
La molienda de soja, con poco valor agregado
Proponen revisar los reintegros y políticas arancelarias del sector.
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Desde casi comienzos del presente siglo en la Argentina se dice que es necesario incorporar valor agregado a las exportaciones de productos primarios. El punto es válido, pero el ejemplo que con más frecuencia se exhibe como modelo de esta política, el del complejo oleaginoso, no presenta ventajas.
Este juicio resulta del análisis de las cifras de 1995, cuando la Argentina exportó porotos de soja por 2,6 millones de toneladas con un valor de US$ 535,7 millones, lo que da un precio promedio estadístico de US$ 210,14 la tonelada.
En el mismo año exportó 1,5 millón de toneladas de aceite por un valor de US$ 943 millones con un precio promedio estadístico de US$ 609,82 la tonelada. También vendió al exterior harina de soja por 6,9 millones de toneladas por un valor de US$ 1022,2 millones, lo que dio un precio promedio de US$ 148,41 la tonelada.
De la molienda de mil kilogramos de soja en promedio se obtienen 797 kg de harina y 200 kg de aceite, siendo los 3 kg restantes mermas del proceso. Por este motivo, dados los precios estadísticos de la harina y del aceite, el valor promedio logrado con la molienda sería de US$ 118,28 por la harina y US$ 121,96 por el aceite, lo que da un ingreso total de US$ 240,24.
Como se ve, la exportación de los subproductos del poroto arroja en promedio un ingreso más alto que los US$ 210,14 logrados por la exportación de la materia prima, o sea que en 1995 la molienda incorporó valor por un 14%. Los mismos cálculos para 1996 arrojan un valor agregado del 3% y del 6% para 1997.
Por otra parte, si se consideran los precios del poroto y sus dos subproductos suministrados por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y se hacen las mismas estimaciones se obtienen, mensualmente, variaciones en el valor agregado por la molienda que oscilan entre un mínimo del 2% y un máximo del 9%, porcentajes que confirman los resultados obtenidos a partir de las cifras de exportación que suministra el Indec.
Como se ve, el valor agregado por la molienda es bajo, pero peor era la situación hasta hace 15 años, cuando se daba el caso de que lo obtenido era menos que lo logrado de poroto de donde provenían. Este resultado se originaba en la caída de precios resultante de la guerra de subsidios que había entre la Unión Europea y Estados Unidos.
Una causa de este bajo rendimiento está en que varios países desarrollados tienen una estructura arancelaria de importación que alienta la molienda de la soja u otras oleaginosas en su propio territorio. Todos aceptan la introducción del grano sin gravámenes, pero la UE aplica un derecho del 10 al 15% a la importación de aceites, Estados Unidos, el 20% y Japón el 30 por ciento.
También hay otra explicación a este fenómeno. El costo del transporte marítimo de una tonelada de poroto de soja es más bajo que el que corresponde al volumen equivalente de harina y de aceite que se obtiene de su molienda. La razón está en que es menos costoso transportar el poroto que los subproductos por separado.
Apoyo a la industria
Para alentar la industrialización de la soja en la Argentina el gobierno grava su exportación con el 3,5 por ciento de retención a fin de que los molinos puedan adquirir la materia prima a precios más bajos. También otorga un reintegro de 4,1 por ciento a la venta al exterior de harina de soja y del 1,4 por ciento al aceite. Si a este porcentaje se suma la ventaja de 3,55 que los molinos logran como consecuencia del impuesto a la exportación resulta que, en total, cuentan para la venta al exterior con un apoyo del 6,6 por ciento.
En los últimos años, la expansión de la industria molinera ha sido tan importante que al presente casi toda la producción de porotos de soja se exporta procesada. Se trata de una actividad intensiva en capital, pero que emplea poca mano de obra, circunstancia que sumada a la anterior hace pensar que ha llegado el momento de revisar los apoyos con que cuenta.
Los reintegros que el Estado otorga a la exportación de harina y aceite de soja constituyen devolución de impuestos directos pagados durante el proceso de producción, motivo por el cual no deberían modificarse. En cambio, la retención que se aplica a la exportación del poroto castiga al productor agropecuario, disminuyendo sus ingresos. Su reducción o eliminación podría determinar una mayor producción de esta oleaginosa, con lo que la industria molinera contaría con una oferta adicional de materia prima.
El autor fue secretario de Estado de Comercio Exterior.





