Cómo el software Hudl está revolucionando el mundo del deporte
Desde el Barcelona de Messi hasta equipos escolares de básquet de EE.UU. adoptaron el sistema de videos para mejorar su desempeño
Una hora antes del amanecer en pleno invierno, los jugadores del equipo de básquet de la escuela secundaria Jonesboro ingresan a un aula oscura para ver un video del triunfo de la noche anterior sobre Eagle's Landing. Al menos en el papel lo que se ve es impactante, el tipo de victoria por 14 puntos, viniendo desde atrás, que catapultó a Jonesboro, una escuela pública en las afueras de Atlanta, a dos títulos estaduales consecutivos de Georgia en 2014 y 2015.
Pero el entrenador de los Cardenales de Jonesboro, Dan Maehlman, tiene dificultades para alabar al equipo. "¿Saben lo que quiero decir cuando digo bloquear el pase? ¿Hablo un idioma extranjero?", pregunta, tomándose la cabeza como si estuviera por estallar. Señala la pantalla donde dos defensores no logran interceptar un pase bombeado. Maehlman rebobina y vuelve a mostrar la secuencia. "Voy a intentarlo de nuevo: bloquear el pase quiere decir que el maldito jugador no toma la maldita pelota."
Los jugadores se mantienen mayormente en silencio. La mayoría ya pasó horas viendo la filmación en sus teléfonos inteligentes, tabletas y computadoras, usando un software llamado Hudl. En la reunión, Maehlman también usa la tecnología aplicada al deporte. Creada por tres amigos de la escuela de negocios de la Universidad de Nebraska, Hudl se centra en la reproducción de video digital: Los equipos cargan grabaciones de juegos (captados en un dispositivo móvil con la app de Hudl o una cámara digital) en servidores de Hudl, donde están disponibles inmediatamente para que cualquiera con permiso pueda verlas, desde los entrenadores pasando por los jugadores y buscadores de talento. Más tarde los entrenadores pueden escoger secciones del video (esa pérdida de balón en el cuarto período o ese robo particularmente elegante del segundo cuarto), insertando notas, comentarios escritos o de audio para sus jugadores. También pueden usar esos tramos para crear archivos digitales de jugadas para su equipo. Los atletas utilizan el software para estudiar jugadas, editar y compartir grabaciones destacadas en sus páginas de perfil de Hudl adaptable, y enviar grabaciones a sus entrenadores para que las analicen.
Si un pizarrón blanco y un marcador borrable fueron las herramientas básicas para anteriores generaciones de entrenadores, Hudl rápidamente se está convirtiendo en el análogo del siglo XXI. Más de 100.000 equipos deportivos en todo el mundo actualmente confían en el software, pagando suscripción anual desde US$ 99 (para equipos de escuelas) hasta US$ 50.000 (para profesionales). El servicio ha sido adoptado por equipos de fútbol americano y hockey sobre hielo, y todos menos uno de los 30 equipos de la NBA. Algunas de las organizaciones internacionales más importantes del mundo, incluyendo el FC Barcelona, los All Blacks de Nueva Zelanda y casi todos los clubes de la Premier League inglesa, tienen suscripciones. Pero Hudl ha sido adoptado más que nada por equipos de escuelas secundarias y clubes de los Estados Unidos. En el básquet, casi 22.000 escuelas tienen a Hudl como una herramienta de entrenamiento básica.
Pese a la ubicuidad de Hudl, muchos observadores se vieron sorprendidos cuando la nueva firma de Lincoln, Nebraska, que se había construido sola, anunció hace unos meses que había obtenido US$ 72,5 millones en una ronda de inversiones, lo que le dio una valuación de US$ 250 millones. Fue una noticia que hubiese desacomodado a cualquiera que no conozca el efecto sutil, pero transformador, que Hudl ha tenido en el modo en que los entrenadores y jugadores se comunican entre sí y con el mundo exterior.
"Queremos captar y agregar valor a cada momento en los deportes", dice el CEO David Graff, que fundó Hudl en 2006 con sus colegas ingenieros computacionales John Wirtz y Brain Kaiser. En la escuela media, Jonesboro Hudl es parte de casi todo lo que hace el equipo de básquet. La mañana después de casi todos los partidos, Maehlman hace que el equipo vea el video; antes de encuentros importantes presenta jugadas del rival. Además de los recursos de video, el software sigue estadísticas individuales y del equipo, y automáticamente crea gráficos y cuadros que muestran los patrones de juego.
Como sucede con muchos programas, Hudl fue concebido como un reemplazo digital de una tarea hecha durante mucho tiempo a mano, en este caso, el intercambio de grabaciones de juegos que usan los entrenadores para seguir la competencia. "Antes había gente que viajaba cientos de kilómetros para intercambiar DVD o esperando días enteros para que lleguen por correo", dice Graff. "Y una vez que se tenía la grabación había tantos datos y tantas jugadas que analizar, y ningún modo fácil de hacerlo. Nosotros nos propusimos cambiar eso."
A comienzos de 2006, Wirtz, Kaiser y Graff, asistente graduado del programa atlético de Nebraska, logró presentar una versión beta de Hudl -conocido entonces como Huddle- a Bill Callahan, entrenador del equipo de fútbol americano Cornhuskers. El software era bastante básico: esencialmente un reproductor. Pero Callahan le vio potencial: dijo que lo usaría si el grupo podía tener una versión final del producto para el comienzo de la temporada de 2007.
"El deporte ha estado viviendo una revolución tecnológica, y de lo que se trata es de tener un enfoque objetivo de la medición del desempeño y recién comenzamos a rascar la superficie."
Los fundadores de Hudl esperaban que equipos profesionales adoptaran su tecnología rápidamente, pero eso no sucedió. "Hubo ocho meses en los que nos dábamos la cabeza contra la pared", recuerda Graff. El gran salto, como lo cuenta él, fue cuando se tomó la decisión de expandir Hudl a los deportes de escuela secundaria. Al fin de cuentas hay pocos equipos profesionales. El mercado de escuelas secundarias es casi ilimitado. Por lo que en 2009, luego de iniciar un programa piloto en 12 escuelas en Nebraska, Texas y Kansas, Hudl bajó el precio inicial de la suscripción anual a US$ 800 para las escuelas secundarias. Para 2010 tenía 2000 equipos adheridos. El número creció a partir de allí: 7000, 8000, 80.000, más. Y no sólo fútbol americano, sino también básquet, fútbol, béisbol y voley.
El genio de Hudl fue democratizar la revolución tecnológica que Gennaro describe llevándola tanto a equipos profesionales como de escuela secundaria, juveniles y de recreación. Se ofrece analítica compartible, editable, accesible, del tipo que comúnmente estaba reservado para organizaciones profesionales con mucho dinero. "Uno conversa con un entrenador y en seguida recibe una llamada de otro de un condado cercano, de alguien que dice que es lo que estaba esperando", recuerda Jason Aldridge, ex entrenador de fútbol americano y representante de ventas de Hudl para Georgia y Carolina del Sur. "Para esos equipos llenó un vacío."
Oficialmente, la compañía, que tiene 400 empleados en todo el mundo, no informa sus ingresos anuales, aunque se estima que ronda los US$ 30 millones, comparado con US$ 1,4 millones en 2010. En los próximos meses Hudl ofrecerá un par de nuevos agregados pagos a su suscripción básica, que actualmente están en versión beta. El primer, Hudl Assist para básquet le evita a los entrenadores tener que ingresar datos: los entrenadores dan su video a Hudl y un analista deportivo profesional analiza todas las estadísticas del juego.
"La mejor manera de describir Hudl es que ha agilizado muchos procesos para nosotros", dice Maehlman. "¿Necesita grabar? Está allí. ¿Necesita información sobre un oponente que podría enfrentar en las semifinales de un torneo estadual? ¿O exactamente cómo se desempeñó un jugador individual desde la línea de tiros libre? Eso también está allí. Y me libera para hacer lo que tengo que hacer, que es concentrarme en dirigir y en el equipo."
Accesibilidad
Por una suscripción anual, que parte de los 99 dólares, los entrenadores pueden acceder a videos y estadísticas propios y de rivales.
Traducción Gabriel Zadunaisky
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