La historia desconocida de la popular gaseosa que nació de casualidad en la Segunda Guerra
El drama de la Segunda Guerra Mundial fue el escenario inesperado para el desarrollo de negocios e innovaciones que hoy son utilizados por millones de personas en todo el mundo. Además de tecnología y transporte, ese contexto dinamizó también la invención de una popular bebida.
Todo se aceleró a fines de 1940. Como consecuencia del conflicto bélico, que se cobraba vidas y destruía ciudades y caminos por toda Europa, la filial alemana de Coca Cola (Coca-Cola G.m.b.H.) comenzó a tener inconvenientes para recibir el jarabe necesario para fabricar su emblemática gaseosa.
Ese concentrado, realizado a partir de extractos vegetales, se producía en los Estados Unidos, país que se abstuvo de intervenir al comienzo de la guerra, pero que luego se sumaría al bando contrario al régimen nazi. En medio de un bloqueo comercial de los Aliados, el suministro finalmente se cortó en 1941, situación que alteró los planes de la operación de la empresa.
Ya sin la posibilidad de fabricar y vender su principal producto, la firma enfrentó dificultades en su negocio. El plan fue comenzar a experimentar con nuevos ingredientes para utilizar su capacidad instalada y evitar el cierre, y así nació la actual Fanta.
Inicialmente, la bebida fue distinta a la gaseosa naranja como se la conoce hoy. Creada en base a suero de leche, un subproducto de la industria del queso, también se le incorporaban endulzantes y mezclas de frutas. Un ingrediente habitual era la manzana, utilizada en grandes cantidades para la elaboración de sidra y otras bebidas.
La estacionalidad y los problemas de abastecimiento de la época a partir del conflicto bélico fueron un problema importante para la fabricación. Al tener rotación de ingredientes para abastecer la producción, la nueva bebida no lograba ser uniforme, y era habitual que presentara cambios de sabor y de aspecto, problema que se resolvería recién décadas más tarde.
De acuerdo con información del sitio Snopes, la bebida llegó a vender tres millones de envases en 1943 en el mercado alemán.
Existen diferentes versiones sobre el surgimiento del nombre, aunque el relato de mayor consenso refiere a una reunión interna y al idioma local. El jefe de la empresa en aquel entonces, el alemán Max Keith, convocó a sus empleados a pensar una marca y les pidió usar su "Fantasie" (imaginación en alemán). Según relatos de la época, quien se inspiró en la palabra y propuso el nombre finalmente elegido fue Joe Knipp, un responsable de ventas de la empresa.
La historia se repitió en la planta de la empresa en los Países Bajos. Sin el jarabe para fabricar la gaseosa más popular, la fábrica ubicada en Amsterdam tomó la marca y la idea aplicada en Alemania para diseñar su propia bebida, aunque la receta inicial fue distinta. Allí, la versión local se elaboró en base al sauco.
La producción de la bebida se discontinuó luego de la guerra, cuando la sede estadounidense de la compañía recobró el control de su filial alemana, aunque la historia continuaría años más tarde.
La bebida recién adquiriría su célebre color y sabor naranja en la década del 50. La idea surgió en la planta de la empresa en Italia. Fue en 1955, cuando el embotellador de la gaseosa en el país decidió crear una bebida de características cítricas, frutas tradicionales de esa zona. Luego, el producto se expandiría hacia otros mercados de Europa y los Estados Unidos, con el aspecto final con el que se conoce hoy.
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