La nueva moda: encontraron un negocio millonario cuando cambiaron su dieta
Cambios de hábitos, sustentabilidad e innovación. El furor por el consumo de los alimentos de origen vegetal es una tendencia que no para de crecer y que llevó a muchas personas a incursionar en el camino del emprendedurismo.
En su mayoría se trata de jóvenes que provienen de diversas profesiones, que cuando cambiaron su alimentación a una vegana notaron que faltaban esos productos en el mercado y por eso decidieron crear proyectos dedicados a la elaboración de comida plant based (a base de plantas).
Un informe de la Unión Vegana Argentina (UVA) registró en 2020 que un 12% de la población del país es vegana. Esa cifra está un 3% arriba del año anterior.
Para José Lanusse, ingeniero industrial y fundador de Tratenfu, empresa pionera en el rubro, “es una tendencia compatible con la vida social, lo que hace que se sume cada vez más gente”.
Detrás de la nueva tendencia hay un gran negocio. La oferta del mercado vegano es amplia y variada. El consumidor tiene la opción de reemplazar cualquier alimento por uno de origen vegetal. Sin embargo, los números muestran que este tipo de consumo es para un público selecto. Los precios duplican el de los productos tradicionales. Un yogur vegano con sabor a vainilla de la marca Quimya Yog, por ejemplo, cuesta $175,41. Uno clásico de La Serenísima, $43. La botella de un litro de leche entera ronda los $136,65. La vegana de Tratenfu, $300.
De la necesidad a los hechos
Felices las Vacas surgió en 2016. Es un emprendimiento lanzado a partir de la inquietud de Roberto Cantoli, CEO y fundador, por “minimizar la explotación animal y fomentar en las personas un cambio de hábito alimentario”.
Sobre sus inicios, contó: “Fue difícil insertarnos, ya que competíamos con los productos tradicionales. El punto de venta lo encontramos en los comercios dietéticos, donde el público se caracteriza por estar abierto a las nuevas costumbres”.
Además, Cantoli explicó que “se trata de una propuesta que busca promover la alimentación consciente, cuidada, de carácter natural y sobre todo, con la menor intervención ambiental posible”.
Lanusse comentó que en 2017 detectó una necesidad insatisfecha de bebidas vegetales en la Argentina. “Este disparador fue el motor de arranque. La creación de los primeros productos fue lenta por la falta de experiencia en el área”, sostuvo. Y agregó: “Igualmente, la inserción en el mercado fue rápida porque el público lo estaba esperando”.
Un yogur vegano con sabor a vainilla de la marca Quimya Yog cuesta $175,41. Uno clásico de la marca La Serenísima, $43. La botella de un litro de leche entera ronda los $136,65. La vegana de Tratenfu, $300.
Los creadores de Quimya Yog, una marca de yogures, postres, untables y snacks, María Agustina Casco, técnica en dietética y nutrición natural, y Augusto Bircher, ingeniero agrimensor, apostaron por el proyecto cuando modificaron su propia alimentación. “Al toque de cambiar el rumbo de mi dieta noté una falta de productos de origen vegetal. Por eso, empecé a incursionar en recetas propias”, sostuvo Casco. Así, emprendió en la producción del primer yogur artesanal a base de leche de coco.
“El mercado se hace cada vez más competitivo y como marca, nos sirve para seguir posicionando nuestros productos”, detalló Bircher.
Según Cantoli, este crecimiento se debe a “las mejoras tecnológicas y profesionales, dos elementos que cobran gran fuerza y magnitud”. Agregó: “En pocos años logramos acceder a la comercialización en almacenes y supermercados, un sector que teníamos prácticamente vedado. Esta situación, marca un panorama alentador para nuestra industria”.
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