Eiras explicó que la situación actual del sector de engorde profesional “es compleja” y que la tendencia comenzó a deteriorarse en el segundo semestre de 2023. “La situación se complicó debido al ajuste de costos en el segundo semestre del año pasado y el primero de este. Los gastos de estructura, entre ellos energía, personal, mantenimiento y repuestos, han tomado una relación inusual en comparación con lo que estábamos acostumbrados”, señaló.
Desde mayo, los precios del animal gordo, que representa el producto final de la actividad, comenzaron a estabilizarse, pero luego se “desmejoró gradualmente”.
“El valor nominal de un novillito de consumo interno especial era de $2300 en mayo, y hoy es de $2100, y estamos empezando noviembre”, detalló Eiras. “El consumo claramente presenta quebranto para todos nosotros”, agregó.
El mercado de exportación mostró una tendencia similar, con una estabilización en lugar de un retroceso importante. Sin embargo, el sector se vio perjudicado por la caída en el precio del dólar, pese a las medidas del Gobierno, como la reducción parcial de las retenciones y una mayor libertad para exportar, que en principio lo beneficiaron.
“El valor del dólar fue disminuyendo. Tanto el blue como el oficial se acercaron, y los dólares comerciales, como el contado con liquidación, también fueron afectados. Esto hizo que algunas mejoras logradas se neutralizaran en pesos, a valor nominal, debido al descenso del dólar a los niveles actuales”, explicó. Aun así, aclaró, el mercado exportador mantiene su competitividad en términos de precios.
Dificultades
Eiras añadió que lo que complica la situación es el valor de reposición propio de la estacionalidad de la primavera y la menor oferta de terneros en invernada. “Esto lleva a una ecuación negativa”, sostuvo.
Frente a esta situación, señaló: “Muchas veces decimos que la foto puede ser negativa, pero la película no. Sin embargo, en este caso, la película es negativa porque estamos vendiendo novillitos que ya fueron comprados caros, como invernada, en junio o julio. Esto desacelera. Siempre que sucede esto, se desacelera el ritmo de encierre.”
Este fenómeno provoca un freno en el ritmo de encierre, una situación que podría intensificarse debido a las condiciones climáticas favorables. “Afortunadamente, el clima cambió y se volvió benigno nuevamente. Las recientes lluvias contribuyeron a que estemos ante una primavera con abundante pasto, lo que hace que aquellos que pueden, van a dilatar el punto y el momento de encierre de los terneros y las terneras, y los novillitos que tengan”, dijo. Por esa razones podría haber una caída de la oferta.
Eiras se mostró esperanzado en que los precios comiencen a recuperar los valores de mayo a partir de finales de noviembre, con un posible ajuste de hasta un 10%. Ahí habrá un salto al público.
Sin embargo, advirtió que el proceso será más gradual que en años anteriores. “Yo soy de los que opina que todo va a ser mucho más gradual que en los últimos años. Por eso me atrevo a decir tal vez un 10%, y por ahí en febrero o marzo haya otro ajuste”, indicó.
Además, subrayó que, si bien no se anticipa un aumento brusco en los precios, es necesario que el mercado de la carne se ajuste para asegurar la rentabilidad de la actividad. “Desgraciadamente, y afortunadamente para la economía en general, no observamos un incremento del 50%. Esa etapa parece haber quedado atrás”, sostuvo.
Por último, destacó: “Si la macroeconomía se afianza, el 2025 será un muy buen año para el sector. Con el clima a favor, la producción puede incrementarse significativamente”. La clave, dijo, radica en mantener los costos controlados y ajustarse a las fluctuaciones del mercado, preparándose para un ciclo que podría ser más prometedor.
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