La actividad cierra el año con una fuerte recuperación: 11.600 millones de litros producidos y un crecimiento del 10%, aunque en las últimas semanas semanas hubo una caída de precios internacionales y un aumento de costos
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“Un año productivamente excelente”. Así sintetiza Jorge Giraudo, director ejecutivo del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), lo que fue 2025 para la lechería argentina. El sector cerró con una fuerte recuperación, con cerca de 11.600 millones de litros producidos y un crecimiento del 10% interanual, aunque el final del año estuvo marcado por la baja de los precios internacionales y una suba de costos que complicó sobre todo a los tambos más chicos y medianos. De cara a 2026, la expectativa es que la producción pueda crecer entre 3 y 5%, siempre que mejore el consumo interno, se recuperen los valores externos y se generen condiciones más competitivas para producir.
Giraudo explicó que la producción creció 10% respecto del año anterior, lo que permitió recuperar la caída de 2023 y 2024 e incluso ubicarse por encima de 2022, con “unos 11.600 millones de litros de leche en total”. También destacó que los sólidos “crecieron 12% , es decir, más que los litros”.
En cuanto al destino de esa producción, señaló que alrededor del 74% se destinó al mercado interno, que venía de una caída de casi 10 puntos en 2024 y logró recuperar cerca de 7 puntos, aunque todavía queda margen para recomponer. El mercado externo, en tanto, comenzó el año con bajo dinamismo pero repuntó con fuerza entre septiembre y octubre, cerrando con una participación cercana al 26%. Sin embargo, el cierre del año volvió a encender alarmas porque, advirtió, en los últimos dos meses se produjo “una fuerte caída de los precios internacionales de las commodities lácteas”. Como ejemplo, recordó que la leche en polvo entera, principal producto de exportación, llegó a valer 4000 dólares por tonelada en mayo y terminó el año cerca de 3300, lo que complica la competitividad.
Respecto al productor, indicó que durante buena parte del año el precio fue “suficiente” porque los costos estaban contenidos, pero esa relación comenzó a deteriorarse. Uno de los factores que produjo esto fue que el maíz, principal insumo de la actividad, pasó de permitir comprar más de 2,5 kilos con un litro de leche a apenas 1,7. Con los costos de noviembre, el balance del OCLA muestra que los costos superan a los precios en promedio, dejando a los tambos chicos y medianos con rentabilidad negativa, mientras que los más grandes, por escala y eficiencia, aún mantienen márgenes levemente positivos.

En esa línea, los datos publicados por OCLA muestran que la rentabilidad volvió a deteriorarse en el tramo final del año. En noviembre pasado la tasa de rentabilidad cayó al -0,3% y cayó la tasa promedio de los últimos 12 meses al 2,3%, señaló el organismo. Esa caída se da luego de un período de alivio en el que los precios fueron “suficientes” porque los costos estaban contenidos: la rentabilidad se mantuvo en torno del 4% entre marzo de 2024 y abril de 2025, con un pico de 5,8% en agosto de 2024. Sin embargo, el encarecimiento del maíz —que pasó de permitir comprar más de 2,5 kilos con un litro de leche a apenas 1,7— y el aumento general de costos terminaron golpeando sobre todo a los tambos chicos y medianos.
Mirando hacia adelante, Giraudo recordó que ahora se ingresa al período de menor producción estacional, con piso hacia abril, y planteó que uno de los grandes desafíos será el mercado interno. “Más que necesitar que crezca en volumen, necesitamos que crezca en calidad de consumo, es decir, productos de mayor valor agregado para darle más ingresos a la cadena”, señaló. En paralelo, el sector espera que se frene el crecimiento mundial de la producción que derrumbó los precios y confía en que, pasado el primer trimestre del año próximo, pueda haber cierta recomposición internacional. “Creemos que después del primer trimestre los precios van a empezar a recomponerse un poco en el plano internacional”, sostuvo. Al tiempo que remarcó la necesidad de que el tipo de cambio acompañe esa mejora.

En esa línea, para el 2026 el OCLA proyecta un posible crecimiento de entre 3 y 5% de la producción, impulsado por un fenómeno “inercial” y por los tambos que invirtieron en tecnología, ampliaron rodeos y mejoraron productividad individual.
“Esos establecimientos son los que están aportando al fuerte crecimiento del sector: si se observa el desempeño por estratos, los tambos más chicos prácticamente no crecieron en 2025, mientras que los más grandes avanzaron entre 12 y 13%, quedando a la vanguardia del crecimiento", apuntó.
En este contexto, Giraudo considera que el potencial del sector es alto y que la expectativa para la Argentina “sigue siendo muy favorable”. No obstante aclaró: “lo importante acá es dotar esas ventajas comparativas que tiene Argentina de condiciones competitivas”.
En ese sentido, pidió “reducir un poco la presión impositiva que agobia, tanto en el plano interno como con destino de exportación”, y sumar “mayor financiamiento para incorporar tecnologías e insumos” y lograr que los impuestos efectivamente vuelvan al sector en obras concretas. “Esos impuestos no están llegando en infraestructura básica: caminos, electrificación, desagües fluviales, que tienen que empezar a hacerse”, advirtió; y sostuvo que el objetivo es que la economía “traccione más la micro, genere mayor empleo, mayor ingreso, y eso se trasunte para el sector en mayor consumo”.
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