En distintas zonas agrícolas la humedad es justa; maíz y girasol, con necesidades diferentes
2 minutos de lectura'

Es sabido que las lluvias estivales suelen presentar una distribución espacial y temporal muy dispar y además, en la presente campaña, se desarrolla un escenario climático caracterizado por la presencia de La Niña. Este contexto enciende una luz amarilla en el camino a la cosecha de los cultivos de grano grueso. “Hasta el momento, los maíces sembrados a mediados de septiembre no evidencian síntomas de estrés hídrico cuando se los recorre durante la tarde en jornadas con temperaturas superiores a los 30 °C”, admite un técnico del sur de Santa Fe. “Presentan muy buen estado general y cuentan con una reserva de humedad cercana a los dos metros en el perfil del suelo, por debajo de la capa superficial seca. No obstante, debe tenerse en cuenta que en esta etapa de floración el consumo hídrico del maíz ronda los 10mm diarios”, recuerda.
En consecuencia, el balance hídrico es bastante ajustado y sería necesario que lluevan alrededor de 100mm en los próximos 40 días para garantizar un adecuado llenado y un buen peso de 1000 granos. Con dichos acumulados podrían alcanzarse rindes de tendencia o incluso superiores.
Es conocido que el período crítico del maíz abarca los 20 días previos y posteriores a la floración. La primera etapa ya fue atravesada sin inconvenientes; resta completar la segunda, para lo cual será clave que el agua no falte. De cara a las próximas semanas, los maíces implantados con bajas densidades —del orden de 60.000 a 65.000 plantas por hectárea— se encuentran en mejores condiciones para tolerar eventuales baches de lluvias que los de 90.000 plantas.
Las precipitaciones también resultan necesarias para los girasoles en floración en el sur de Santa Fe. Hasta el momento presentan muy buen aspecto, aunque con bajo porte, igual que los maíces. Por ahora, no registran ataques importantes de isocas.
Las lluvias también son clave para las sojas de segunda, implantadas luego de trigos con rindes cercanos a los 60qq/ha. Estos súper cultivos exterminaron la humedad hasta los dos metros de profundidad, lo que obligó a demorar la siembra hasta la ocurrencia de chaparrones. Si bien la implantación avanzó posteriormente, aún existen muchos lotes con apenas 30cm de suelo húmedo, por lo que se requieren nuevas lluvias en 10 días.




