Más horas de trabajo, peleas y gastos: el lado B del home office
El aislamiento obligatorio sacudió todas las rutinas. Sin la posibilidad de desplazarse, la mayoría de las actividades quedaron suspendidas, y el trabajo, recluido al hogar. Cambios de horarios, nuevos códigos para comunicarse, mayor carga de trabajo y más tiempo frente a las pantallas son algunas de las consecuencias de la masificación del home office en tiempos de coronavirus.
"La verdad es que sí, trabajo varias horas más por día", dice Victoria. Ella trabaja en una agencia de publicidad, pero la queja es habitual entre mucho de los recién llegados al trabajo desde casa. "Con el home office te ahorrás tiempo de viaje, pero trabajo mucho más que antes. La jornada laboral se extiende y terminás estando conectado todo el tiempo", coincide María, quien trabaja desde 2016 en un ministerio nacional.
Según Alberto Fernández, el 90% de la población cumplió con el aislamiento obligatorio. Las calles quedaron vacías, y para muchos, el día se estiró, al no tener que destinar parte de la jornada a viajar entre el hogar y la oficina.
"No tener que trasladarme es una ventaja muy grande. Yo termino mi turno y me desconecto", dice Julián (36), quien se dedica a la generación de contenidos para sitios web. En su caso, la cuarentena le permitió esquivar el viaje diario ida y vuelta entre Villa Urquiza y su oficina, en Zona Norte, que le demandaba más de una hora y media.
"Mi tema para rechazar el home office era que se extendiera el horario más allá de la cuenta. Pero hasta el momento, se respeta mi horario, y ni bien corto, pongo una serie o una película. Además, en casa puedo salir al patio o cortar para hacerme un café unos minutos sin sentir que estoy siendo controlado", agrega.
Mariana es ingeniera y trabaja en el área operativa de una empresa de bebidas, que tiene su sede en la zona sur de la Capital. Ella plantea que el home office alteró su ritmo de trabajo. "Una desventaja que encuentro es que el horario de almuerzo se vuelve demasiado flexible o a veces inexistente. Además, la jornada laboral se extiende muchísimo porque todos especulan con que 'No tenés nada que hacer' y tenés la computadora al lado tuyo todo el tiempo", dice.
"Entre las ventajas, ahorrás tiempo de traslado, el gasto de transporte y también evitas problemas de inseguridad en la zona de trabajo. Trabajar en tu casa es una comodidad y evitás pensar en la ropa que te vas a poner. Mis compañeras, sobre todo las más grandes, dicen que en estos días ahorraron plata en maquillaje o teñirse el pelo. Y las madres que tienen hijos en lactancia lo ven como una gran comodidad", agrega.
Reemplazar los encuentros cara a cara con la interacción virtual es uno de los mayores desafíos. Balancear el ritmo y la frecuencia de los encuentros, para evitar que la reunionitis habitual de las oficinas se traslade al home office, es un inconveniente que, en esta cuarentena, muchos no logran superar.
"Estando cada uno en su casa se capitaliza el tiempo. Nosotros tratamos de mantener nuestra reunión semanal, porque es la forma en que tenemos de estar todos al tanto de las tareas. Después, hacemos solamente cuando son súper necesarias. Si se puede, es mejor hacer llamados uno a uno", dice Florencia (30), responsable del área de Marketing de una empresa de consumo masivo.
"También es una forma de mantenerse unidos más allá del aislamiento. Y una cuestión que nos pasa siempre es que en todas las llamadas lo primero que hay es una catarsis sobre el coronavirus y cómo lleva cada uno la cuarentena. Son 10 minutos de descarga y recién ahí empieza la agenda de la reunión", dice, desde la casa de sus padres en Haedo.
En cuanto al uso de tecnología y herramientas online, hay un claro ganador. Además del correo electrónico y los habituales Skype o Whatsapp, la app Zoom es casi ineludible en las rutinas de teletrabajo actuales.
"Tratamos de hacer las videollamadas esenciales, para encontrarnos con el equipo. Tienen un rol social, incluso de contención. Hacemos las esenciales, no las que se pueden reemplazar con un uno a uno o directamente con un mail", agrega Victoria, quien antes de la cuarentena tenía una jornada de home office cada 15 días.
En ese contexto, la salud de la conexión es un tema que genera dolores de cabeza. "A veces hay problemas de saturación de la red interna en la empresa, porque el sistema no estaba preparado para tantos home office en simultáneo. Y a veces es dura la convivencia con otros compartiendo la red de wifi. Vivo con cuatro personas, y cuando alguno se prende a Youtube o con videojuegos, mata la señal a todos los demás", dice Mariana.
Para otros, el reto es cómo desconectarse de la tecnología. Sin poder salir de casa, la continuidad frente a la computadora, el teléfono o la televisión resulta casi incontrolable. Dice Julián: “Yo termina mi turno y corto, pero enseguida me prendo a una serie o una película. Como uso la televisión para trabajar, paso al final 16 horas frente a una pantalla”.
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