La distancia entre el fantasma de las PASO de 2019 y las expectativas para 2023
En el período que va de las elecciones primarias a las generales y, luego, entre ese segundo momento y la llegada de las nuevas autoridades, se producen efectos en los mercados que bien valen ser analizados

Una porción del oficialismo busca derogar la ley 26.571, de 2009, que creó las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Y, si no lo consigue, acortar el tiempo que transcurre entre las PASO, la elección propiamente dicha y el resultante cambio de autoridades. Lo primero pertenece exclusivamente al plano político, lo segundo deriva de las implicancias económicas que surgen del hecho de que la Argentina tiene un régimen político-institucional presidencialista, no parlamentario como el Reino Unido, Israel o Japón.
Sobre el segundo aspecto conversé con la economista estadounidense Georgianna Alice Mitchell Rivlin (1931-2019), que estudió en Harvard.
“Era muy duro –declaró–. Las mujeres no podíamos retirar libros de la biblioteca, teníamos que pedirle el favor a algún estudiante varón”. Entre 1975 y 1983 fue la primera directora de la Oficina del Congreso referida al Presupuesto (en inglés, CBO), y vicepresidente del Sistema de la Reserva Federal. En 1986 presidió la Asociación Americana de Economía. Su hobby: realizar excursiones a pie.
–¿Cómo fue su experiencia al frente de la CBO?
–El trabajo me resultó fantástico, me encantó. La decisión más importante que adopté fue que la CBO no haría recomendaciones de política económica. “En Washington, la información es barata, si uno no se preocupa por la calidad. Pero la información confiable es muy costosa y escasa. Gracias a Rivlin, la generada por la CBO tenía reputación”, acotó Dylan Matthews, quien agregó que “desde la creación de la CBO Washington nunca volvió a ser lo que era”.
–¿Qué aprendió de su paso por la función pública?
–Un presidente necesita poetas y economistas. Los primeros lo mantienen sano y focalizado en los valores, los segundos le ayudan a adoptar difíciles decisiones. Los economistas y los líderes políticos no solo no se comunican entre sí, sino que se acusan de incompetentes, ofuscados, egoístas, que desarrollan comportamientos antisociales. Tanto en el Ejecutivo como en el Congreso, las decisiones se adoptan a ritmo muy acelerado, en una atmósfera altamente politizada, teniéndose que optar entre objetivos conflictivos. Las reglas no son fáciles de definir en un mundo cambiante. El sistema de la política económica se ha vuelto tan complicado, difuso y fragmentado que logra impedir, más que alentar, el ejercicio informado de las opciones referidas a cuestiones importantes. Llegó el momento de simplificar el proceso. Todo esto lo dije en 1987 y dudo que hayamos avanzado al respecto.
–En 2019, el resultado de las PASO generó un vendaval económico, por lo cual revolotea el “fantasma” referido a lo que puede ocurrir el año próximo. ¿Hay que preocuparse?
–Primero, hay que entender. Las PASO celebradas el 11 de agosto de 2019 generaron resultados sorpresivos y contundentes. Las encuestas hablaban de empate técnico, y Alberto Ángel Fernández le ganó a Mauricio Macri por 15 puntos porcentuales (47% a 32%). Desde el punto de vista económico esto es importante, porque las sorpresas son las que modifican conductas.
–El lunes 12 “los mercados” reflejaron el hecho de que Fernández sería el próximo presidente de la Nación.
–Como finalmente ocurrió, más allá de que Macri pudo recortar la diferencia a 8 puntos porcentuales en la elección. Lo cierto es que el día posterior a las PASO el dólar subió de precio (o el Banco Central perdió reservas, cualquiera de los dos resultados refleja el mismo síntoma), el precio de los títulos públicos se desplomó, etcétera.
–Recuerdo que ese lunes, en Desde el Llano, el programa que conduce Joaquín Morales Solá, expliqué que dichos resultados no se debían a lo que había hecho Macri, sino a lo que se creía que podía llegar a hacer Fernández.
–Aplicación profesional del hecho de que las decisiones siempre son prospectivas; si alguien hubiera querido castigar a Macri en “los mercados”, tendría que haber comprado dólares y vendido títulos el viernes anterior a las PASO. En el plano estrictamente político, De Pablo, usted logró que los macristas lo felicitaran y que los albertistas se acordaran muy mal de su mamá.
–Así es, pero eso pertenece al pasado. ¿Cabe esperar al día siguiente de las PASO de 2023 un shock parecido al de 2019?
–La perspectiva para el análisis es siempre la misma, lo que cambian son las circunstancias. En el muy improbable escenario de que el oficialismo le gane a la oposición, señal de continuidad del actual gobierno hasta 2027, habrá sorpresa, pero, dada la actual falta de credibilidad en las actuales autoridades, no cabría esperar grandes modificaciones. Para decirlo rápido: ¿cuántos argentinos están esperando el resultado de las PASO de 2023 para decidir migrar o “rifar” el lugar donde viven?
–¿Qué ocurriría si, por el contrario, gana algún candidato de la oposición?
–¿Gana por cuánto? El dato es importante, porque una diferencia pequeña puede ser revertida, y una grande, menos probablemente. Pero sigamos la conjetura: aun en este último caso, ciertamente no habría un shock negativo, aunque tampoco un entusiasmo descomunal.
–Esta última respuesta me sorprende.
–Es difícil imaginar que el próximo gobierno sea peor que el actual, pero no cabe esperar un inmediato vuelco favorable de los inversores, al menos de una magnitud que se refleje en las cotizaciones. No lo descarto, pero no es lo que cabe esperar.
–¿Por qué dice eso?
–Porque en materia de expectativas ustedes, los argentinos, vienen muy golpeados. Por lo cual, aunque el próximo gobierno se presente con las mejores calificaciones, tanto políticas como económicas, inicialmente cabe esperar prudencia decisoria, más allá de los entusiasmos ciudadanos. Particularmente, por el desafío que tendrá que enfrentar quien gane las próximas elecciones presidenciales.
–Elabore, por favor.
–Los analistas políticos, como los periodistas, analizan si el actual gobierno le dejará bombas de tiempo al próximo, o le estallarán antes de la entrega del poder; como si las autoridades económicas de un país tuvieran tanto control que pudieran determinar el timing de una crisis. Y esto tiene claras implicancias sobre el arranque de la política económica del próximo gobierno. ¿Alguien puede creer que la política económica, que se aplique a partir del 10 de diciembre de 2023, será independiente de si la tasa de inflación de noviembre de dicho año será 4% o 40% mensual?
–Volvamos a las PASO de 2023.
–Lo que ocurrió en 2019 tuvo que ver con la sorpresa de los resultados, y con lo que argentinos pensaron que iba a ocurrir con el nuevo gobierno. Para 2023 la sorpresa sería el triunfo del oficialismo, poco probable, y lo que se piense que puede ocurrir a partir del 10 de diciembre de dicho año. Hay mucha distancia entre el fantasma de 2019 y la expectativa de 2023.
–Doña Alice, muchas gracias.
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