
No siempre ascender equivale a crecer
La leyenda de un noble que asumió como rey pese a que ése no era su deseo deja enseñanzas para las empresas
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Cuenta la leyenda que hace muchos años, en un territorio de España cuando aún no estaba unificada, el rey muere sin dejar descendencia. Las diferentes familias de la nobleza junto con la Iglesia se reunieron rápidamente para elegir a un líder que tomara el cargo. Las miradas recayeron en Alfonso, un noble reconocido no sólo por sus territorios sino además por la justicia con que administraba todos sus asuntos. Este buen señor tenía una familia numerosa de hijos y parientes a los que veía y disfrutaba a diario. Vivía apaciblemente y sin sobresaltos…
Alfonso fue nombrado rey, ofrecimiento que, para sorpresa de todos, el noble declinó. Ninguno podía comprenderlo, considerando las ventajas del nuevo rol. Pero a Alfonso no le interesaban los símbolos de estatus que recibiría, ni la importancia que se le daría a su persona, ni tampoco la tranquilidad para el futuro de sus hijos, que por cierto, estaba asegurado con las fincas que poseía. La insistencia del clero, sumada a la de las personalidades más importantes de la nobleza y la comunidad de artistas y personajes célebres hicieron que Alfonso finalmente aceptara el nuevo cargo y poco tiempo después fuera ungido rey. Su vida cambió: no tenía tiempo para su familia ni para sus paseos. Si bien las tierras bajo su mando se expandieron, él siempre supo que no le pertenecían; por el contrario, sumaban responsabilidad.
En las empresas suceden cosas parecidas. Los procesos de ascenso y desarrollo en la mayoría de las organizaciones sufren un error común: no preguntarle a la gente si quiere crecer. Si bien la mayoría de los mortales entendemos que eso significa mejorar, no hay que dar nada por sentado. Se deben considerar las consecuencias, su impacto y a qué está dispuesto cada uno. Hay que tener en cuenta el costo-beneficio de crecer, y el motivo que lleva a querer ese cambio. Una cosa es crecer por el afán de desarrollarse y otra es para salir de una situación complicada. Es decir, si se puede garantizar a alguien que con su salario podrá satisfacer sus necesidades, no es seguro que todos quieran crecer. Hay que escucharlos y conocer sus expectativas.
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