La empresa avícola procesa 22 toneladas diarias de guano por medio de tecnología japonesa, del que obtiene un abono orgánico que comercializa en la región
En momentos en que los costos internos aumentan, la inflación desgasta el margen de cualquier negocio y la economía se vuelve menos competitiva por el retraso cambiario, es fundamental maximizar cada uno de los recursos. Esto también significa no desperdiciar ni siquiera los residuos.
Así lo entendió Francisco José Escudero, dueño de Granja La Montaña, una empresa que hace 32 años arrancó con la producción de huevos en La Silleta, a 25 kilómetros de Salta capital, y que con los años fue expandiendo su negocio.
Empezó con 2500 gallinas ponedoras y hoy tiene 200.000. El año pasado, Escudero dio un gran paso en materia de sustentabilidad y agregado de valor: incorporó a la empresa una planta de abono orgánico que procesa guano, el excremento de las gallinas. De esta forma, consiguió convertir en insumo productivo lo que hasta ese momento era un residuo, cuya disposición cada vez se hacía más problemática y limitaba la expansión de la granja.
Gracias a este proyecto, durante este año, Escudero no sólo podrá comercializar el abono orgánico como subproducto de su empresa, sino que también, podrá incrementar en un 50 por ciento el número de ponedoras.
Sin solucionar la disposición de las 22 toneladas diarias de guano que se producen en su granja, agrandar el negocio hubiera sido imposible. Por esta razón, el año pasado, Granja La Montaña recibió el Premio a la Excelencia Agropecuaria La Nacion-Banco Galicia, en la categoría Mejor Avicultor.
No es la primera vez que Escudero hace una inversión para profundizar la eficiencia y sustentabilidad de su empresa. En la década del 90 arrancó la producción de alimento balanceado para autoconsumo y más tarde comenzó a comercializarlo también.
En 2004 adquirió una máquina clasificadora semiautomática con capacidad de 10.000 huevos por hora. Ese mismo año, también comenzó la instalación de jaulas automáticas, importadas de España, que posibilitó la concentración de la producción de huevos en siete galpones en línea, integrados al área de clasificación.
Tres años más tarde, se renovó e invirtió en otra clasificadora automática de 10 líneas con capacidad de 36.000 huevos por hora, que es la que se utiliza en la actualidad.
Uno más uno, tres
De esta manera, Escudero consiguió plasmar con éxito el concepto de eficiencia que heredó de la educación que recibió en su hogar, de once hermanos, y del colegio jesuita al que asistió de chico. Por esos años, se le grabó a fuego la reflexión de uno de sus profesores: "En matemática 1+1 es 2, pero en economía tiene que dar 3, porque si no, no funcionan los negocios", cuenta que decía el docente.
"El tema del guano de gallina lo venimos conversando hace más de 20 años. Es un problema para las granjas, ya que existe legislación que no permite la salida del guano de un establecimiento si no se lo convierte en compost para evitar un posible traslado de gérmenes o enfermedades. Por eso, su retiro es un inconveniente y veníamos buscando una alternativa", señaló Escudero.
"Buscando una solución y sabiendo que no puede ser tirado, pasamos a utilizar el guano como un subproducto más", agregó. La idea la tomó de una exposición avícola realizada hace dos años en el país a la que asistió junto a su hijo, estudiante avanzado en la carrera de Agronomía y quien finalmente quedó a cargo de los detalles del proyecto.
La tecnología implementada es japonesa (Koshing Engeneering) y consiste en la instalación de un galpón, bien nivelado, con techo de material traslúcido donde se realiza el proceso de compostaje. El producto final surge de la mezcla del guano con algún otro deshecho de la zona, por ejemplo, el bagazo de caña (que actualmente utiliza La Montaña), pero también puede ser orujo de vid, cascarilla de arroz, cama de pollo, restos del prensado de aceitunas.
"Al comenzar el proceso, el guano tiene 70 por ciento de humedad. Pero 30 días después, el producto final llega a 14 por ciento y aporta nitrógeno, calcio y potasio, entre otros nutrientes", señaló Escudero.
Además, comentó que su uso "mejora las condiciones físicas del suelo (temperatura, infiltración y retención de agua), aumenta la estabilidad de su PH y reemplaza a los fertilizantes importados, de origen químico". Según señaló Escudero, en el mercado internacional, este producto se está comercializando a 130 dólares la tonelada.
Si bien están esperando los resultados finales del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y de algunas universidades que están analizando las muestras del abono, las pruebas preliminares determinaron que la proporción de nitrógeno no alcanza a equiparar a la de la urea, aunque tiene la ventaja de ser natural. "La relación es de uno a cinco, en relación con la urea. Pero se trata de un producto natural, libre de químicos. En Europa es muy requerido", dijo Escudero, que en poco tiempo iniciará los trámites para conseguir el certificado que acredite que el abono que produce es orgánico.
"Algunas de las aplicaciones más comunes son al cultivo de la vid, plantas de olivo, caña de azúcar, horticultura, arándanos, citrus, maíz, soja y céspedes de piso de distintos deportes. También se puede usar en jardines y macetas", señaló Escudero.
Etapas del compostaje
- Mesofílica
La más corta
Y también la de menor importancia, en donde los microorganismos se preparan fisiológicamente para el posterior proceso - Termofílica
Más temperatura
Los microorganismos comienzan a actuar en la transformación, biodegradación y estabilización del material - Fermentación
Es la más importante
Se deben mantener las condiciones y temperatura durante 20 días. Luego se produce la maduración. El guano finaliza con un 14 por ciento de humedad