Jugar al golf sobre la sal y en un clima de encuentro intercultural
El vuelo provocado por el golpe dado por el jugador resulta largo y la pelotita llega lejos. El paisaje es claro y el ambiente, pacificador. Practicar golf en un lugar donde la distancia entre los pies y el cielo es menor a la que uno está acostumbrado ya es de por sí una experiencia bastante particular. Y lo es más aún cuando el terreno se ve tan blanco como la nieve. O como la sal. O cuando lo que se está pisando es... efectivamente, sal.
A unos 3600 metros sobre el nivel del mar, en un rincón de las Salinas Grandes que comparten las provincias de Salta y Jujuy, los integrantes de la comunidad aborigen Inti Killa, de Tres Morros, vivieron en noviembre pasado una jornada con golfistas que llegaron desde otras latitudes del país, para probar allí sus tiros.
Ese día compartido fue pensado como el puntapié inicial de un plan con una meta bien concreta: que el golf en las salinas sea parte de la oferta de un emprendimiento de servicios turísticos. Que sea una actividad enriquecedora desde el punto de vista cultural y, a la vez, generadora de ingresos y puestos de trabajo para habitantes de la zona.
"Queremos que se llegue a hacer el tiro más largo del mundo", se entusiasma, en diálogo con LA NACION, René Calpanchay, CEO de Pueblos Originales, la empresa SAS (Sociedad por Acciones Simplificadas) que llevó a cabo la vivencia. Este histórico luchador por los derechos de los comunidades indígenas agrega que, una vez lograda la demostración de juego sobre la sal, el objetivo es ahora armar un espacio para que quienes son parte de las poblaciones locales puedan practicar golf, y también para que el predio (que pertenece a la comunidad que vive en Tres Morros) pueda ser cuidado y preparado con todo lo necesario para darles servicios a los deportistas visitantes.
Jugar golf en las salinas es una de las opciones que, según se prevé, será incluida entre las de Pueblos Originales, una plataforma desde la cual pueden contratarse experiencias para conocer lugares y actividades del norte argentino, con la guía de personas de comunidades indígenas. Las ganancias se reparten, según el caso, 70% u 80% para los locales, y 30% o 20% para la plataforma en sí. Hoy, por ejemplo, el menú de alternativas incluye degustaciones de comidas andinas, talleres de artesanías textiles y de arcilla, visitas para ver la esquila de las llamas y días de treking recorriendo formaciones geológicas.
"El modelo de Pueblos Originales es de desarrollo, no de tareas sociales; es una acción concreta de una economía que va en busca de equilibrio", define Jorge Gronda -el médico fundador de Umana, un sistema de salud de impacto social con beneficiarios en el norte del país-, que actuó como hilo conector entre dos mundos: el de los referentes de comunidades del noroeste argentino y el de los emprendedores digitales Diego Noriega (creador, en su momento, del sitio de e.commerce Alamaula), Pablo Saubidet (Iplan) y Pablo Simon Casarino, los socios del proyecto empresario. Desde su trabajo en la plataforma, también es parte Francisco Murray, director ejecutivo en la Argentina de Sistema B, la organización que nuclea a las firmas de triple impacto (económico, social y ambiental).
En la esencia del encuentro entre los grupos de emprendedores estuvo la idea de la complementariedad. Dice René que la meta es "transformar el yo en un co-". Y en la acción de co-crear, dice, encontraron la clave. Agrega que, a la par de los ingresos por preparar y poner a disposición el espacio, el proyecto de golf generará oportunidades para quienes venden artesanías y comidas. El juego no podrá hacerse durante todo el año, por condiciones propias de las salinas; por eso, entre otras razones, ahora mismo habrá que esperar unos meses para que empiecen los torneos.
Cerca de Ushuaia, donde vive, Diego Navarro había vivido su experiencia de jugar al golf sobre una superficie blanca: la nieve. Quien es vicepresidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) es uno de los jugadores que conoció cómo es hacer los tiros sobre la sal. "Por la presión atmosférica que hay en el lugar, se pega muy largo", describe el dirigente empresario. Y, enseguida, cambia el eje de sus conclusiones: "Estando allí tomé conocimiento del parecer de personas que viven otra cultura, supe de sus puntos de vista; es un lugar muy especial para el turismo".
El encuentro intercultural es un propósito básico de Pueblos Originales; eso se pone en evidencia tanto en la unión de las personas que hizo posible la puesta en marcha del emprendimiento, como en las opciones que se ofrecen a los viajeros, todas ellas con el rasgo de la interacción.
"Carancho en su rancho, pero siempre pensando en ganar [unos] y ganar [los otros]", define René, al citar la lógica de la empresa. "Si funciona bien, esto no tiene techo", concluye, consultado sobre el posible impacto de la actividad en la economía de la zona.
Más allá de la pelotita, que llega lejos después de su vuelo largo, en la iniciativa entra en juego un principio pensado como valor inicial: la reciprocidad.
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