Préstamos y tarjetas de crédito: crece la mora bancaria entre las familias argentinas
El ratio de irregularidad del crédito al sector privado subió al 2,6%, un avance de 0,4 puntos porcentuales; además, el 4,5% de los hogares no pudo pagar su deuda crediticia en mayo, 0,8 puntos más que en abril; en tarjetas, cada vez hay más cancelaciones de montos apenas por encima del mínimo
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En cada reunión de comité de los bancos, los directores analizan de cerca la evolución de la mora bancaria. Dentro del sector financiero se empezaron a encender algunas señales de alerta con respecto a este tema, luego de que el crecimiento del crédito en el último año fuera acompañado por un aumento de los saldos impagos. Es una realidad que, sobre todo, golpea a las familias argentinas.
Los datos de mayo reafirmaron este panorama. El ratio de irregularidad del crédito al sector privado subió al 2,6%, un avance de 0,4 puntos porcentuales con respecto a abril (2,2%).
En tanto, el coeficiente de mora del financiamiento que es destinado a los hogares totalizó un 4,5%, unos 0,8 puntos porcentuales más que en abril (cuando marcó un 3,7%).
La mora del crédito para empresas fue del 1%, un avance de 0,1 puntos porcentuales frente a abril (0,9%).
“Con un costo financiero total de tres cifras [es el caso de los préstamos personales], cuando la inflación esperada es del 25%, el que toma este crédito no piensa en adelantar un consumo o hacer una inversión o una mejora. Más bien, toma el crédito como un acto de desesperación, porque con un crédito con costo financiero del 130% se sabe que los ingresos no van a poder seguir la tasa. Los ingresos, en el mejor de los casos, actualizarán por algo similar a la inflación y se está muy lejos”, dijo el analista financiero Christian Buteler.
Para los analistas de la consultora económica LCG, en las tarjetas de crédito se vio un patrón. Primero, cada vez hay más cancelaciones de montos apenas por encima del mínimo y luego, sin siquiera llegar al mínimo, que es cuando se entra en mora.

Entre los factores que explican los saldos impagos, mencionaron en primer lugar que los préstamos a familias, fundamentales para sostener el consumo, comenzaron a tener un gran peso al compararlo “con un salario que no termina de despegar”.
En segundo lugar, remarcaron que la tasa de interés activa se sostiene elevada. En el caso del préstamo personal, la tasa nominal promedio es del 66% anual, cifra a la que falta sumarle los costos relacionados con el crédito.
Qué tener en cuenta al sacar un crédito
En el caso de las tarjetas de crédito, hay un factor que entró en juego en los últimos meses. Con una inflación que se desacelera, las cuotas ya no se erosionan como antes. En épocas donde el índice de precios al consumidor marcaba los tres dígitos anuales, al pactar una compra en 12 cuotas el consumidor podía prever que en un año ese pago iba a representar menos esfuerzo para su bolsillo. Ahora, esa relación pierde peso.
Por ejemplo, si se compra una heladera de $1.000.000 en 12 meses, se tienen que pagar 12 cuotas de $82.000. Con una inflación estimada en 1,5% mensual, al final del crédito se estaría pagando una cuota que hoy es equivalente a unos $69.699. En cambio, si la inflación es del 4% mensual, las cuotas se licúan y en el mes 12 se pagarían unos $52.050 de hoy en día, de acuerdo con un ejercicio hecho con Infleta.

Otro punto a tener en cuenta a la hora de endeudarse es observar el costo financiero total del crédito, no así la tasa nominal, y compararlo frente a la inflación. “Un 130% de costo financiero contra una inflación del 25% anual, el spread es enorme. También el spread entre lo que te pagan por un depósito y lo que te cobran por un crédito. Hoy el que toma un crédito a este costo es una persona mucho más riesgosa que solvente", agregó Buteler.
Además, aunque los bancos incentivan a pagar hasta las compras del supermercado con tarjeta de crédito, una clave es no sumar compras del día a día al resumen bancario. Así, se evita que los gastos cotidianos se conviertan en una bola de nieve a fin de mes. Por último, los bancos recomiendan una relación cuota/ingreso del 30% para mantener una buena salud financiera.










