Con la final del Super Bowl, Estados Unidos vivirá una de sus mayores fiestas de consumo
El show detrás de la final del fútbol americano convierte el evento deportivo en una excusa ideal para revitalizar la economía; los impactantes números que dejará el partido
A la cuenta regresiva ya no le quedan días. Sólo horas, minutos y segundos. Los habitantes de Estados Unidos se preparan para vivir hoy el evento deportivo más esperado del año. Es que a partir de las 16.30 (hora de nuestro país), New England Patriots y Seattle Seahawks disputarán en Arizona una nueva edición del Super Bowl, el partido que consagra al mejor equipo de la temporada de fútbol americano.
Pero como si fuera una fina cortina que no tapa -ni intenta hacerlo- todo lo que sucede detrás, el Super Bowl es mucho más que la final de uno de los deportes preferidos por los norteamericanos. Ofrece también la excusa perfecta para que todo el país disfrute de una verdadera fiesta del consumo.
Sólo para recibir el partido y a los más de 100.000 turistas que viajaron a presenciarlo, el estado de Arizona desembolsó unos 30 millones de dólares. ¿El objetivo? Aclimatar a la ciudad de Glendale para la ocasión. Una cifra considerablemente baja si se la compara con el impacto que tendrá el juego en la economía local y estatal, que de acuerdo a lo proyectado, superará los 500 millones de dólares.
El estadio de la Universidad de Phoenix, con capacidad para 71.100 espectadores, seguramente estará repleto. Y los fanáticos que hayan llegado allí habrán desembolsado importantes sumas de dinero.
Dos semanas atrás, cuando se definió qué equipos jugarían la final, las entradas sólo se conseguían por no menos de US$ 2700. Y durante la última semana, la página oficial de la NFL (Liga Nacional de Fútbol, por sus siglas en inglés) las ofrecía desde U$S 8000 hasta U$S 21.800. En sitios no oficiales de reventa, un palco alcanzó el inédito precio de US$ 852.000.
Pero el valor de la entrada es sólo un ápice de todo el negocio.
Tras el Super Bowl del año pasado, la NFL informó que se habían batido los récords de consumo dentro del estadio. Entre los 82.529 espectadores, el gasto total llegó a los U$S 7.757.726, entre alimentos y merchandising del juego, lo que equivale a una media de 94 dólares por asistente.
A estos consumos deben sumarse también otras erogaciones, como el costo del hospedaje. Los hoteles cercanos al estadio suelen tener tarifas que oscilan entre los 300 y 500 dólares por noche, pero estos valores lógicamente aumentaron para este fin de semana.
Una enorme audiencia
Más allá de lo que suceda en las inmediaciones del estadio o dentro del mismo, el Super Bowl es una fiesta de consumo nacional. De hecho, la última edición se convirtió en el programa de televisión más visto en la historia de los Estados Unidos, con una audiencia de 111,5 millones de televidentes. Es decir, más de un tercio de la población. A sabiendas de ello, la cadena de televisión Fox compró los derechos de transmisión exclusiva del Super Bowl 2014 por 54 millones de dólares.
Este año, el juego será transmitido por la señal NBC, que recientemente anunció que había vendido el 95,5 por ciento de la publicidad. Cada spot de 30 segundos durante el partido costará unos 4,5 millones de dólares, lo que equivale a US$ 150.000 por segundo.
Un negocio redondo. Tanto para la señal que transmite el partido y que emite alrededor de 100 spots, como para los anunciantes, que además de alcanzar a más de 110 millones de televidentes en Estados Unidos, llegan a audiencias en los más de 180 países en los que se retransmite el juego.
Algunas de las marcas más importantes del mundo producen cada año spots exclusivos para el juego. E invierten millones de dólares para su realización.
En los últimos días, la embajadora de Ecuador en Estados Unidos, Nathalie Cely, anunció en su cuenta de Twitter que el spot de de turismo de su país titulado "All you need es Ecuador" será de la partida con un aviso de 30 segundos.
Por último, el show del medio tiempo es uno de los clásicos del evento. No sólo por la calidad de artistas que lo han protagonizado, como Paul McCartney, Michael Jackson o U2, sino también porque es el evento musical más visto de cada año. Pepsi, patrocinador exclusivo del evento en los últimos años, desembolsó más de 7 millones de dólares en la última edición.
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