A lo largo de la historia, el trigo ha generado una importante actividad económica a fines de cada año, complementándose con la soja, mejorando la ecuación económica y la sustentabilidad productiva. Todos queremos llegar a las fiestas con el trigo cosechado y la soja sembrada, los productores, los contratistas, los transportistas y poder disfrutar de las mismas.
Este año aumentará la superficie sembrada, la productividad y la Argentina comenzará a recorrer el camino hacia la recuperación de su área, rindes y calidad, gracias a la oportuna eliminación de los derechos de exportación, la liberalización de las exportaciones y el entendimiento de que la participación del trigo en el precio del pan solo es del 10%. De esta manera, nuestro primer objetivo es volver a producir tres veces lo que necesitamos, como lo hacíamos antes de la intervención del gobierno anterior.
Pero aún queda mucho por hacer, ya que por cada kilo que compramos de pan más de 210 gramos son de tasas e impuestos, es decir que el consumidor podría, de bajarse la presión impositiva, adquirir más pan con menos pesos. Un kilo de trigo vale 1,95 pesos y se requieren 1,34 kilos para hacer un kilo de pan, es decir 2,61 pesos, mientras que en el mostrador se paga hasta 15 veces más.
El doble cultivo trigo/soja forma una parte relevante de las rotaciones. Nos permite tener cobertura del suelo, incorporar materia orgánica, un control más adecuado de las malezas, nos exige realizar mejores aplicaciones de fertilizantes y aspirar a mejorar la ecuación económica de las empresas rurales. Consolidando el arraigo a través de la generación de miles de puestos de trabajo. Recordemos que la cadena de granos genera en forma directa e indirecta 18 empleos de cada 100 empleos, generando más de 200.000 puestos de trabajo, en el caso del trigo.
Además de incrementar la producción de granos en una misma superficie, el doble cultivo reduce la variabilidad y el riesgo de la actividad productiva y mejora el resultado económico y el flujo de capital y trabajo de la agricultura. Curiosamente, ya llegó a las góndolas un nuevo alimento llamado Trisoja, que reúne los beneficios del trigo y de la soja en un solo producto.
Una tarea pendiente del productor y de la cadena comercial es profundizar la segregación, es decir la diferenciación de nuestros trigos. Tranqueras adentro el productor debería realizar análisis de la calidad que está entregando y, de esta manera, poder defender su esfuerzo productivo.
La Argentina posee trigo de diversas calidades. A pesar de la clasificación actual por calidad exigida penalizada y premiada, seguimos mezclando y ofreciendo en el mercado mundial trigo commoditie, cuando podríamos segregar desde trigos correctivos hasta forrajeros, y abastecer a distintos mercados y sus nichos.
Debiéramos también trabajar con variedades especificas en aquellos lugares donde el potencial de rinde está condicionado por el clima. Es allí donde la interacción del INTA con los productores generará el ansiado valor agregado de un trigo diferenciado.
Premiar el esfuerzo
De esta manera, los productores recibiremos un mejor valor por nuestro esfuerzo, generando un significativo agregado de valor que mejorará nuestros ingresos y la cantidad de divisas.
Nuestros competidores como Canadá, Australia, Estados Unidos y la Unión Europea se han adecuado a los cambios en la demanda internacional, segregando y diferenciando el trigo.
En este nuevo escenario se vislumbra un crecimiento importante tanto del área a sembrarse como en la productividad, por la mayor y mejor utilización de insumos estratégicos como la genética, los fertilizantes y fitosanitarios.
Es el momento oportuno para generar una política de mayor segregación y así poder ofrecer tanto al mercado interno como al mundial trigos diferenciados con mayor valor agregado, con todos los beneficios que esto implica para la economía nacional. Más inversión para más y mejores trigos, más actividad económica, más empleos y más divisas. No perdamos esta valiosa oportunidad que nos brinda esta política que fomenta la inversión y el crecimiento económico en el mediano y largo plazo.
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