"El Gobierno debe definir su política fiscal"
-¿Es realista el presupuesto 2017?
-Sí. Es un avance respecto de lo que venía ocurriendo en los últimos años cuando se subestimaba la inflación y buena parte de los gastos para después ampliar el presupuesto directamente desde el Ejecutivo con decretos de necesidad y urgencia y decisiones administrativas del jefe de Gabinete. En este caso, se puede coincidir o no con los supuestos macroeconómicos en los que está basado, como el crecimiento del 3,5% o la inflación del 17%, pero se trata de objetivos alcanzables, que están en línea con la mayoría de las previsiones para 2017. Esto permite que la discusión legislativa pueda darse sobre bases ciertas y que el debate público sea mucho más rico..
-¿Es un presupuesto de ajuste?
-No. El gasto público crece un 22,1% interanual, cinco puntos por encima de la tasa de inflación esperada. Los ingresos tienen un incremento aún mayor, del 22,4%. La inversión real directa aumenta 38,7% y las prestaciones de la seguridad social, un 35,2%. Por más que haya una reducción del déficit fiscal, la misma es tan pequeña que de ninguna manera un presupuesto con estas características puede considerarse de ajuste.
-¿Hay que preocuparse por el déficit fiscal?
-Depende. Si lo que hizo el Gobierno fue priorizar la aún incipiente recuperación económica por sobre la reducción del déficit fiscal, para en el futuro ir bajando el gasto gradualmente y cuidando que esa disminución no genere efectos recesivos, no hay nada de qué preocuparse. La Argentina cuenta con una baja relación deuda/PBI que le da al Gobierno un margen de acción en el terreno fiscal del que no disponía en otras áreas de la política económica. La fallida experiencia de la quita de subsidios funcionó como una advertencia de los límites sociales y políticos que tienen las correcciones macroeconómicas. Es recomendable en este momento dejar de lado los pedidos que apuntan a fuertes y urgentes ajustes fiscales y concentrarse en la dirección de las medidas más que en la velocidad con que se llevan adelante. Si en el futuro se mantiene esta tendencia, y no se toman medidas concretas para corregir los desequilibrios, existen serias posibilidades de tener una nueva crisis de deuda en el mediano plazo, ya que los déficits de los últimos años han ido creciendo de tal manera que no falta mucho para que se vuelvan insostenibles. Para evitar esa situación, el Gobierno debe definir su política fiscal y encarar un sendero de reducción del déficit, que puede ser gradual pero que debe ser constante, de manera tal que permita ordenar las expectativas de los distintos agentes económicos y reducir las necesidades de financiamiento del sector público en los próximos años.
El autor es presidente de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública
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