Mediadores en tiempos de abismos
Cuando la grieta avanza sobre todos los campos, los métodos de gestión de conflictos representan una buena alternativa para resolver disputas
Conversar con los que piensan distinto a nosotros sin recurrir al agravio o insulto se ha vuelto una rareza. El megáfono digital al que accedemos con solo un click ha dejado a la vista lo mucho que nos cuesta intercambiar opiniones y no fomentar las dinámicas confrontativas.
Podemos aprender de los principios que se usan en la mediación, que es un método de gestión de conflictos que persigue que las partes puedan satisfacer sus intereses cuidando a la vez sus vínculos “Este proceso es voluntario, colaborativo, confidencial y autocompositivo. Es un método no adversarial, es decir, que persigue que las partes en lugar de percibirse enfrentadas puedan abordar lo que les sucede hombro con hombro, como socios, aún en el conflicto”, explica Valeria Fiore, directora general de Mediación y Acceso a Justicia de la ciudad de Posadas.
Esto se logra cuando las partes, advirtiendo la interdependencia que todo conflicto plantea, comprenden que trabajando juntas tienen más para ganar que compitiendo. Según Fiore, lo primero que hay que distinguir es el conversar del convencer. Muchas veces entramos a un intercambio comunicacional y lo único que queremos es imponer nuestras ideas, preparamos argumentos desde la certeza que nos llevan a un plano de “la única solución es la mía”.
“Cuando hablamos de conversar partimos de una actitud que se acerca más a la curiosidad, en tanto quien es consciente que no se las sabe todas, una actitud de humildad de quien va dispuesto a mejorar su idea, integrarla con otro tipo de información, dispuesto a componer y crecer. En la conversación hay intercambio en tanto que en el convencer cada uno impone lo suyo aún a costa del rompimiento”, explica Fiore.
Para achicar la grieta esta disposición es clave ya que permite legitimar al otro en tanto le brindo mi escucha abierto a transformarme, partiendo de la base que lo necesito para solucionar lo que me preocupa porque es mi socio en el conflicto. “El conflicto se co-construye, así como una sola mano no aplaude, uno solo no pelea. Asumir este punto de partida va generando condiciones para un diálogo transformativo. También son necesarios el equilibrio de poder, la información compartida, los espacios, tiempos y el respeto”, agrega la especialista. También es importante revisar nuestras conversaciones internas, en esos diálogos y cosas que nos decimos a nosotros mismos se encuentran los prejuicios que son grandes generadores de emociones (“está exagerando”, “se hace la víctima”, etc. ). Y las emociones obturan la escucha que es fundamental a la hora de conversar.
Todas las personas percibimos la realidad de una forma diferente según nuestras experiencias, contexto, historia, tradiciones. Hacer el esfuerzo por tomar conciencia de este aspecto nos permite entrar a la conversación desde un espacio de apertura