
Más que un bazar, un espacio de objetos para decorar la casa
Con una inversión de US$ 20.000, Mercedes Laprida y Celeste Pollio crearon Bartolomea
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Bartolomea no es un bazar; tampoco una tienda de decoración. Es un poco de ambos. Repasadores, jarras de cerámica, alfileteros y teléfonos antiguos comparten los exhibidores en el local de la calle Seguí, en Palermo Chico.
Ese fue el primero de los tres locales que abrieron Mercedes Laprida y Celeste Pollio (34) desde 2010, cuando empezaron este negocio juntas.
El espacio que crearon se fue alejando de la idea que traían acerca de cómo empezar el camino propio.
Mercedes es abogada. Pivoteaba entre el ejercicio de esa profesión y otras actividades. "Quería abrir un café que se diferenciara con una estética particular y donde también se vendieran cosas lindas", cuenta. Celeste, dedicada al comercio exterior, sería la encargada de esto último.
Las presentó una amiga en común para que unieran sus intenciones de emprender. Por cuestiones prácticas, ganó terreno lo que al inicio pensaban como un negocio secundario, y el café fue quedando a un lado.
Para Celeste Pollio, otro cambio en el tramo inicial tuvo lugar en el plano interno, sobre su visión de triunfo profesional. Una década en el sector corporativo había arraigado una visión. "Pensaba que el éxito sólo podía estar dentro de una empresa, pero descubrí algo muy distinto", reflexiona la emprendedora, que dice haber encontrado otros tiempos y un desafío mayor para desconectarse de las demandas de su trabajo actual.
La dupla se define como cool hunter: "Cualquier cosa que nos guste y nos parezca divertida puede estar en Bartolomea", dice Celeste, señalando un teléfono antiguo pintado de amarillo estridente.
Mejor, líneas propias
Pensaban en abastecer la marca con productos importados, aprovechando la experiencia del paso de Pollio por el área de comercio exterior de la panificadora Fargo.
Pero, de a poco, los exhibidores se fueron cubriendo de líneas propias, con diseños exclusivos. Utensilios de cerámica, manteles y repasadores pintados y bordados, por ejemplo, llevan la firma de la tienda.
Con las importaciones complicadas en la actualidad, la provisión local podría ser una tranquilidad, pero nada es permanente. "El problema es que a medida que crecemos es difícil que algunos proveedores acompañen el proceso", señala Celeste.
Unos 20.000 dólares sirvieron de leña hace dos años para poner a andar la locomotora que cada vez suma más vagones: al primer local de Palermo se sumó el año pasado otro en San Isidro, y en marzo abrieron su primera franquicia, en Lomas de Zamora. "El próximo será antes de que termine este año, en alguna zona que podamos alcanzar con nuestra estructura sin perder el control", afirma Mercedes Laprida.
Al elegir el área de asentamiento, persiguen un target: "El público que buscamos es el que pueda apreciar el valor agregado en objetos de uso diario y esté dispuesto a priorizar un gasto relacionado con la estética y el disfrute en lo cotidiano", explica Celeste.
El costo del paquete de una franquicia es de 165.000 pesos, inversión sobre la cual las dueñas de Bartolomea prometen un buen retorno.
En el último año, cada local facturó alrededor de 650.000 pesos. La clave, afirman, está en replicar un buen gusto ecléctico, que señalan como diferencial.
FINANCIACIÓN PARA BONAERENSES
Financiar proyectos desarrollados por jóvenes emprendedores es el objetivo del plan IncentiBA 2012, que será lanzado por el Grupo Banco Provincia en distintas ciudades del interior bonaerense. El plan contempla proyectos de 50.000 a 100.000 pesos, con financiación hasta 4 años a tasa 0%.




