“Cisne negro”: cuál será el futuro del dólar, según el vicepresidente del BCRA
Vladimir Werning dijo que la volatilidad preelectoral fue producto de un “shock de expectativas” y no tuvo “factores atribuibles al régimen económico”
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Según el Gobierno, el “shock de expectativas políticas” que generó tensión financiera antes de las elecciones no se debió a “factores atribuibles al régimen económico”. La suba del tipo de cambio, la disparada (y volatilidad) en las tasas de interés y la caída en las reservas, que derivó en la asistencia financiera del Tesoro estadounidense, se debió a una cuestión “100% política” que, tras el resultado electoral, se superó.
Fue la versión financiera del ‘Todo marcha acorde al plan’ (TMAP, según las siglas), esta vez a cargo del vicepresidente del Banco Central (BCRA), Vladimir Werning, quien en una presentación ante inversores ratificó el rumbo económico y monetario de la entidad, destacó el avance de las reformas estructurales que “aportan al equilibrio macroeconómico” y ratificó la continuidad del esquema de flotación del dólar.

“La normalización financiera revela que hubo un shock de expectativas políticas que no se materializó (y no hubo factores atribuibles al régimen económico)”, insistió Werning días atrás, en una conferencia que brindó en el Seminario Internacional de Inversores LarrainVial. En ese sentido, describió que los tipos de cambio implícitos en el mercado de futuro retrocedieron entre septiembre y diciembre, y actualmente se ubican dentro de la zona de flotación, al menos hasta abril de 2026. Werning habló de un “alineamiento cambiario” y confirmó la continuidad del esquema cambiario, con el techo que ajusta diariamente a un ritmo del 1% mensual.
Allí, atribuyó a “la política” las causas del contexto de volatilidad financiera de los últimos meses, con el corte del crédito por la suba en las tasas de interés y el apretón monetario o la suba del riesgo país.

Con respecto a este último punto, Werning rechazó las críticas o comentarios que muchos economistas suelen plantear en el debate público sobre el nivel de reservas del BCRA. “El riesgo país se normalizó pos-elección sin mediar cambio en la política de compra de reservas”, planteó Werning.
Su mensaje acompañó un gráfico que exhibió la suba del indicador desde la derrota del oficialismo en las elecciones bonaerenses y la caída tras la victoria del Gobierno en las legislativas nacionales. En esa descripción, sin embargo, no hay mención al apoyo financiero del Tesoro estadounidense, la venta de dólares (compra de pesos) del gobierno de Donald Trump o la activación parcial del swap que en esas semanas permitió mantener al dólar dentro de la zona de flotación.

También rechazó las críticas que recibió el BCRA por su decisión de eliminar las Lefi (Letras Fiscales de Liquidez) en julio, que en su momento generó debate entre analistas por el impacto de este movimiento sobre las tasas de interés y el mercado de pesos. Según Werning, la suba en las tasas de interés en el segundo semestre se debió a una cuestión “política” y “se normalizaron pos-elección sin mediar cambios al régimen monetario/cambiario”.
De todas maneras, en la presentación describió la reacción del BCRA ante el escenario de incertidumbre política y reconoció que la entidad tuvo una “respuesta monetaria” que “ante la caída en la demanda de dinero” implicó “restringir fuertemente la liquidez”. Entre otros mecanismos, se refirió al cambio de regulación de los encajes (suba del nivel y cambios en la forma de medición), que implicó un impacto sobre los bancos y un freno en el crecimiento del crédito al sector privado. “La política monetaria debió ser restrictiva porque la demanda de dinero cayó”, resumió Werning.

En ese sentido, también describió el proceso de dolarización de carteras que se concretó en los meses preelectorales, y calificó de “inédito” ese proceso. “La caída en la demanda de dinero que implica la dolarización de US$35.000 millones equivale a más del 50% del M2 (agregado monetario que comprende el dinero en circulación en poder del público y los depósitos a la vista del sector público y privado no financiero)“.
Según Werning, el triunfo electoral del Gobierno en las elecciones abrió un escenario de “normalización pos-electoral automática” que comprendió a diferentes variables financieras: baja de la tasa de interés, caída en el riesgo país y menor demanda de dólares en el mercado. De acuerdo con cifras del economista, hubo una reversión de US$8400 millones en la demanda de cobertura tras las elecciones, y la demanda por parte de minoristas cayó “de un pico de US$4600 millones mensual a unos US$200 millones”.
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