En el Indec descartan la posibilidad de una nueva intervención política sobre las estadísticas
Trabajadores, técnicos y directores afirmaron que, pese al ruido que produjo la reunión entre Manzur y Lavagna, dudan que exista la viabilidad institucional y la intención oficial de volver a falsificar los datos públicos
El sorpresivo encuentro entre Juan Manzur y Marco Lavagna hizo olas, incluso dentro del Indec. Sin embargo, ni sus trabajadores, ni los técnicos, ni las direcciones del organismo estadístico encuentran viable la posibilidad de una nueva intervención política, similar a la que falsificó la información pública entre 2007 y 2015, durante las gestiones de Néstor y Cristina Kirchner.
Pero solo el advenimiento de la sombra de Guillermo Moreno hizo reaccionar rápido a Lavagna. Tras la repercusión negativa que generó su encuentro con Manzur en medio del congelamiento de precios de Roberto Feletti y antes de las elecciones legislativas (el próximo IPC se publica el 11 de noviembre), el economista y director del Indec buscó despejar fantasmas. Lavagna sabe que -además del rigor técnico- el insumo clave del Indec es la credibilidad.
Ayer convocó de urgencia al director técnico, Pedro Lines; al director nacional de Estadísticas de Precios, Santiago Boffi; a la directora de Índices de Precios de Consumo, Georgina Giglio, entre otros técnicos, para explicarles el motivo y el tono de la conversación con Manzur.
Algo irritado por el revuelo público, el economista dijo que era la tercera o cuarta reunión que mantenía con el jefe de Gabinete al que conoce desde los tiempos del “peronismo federal”. Dijo que el encuentro duró una hora y se habló del impacto que pueden tener los precios máximos de Feletti en el IPC, pero Lavagna ratificó allí que no había aún información disponible. La misma podría empezar a aparecer el próximo fin de semana. En el encuentro se repasaron luego los últimos indicadores de actividad y de mercado de trabajo del organismo.
Tras la reunión con Manzur, Lavagna se vio con Juan Ross, el reemplazante de Juan Pablo Biondi, y con Valera Zapesochnyp, quienes pidieron más información sobre esos indicadores. La misma fue distribuida anteayer por los voceros del Presidente.
Lavagna negó que hubiera habido aprietes, recordó que en los últimos dos años no tuvo nunca un pedido de sumar tropa oficialista al instituto y que el contacto con Manzur se mantendrá: el jefe de gabinete es quien deberá firmar la aprobación del costo del censo (unos $6000 millones), por caso. Sí se sorprendió por la inclusión de ese encuentro en la agenda que Presidencia informa todas las noches y con la aparición de cronistas luego del encuentro con el gobernador tucumano de licencia. En ATE-Indec, gremio que se opuso a la intervención, le facturaban que, siendo un hombre que viene de la política, no haya tenido la sensibilidad para detectar el ruido que esa foto con Manzur iba a generar.
En el encuentro con sus técnicos, Lavagna buscó también ahondar sobre cómo será el relevamiento de los casi 1500 precios máximos congelados por 90 días de Feletti. Sus expertos explicaron que el encuestador toma los mismos precios que todos los meses (el IPC del Indec releva unos 320.000) y que si existe la señalización de Precios Cuidados se hace una marquita en la planilla. Tal información luego es desarrollada en la llamada “Nota 2″ del informe del IPC. El de septiembre, por caso, afirma que los Precios Cuidados representan 4,72% de los valores relevados en GBA. Para los técnicos del Indec, es improbable que los 1500 precios de Feletti empujen ese porcentaje por arriba del 15%, pese a que la canasta tiene 610 productos y los alimentos son unos 400. Incluso algunos indicaban hoy que el impacto real del programa de Feletti no se terminara de observar estadísticamente en el dato de octubre; quizás sí en el de noviembre.
Las declaraciones del secretario de Comercio Interior sobre un Observatorio de Precios no cayeron del todo mal en el Indec. La refundación del mismo –existe desde 2015- podrá agregar algo de presión al organismo en las comparaciones, pero, por otro lado, los técnicos dicen que para controlar precios de determinados productos identificados en un programa oficial son mejores los relevamientos propios (en este caso de Comercio Interior). No vaya a ser que algún trasnochado busque, como lo hizo Moreno, conocer la lista de las fuentes del Indec protegida por el secreto estadístico.
El ruido político con los precios no le hizo bien al Indec, que había atravesado en los últimos meses algunos cambios sin estridencias. Modificaciones importantes en la estructura institucional dedicadas a los precios –todo quedó bajo el paraguas de una misma dirección a la que se prevé en un futuro sumar un nuevo índice de precios mayoristas ligado a la distribución- o cambios de nombres desde fin de año pasado: la directora del IPC Josefina Rim se fue e ingresó Martín López Amorós. Éste último dejó el cargo por cuestiones personales y fue reemplazado por Giglio, que viene de la provincia de Buenos Aires. Giglio fue recomendada a Lavagna por Graciela Bevacqua, asesora del director. Bevacqua fue la primera desplazada del Indec por Guillermo Moreno. Su nombre es hoy sello de calidad.
Los contactos entre Lavagna y Feletti fueron mínimos en los últimos tiempos, y así lo seguirán siendo tras los ruidos que se produjeron esta semana en torno al organismo. Antes que en un encuentro a solas es más probable que se crucen abajo del agua. Así se conocieron hace unos siete años. De casualidad asistieron juntos a la misma clase de buceo de rescate.
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