Las dos palabras que lo hacen más creíble
Poder decir "me equivoqué" le da más verosimilitud y genera mayor respeto, porque todos ya saben que metió la pata
La especie humana es falible, todos cometemos errores, ¿verdad? ¿Pero si es fácil identificar y perdonar los pasos en falso de los demás, ¿por qué es tan difícil decir "me equivoqué" cuando uno es el que mete la pata?
"Equivocarnos en algo quiere decir que hay algo en nosotros que está mal, por eso insistimos en que estamos en lo cierto, porque nos hace sentir inteligentes y responsables y virtuosos y seguros", dice Kathryn Schulz, autora de Being Wrong: Adventures in The Margin of Error (Estar equivocado: aventuras en el margen de error), en la charla TED ?Acerca de estar equivocado'. La mayoría hace todo lo posible para evitar pensar acerca de equivocarse", agrega.
Equivocarse no es divertido. Nos puede hacer sentir incómodos, arrepentidos y conscientes de nuestras limitaciones, y, a menudo, no lo advertimos hasta que es demasiado tarde. A veces el resultado es menor, como tomar la salida equivocada de la autopista. A veces las consecuencias pueden ser importantes, como en el caso de apostar a una mala inversión. Aunque las consecuencias ya de por sí afectan mucho, admitir un error a los demás puede hacernos sentir débiles.
Karin Hurt, consultora de liderazgo y autora de Overcoming an Imperfect Boss (Superar a un jefe imperfecto), trabajó con muchos jefes que tienen dificultades para reconocer sus propios errores. "Prefieren reinventar la historia y mentir, ocultar o culpar a otros, antes que reconocer un error", dice. "Pero su equipo sabe cuando se equivoca, lo sepa usted o no. De hecho lo ven venir de lejos", insiste.
Lo paradójico es que decir "me equivoqué" es extremadamente poderoso y le da más credibilidad que evitar decir la verdad, dice Hurt. "En vez de verse débil, se ve fuerte", remarca, y añade: "Reconocer que se equivocó y admitirlo requiere confianza y humildad. Parece fácil, pero muchos son incapaces de hacerlo".
Por eso, encontramos maneras de justificar nuestras acciones, dicen Caroll Tavris y Elliot Aronson en su libro Mistakes Were Made (But Not By me), que traducido sería: se cometieron errores, pero yo no fui. "La autojustificación permite a la gente convencerse de que lo que hizo es lo mejor que pudo hacer. Minimiza nuestros errores y malas decisiones", dice.
Decir "me equivoqué", en cambio, se siente arriesgado, como si uno pudiera perder credibilidad. "Nos atascamos en esta sensación de tener razón y ubicarse por fuera de ese sentimiento es el mayor salto moral, intelectual y creativo que uno puede dar", explica Schultz.
Hace varios años, Hurt estaba trabajando con un equipo que había decidido implementar una nueva estrategia. Una alta ejecutiva les dijo que la meta le parecía imposible. "En aquel momento, lo que nos dijo hirió nuestros sentimientos, pero decidimos continuar con nuestra plan" recuerda. "Nuestra estrategia fue exitosa y ella nos dijo: ?Felicitaciones. Me equivoqué'. Fue muy fuerte para el equipo oír eso. No estaba obligada a decirlo y su credibilidad trepó a las nubes", ejemplifica.
Cómo admitir el error
"Me equivoqué" es una frase que hay que aprender y es difícil decirla, afirma Rich DeVos autor de Ten Powerful Phrases for Positive People (Diez frases poderosas para gente positiva). "La belleza de decir me equivoqué y lo siento es que termina rápidamente la discusión", escribe. "¿Qué más hay para agregar cuando alguien admite que se equivocó?", remata.
Aunque puede explicar el pensamiento que lo llevó a una conclusión equivocada, tenga cuidado. "Puede aparecer a la defensiva", dice Hurt. Y nunca ponga excusas para justificar su error, agrega Hurt. "Es como admitir que se equivocó pero que afirmar que no le importa", insiste.
Si fuera necesario, pida disculpas por su error y no lo vuelva a cometer. "Si hace lo mismo otra vez, nadie creerá que aprendió la lección", dice Hurt. "Si sigue cometiendo errores y siempre se equivoca, tiene un problema diferente", concluye.