Kioscos. Un estudio afirma que cerraron 28.000 en tres años
El aumento de las tarifas y los alquileres sumado a la baja del consumo fue, en el último tiempo, una combinación letal para los pequeños comerciantes del país. En los últimos tres años cerraron 28.000 kioscos , a la vez que se multiplicaron los llamados "kiosco-ventana" en domicilios particulares, signados por una mayor informalidad. Así lo sostienen los empresarios del sector.
Los datos surgen de un informe de la cámara Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA), que representa a casi 110.000 puntos de venta y está asociada a las cámaras de comercio nacionales. Según explicaron desde la entidad, los número fueron construidos a partir de los reportes de las empresas proveedoras de insumos de kioscos, que toman los pedidos personalmente en los comercios y dan aviso cuando encuentran las persianas bajas definitivamente.
Según apuntó el presidente de la UKRA, Adrián Palacios, a LA NACION, los valores de los alquileres de kioscos de barrio están entre los $10.000 y los $25.000, mientras que para los kioscos ubicados en avenidas principales los montos se elevan a un rango de entre $30.000 y $55.000. "En un escenario donde aumentan las tarifas y baja el consumo, si uno abre el kiosco en el garaje, tiene un costo menos", dijo, y detalló que desde febrero de 2018 se detectó la apertura de 15.000 "kioscos ventana", que en la mayoría de los casos está todavía en un "proceso de formalización". Es decir, con las habilitaciones pendientes.
Para Palacios, que conoce el rubro de primera mano porque tiene dos kioscos propios en el Gran Buenos Aires (uno en Lomas de Zamora y otro en Esteban Echeverría), en el último año hubo una merma en el consumo de al menos el 35%, que llegó hasta el 50% en los productos de primeras marcas, sobre todo en gaseosas. "La gente se fue trasladando a segundas y terceras marcas –explicó–. Estamos esperando que empiecen las clases a ver si repunta la venta de golosinas".
El aumento de los costos de la luz, a su vez, afectó al sector de manera muy significativa y generó impactos colaterales. Algunos kioscos, por ejemplo, dejaron de comprar productos que requieren refrigeración y, consecuentemente, les fueron retiradas las heladeras que las marcas multinacionales les entregan en concesión. "Todas estas cosas profundizan una cadena de menor consumo", concluyó Palacios.
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