Medicamentos oncológicos. La empresa de Paraná que está presente en tres continentes
Eriochem fue la primera empresa de la región en obtener un certificado de libre venta en el mercado estadounidense
HONG KONG, China.– A Antonio Bouzada, presidente y fundador de la empresa Eriochem, que desarrolla fármacos oncológicos, le gusta contar la historia de su negocio por fases.
La primera comienza a mediados de la década del 90 en el garaje de su casa en Paraná, antes de la existencia de Eriochem, cuando Bouzada dejó de lado su labor como abogado corporativo para lanzarse como emprendedor. "Arranqué con un laboratorio que trabajaba producto oncológico, pero que no fabricaba nada, tercerizábamos todo. Esa empresa se vendió al grupo Ares Serono, de capital suizo, que primero compró un 70% de las acciones y luego el 30% restante, pero me dejaron a cargo el management de la empresa", cuenta.
Las habilidades administrativas de Bouzada hicieron que el grupo suizo lo pusiera al frente de su filial argentina y propuso un joint venture de la empresa con la multinacional. En dos años se duplicaron las ventas. Pero en la mente de Bouzada ya estaba claro el desarrollo de Eriochem.
Fue así como dejó la multinacional para consolidar su propio negocio –la fase 2–, que logró tener en 2000 su planta –en realidad era un conglomerado de plantas–, que exportaba casi desde su nacimiento intermediarios de síntesis de ingredientes activos farmacéuticos e inyectables oncológicos.
En diálogo con LA NACIÓN en una misión comercial a China, organizada para los ganadores del premio Comercio Exterior del banco ICBC, Bouzada cuenta los logros de su empresa, cuyos principales productos son de primera indicación de cáncer de próstata y para endometriosis, que desarrollan con la ayuda de profesionales egresados de universidades de todo el país, pero predominantemente de Santa Fe y Paraná. "Nos gusta que vengan a terminar de especializarse en nuestra empresa", señala Bouzada.
"Eriochem es una empresa de genéricos muy especial, porque es dueña de diez patentes internacionales. Esto no se entiende muy bien porque los genéricos no son innovativos, pero nosotros tenemos un área que, a la par de hacer genéricos, hace también supergenéricos o productos híbridos, que tienen una molécula conocida con una potencia o dosis aprobada –por lo que su eficiencia está garantizada– a los que se les introduce un cambio en los excipientes para lograr una mejora en el comportamiento del producto. Eso, de acuerdo con lo que sea, puede ameritar una patente de producto".
Pero este conocimiento del producto y su impacto en los mercados internacionales –hoy exporta a casi todos los países latinoamericanos, Estados Unidos, Europa y Asia– se dio con el paso del tiempo. "En 2004 logramos dar el paso más importante, porque recibimos la primera aprobación de la Food and Drug Administration de Estados Unidos (FDA) de un ingrediente activo farmacéutico para un producto que se llama Vinorelbine, un quimioterápico", recuerda. Este fue el puntapié para crecer: entre idas y vueltas, la empresa recibió de nuevo capitales extranjeros, construyó una nueva planta que les permitió hacer lotes comerciales (que pueden ser de entre 5000 y 12.000 unidades), pasó de tener 40 empleados a 170, hizo su primer experiencia en Europa, sometió varios dossiers ante la FDA en Estados Unidos y se consolidó en América Latina y Asia.
"En 2017 obtuvimos el primer certificado de libre venta en Estados Unidos de dos dossiers que habíamos sometido entre 2012 y 2013. Lanzamos el producto en abril de 2017 y con esto marcamos un hito en la historia de la farmacología sudamericana, porque fue la primera vez que una empresa de la región logró insertarse en ese mercado", destaca. "En la industria farmacéutica los tiempos son muy largos", agrega Bouzada, y dice que el secreto para hacerse un espacio relevante en mercados internacionales está en una búsqueda apropiada de lo que necesita el mercado. "Si eres capaz de detectar la necesidad y puedes desarrollar el producto que el mercado está necesitando con las tecnologías apropiadas, o donde la competencia no es demasiado fuerte, se hace fácil la inserción y la búsqueda de buenos socios".
En medio de la misión comercial, Bouzada analiza el mercado chino, uno "que respeta cada vez más las patentes" pero que tiene, para el empresario, "una legislación hiperdinámica: hoy las reglas son unas, pero mañana pueden ser otras. Me llevo la idea de que es necesario trabajar en conjunto con una empresa china para poder entrar al mercado. De lo contrario, es muy difícil", dice.
En mayo, Eriochem logró la aprobación del segundo certificado de libre venta en Estados Unidos, y Bouzada, conocedor de los tiempos farmacéuticos, dice que esperan obtener otro más en lo que resta del año. •
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