Potenciar la marca hacia nuevas audiencias
El nuevo Malba Puertos es una prueba de que los museos son instituciones dinámicas que crecen y modifican sus estructuras, con una vocación más inclusiva
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A 23 años de su fundación, Malba vuelve ser noticia por la expansión a un nuevo polo cultural fuera de la ciudad, en el corazón del desarrollo de Puertos, en Escobar. Es un proyecto de 20 barrios sobre un terreno de 1400 hectáreas, con reserva natural y un lago de 200 hectáreas. La intuición del coleccionista y desarrollador Eduardo Costantini se hizo realidad y dio en el blanco. Puertos es hoy un pueblo de 5000 habitantes, que será en el futuro una ciudad habitada por más de 60.000 personas, ya cuenta con dos colegios, centro comercial, servicios …y un museo.
La flamante institución inauguró un formato y un concepto innovador, más a tono con el espíritu del siglo XXI, en sintonía con el lugar que ocupan hoy los museos en la agenda del tiempo libre, con la oferta creciente de actividades multidisciplinarias.
La idea original del coleccionista, compartida en más de una oportunidad como una expresión de deseos, era ampliar el edificio actual de Figueroa Alcorta bajo la plaza Perú y así para poder expandir la colección, las muestras temporarias y crecer.
Los museos son instituciones dinámicas que crecen y modifican sus estructuras, al ritmo de las necesidades de las audiencias, con una vocación más inclusiva. El mejor ejemplo es el MoMA de Nueva York que durante la gestión de su saliente director Glenn Lowry multiplicó los metros de exhibición y creó el espacio contemporáneo PS1. En pocos meses, el Pompidou de París entrará en boxes para adaptar el edificio de Renzo Piano y Richard Rogers, inaugurado en 1977, a las exigencias museísticas del siglo XXI. Serán cinco años de obras, nuevas salas, espacios de circulación, recuperación energética y eliminación del amianto de las fachadas, más una terraza que saque partido de las maravillosa vista.
Al cumplir 40 años, la Fundación Cartier se mudará a un nuevo edificio, firmado por Jean Nouvel, en el Palais Royal. Dinámica necesaria.
Con una inversión de US$12 millones y un presupuesto anual que se estima oscilará entre los US$500.000 y el millón de dólares, Costantini ha dado un paso inédito y sorprendente en su vocación museística. El mismo coleccionista que pagó meses atrás US$28,5 millones por un Leonora Carrington superlativo, considerado la obra maestra de la pintora surrealista, proyecta con Malba Puertos un museo “transparente” con la mira en el arte argentino contemporáneo y la reserva abierta al público con obras de Malba y de la Colección Costantini.
Este viraje tiene un color especial para nuestros artistas, porque resulta un factor dinamizador del mercado, sin duda el mayor de los últimos tiempos y con lógicas expectativas futuras. Para comenzar, está el encargo de 23 sites specifics. Está ahí la parte medular del circuito, que cuenta con una guía de textos críticos de obras y artistas encargada a la escritora María Gainza.
La propuesta es una interacción entre arte y naturaleza, de libre acceso y entrada gratuita, donde los límites de exposición se expanden en línea con la ausencia de límites del arte contemporáneo.
El edificio tiene 5500 metros cuadrados es un proyecto del estudio español de Juan Herreros (Museo Munch,Oslo), con la colaboración local del estudio Torrado y el paisajismo del estudio Bulla.
El arquitecto Herreros intervino años atrás en la transformación del lobby de Malba, ampliando de manera notable sus posibilidades de uso y circulación. Dinámica necesaria. Malba Puertos es un edificio transparente con una marquesina gigante, que facilita la relación exterior-interior.
Juan Herreros, según declaraciones a la prensa, prefiere hablar de “no museo” como un lugar receptivo, inclusivo y de cero solemnidad. La agenda de actividades estará a cargo de Eleonora Jaureguiberry, coordinadora general de Malba Puertos, quien acredita la valiosa experiencia de haber sido por años secretaria de Cultura de San Isidro.
Se abre así hacia el norte un horizonte cultural destinado a nuevas audiencias, que visto retrospectivamente tiene dos puntos de partida. Primero la experiencia de la pandemia que despertó en muchos el deseo de mudarse fuera de la ciudad y aceleró la idea de descentralizar Malba, más allá de Palermo Chico. La sede de Figueroa Alcorta en estos 23 años ganó un lugar único e indiscutido en la escena cultural de Buenos Aires, y de la región, proyectarla al seno de un desarrollo en plena expansión tiene toda la lógica. Fue clave también en este cambio de paradigma la adquisición en 2022 de la obra descomunal de Grabriel Chaile, seleccionada por Cecilia Alemani para la 59° Bienal de Venecia. Una cosa trae la otra. La obra del tucumano Chaile por su potencia y volumen necesitaba metros, muchos. De hecho tiene sala propia. Se completa esta excepcional apuesta y compromiso con el arte argentino con la muestra de Mondongo y Luis Ouvrard, curada por Alejandra Aguado, la muestra de Amadeo Azar y una propuesta híbrida de Mueble Escultura. Mucho para ver y analizar en una historia que recién comienza y que contó con masiva adhesión del público. Otro gesto de este incansable mecenas capaz de sumar giros innovadores en su programa de coleccionista-fundador de museos. En esta etapa inaugural se incorporaron obras de Mimi Laquidara, Marcela Sinclair, Matías Duville, Jorge Macchi, Carolina Fusilier, Daniel Basso, Sol Pipkin, Irene Kopelman, Artur Lescher, Florencia Almirón, Irina Kirchuk, Sebastián Mercado, Hernán Marina, Fabián Burgos, Gabriel Chaile, Eugenia Calvo, Paula Castro, Diego Bianchi, Martin Blaszko, Ramiro Oller, Pablo Accinelli, Nicolás Robbio y Daniel Joglar.
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