Receta alemana para una empresa española

MADRID—La tasa de desempleo de España está cerca de 25%, las ventas minoristas han disminuido durante 25 meses consecutivos y el país está más cerca de solicitar un rescate internacional. Sin embargo, la cadena de supermercados Mercadona SA contrató 6.500 empleados el año pasado, más que cualquier otra empresa española, y sus ventas aumentaron 8% y se mantienen en ascenso.

El secreto de su éxito: una receta al estilo alemán para una mayor productividad que incluye flexibles condiciones de trabajo, amplia capacitación de empleados y bonificaciones asociadas al desempeño, una combinación poco común en España. Como resultado, la cadena minorista controlada por una familia se está convirtiendo rápidamente en un modelo en un país que trata con urgencia de reescribir las reglas de su nueva economía.

Hace una década, las empresas de Alemania llegaron a un acuerdo con empleados que aceptaron trabajar más horas y por salarios que crecieran más lentamente que la productividad. A cambio, los trabajadores ganaron seguridad en el empleo, incluso en tiempos de vacas flacas. Los costos laborales cayeron 1,2%, mientras que la productividad aumentó 9% entre 1999 y 2006, según Deutsche Bank.

En España, sin embargo, el dinero fácil permitió que las compañías aceptaran contratos laborales rígidos. Las ganancias corporativas fueron impulsadas artificialmente por la inflación, lo que alivió la presión para mantener los costos bajo control. El resultado: los costos laborales españoles aumentaron 23% durante el mismo período.

"España se ha pasado como país treinta pueblos, incluidos los sindicatos, los empresarios, los bancos, los políticos", expresó Juan Roig, magnate dueño de Mercadona, en una presentación a principios de año.

El sur de Europa necesita cerrar la brecha de eficiencia con países menos sobrecargados como Alemania. Pero no será fácil. Madrid dijo el mes pasado que un paquete para hacer la economía más competitiva incluiría 43 nuevas leyes. Si tales esfuerzos en el sur de Europa fracasan, la región enfrentaría, en el mejor de los casos, años de crecimiento estancado.

Mercadona tenía 1.356 tiendas y 70.000 empleados permanentes a fines de 2011. Las ganancias subieron 19%, a 474 millones de euros (unos US$619 millones), sobre ingresos de 17.830 millones de euros. La empresa, que no cotiza en bolsa, no difunde cifras trimestrales.

La campaña de Roig para transformar Mercadona se inició a principios de los 90. Las grandes cadenas internacionales como Carrefour SA empezaron a elevar la presión competitiva sobre la empresa, que comenzó como una carnicería en el este de España, en la década de 1970. Roig decidió que tenía que ofrecer precios consistentemente bajos para competir.

"Teníamos que encontrar un modelo que nos diferenciara de nuestros competidores", señaló Roig por correo electrónico. Entre sus modelos se encontraba la estadounidense Wal-Mart Stores Inc.

Roig visitó las tiendas de Mercadona y notó lo pobremente abastecidos que estaban sus estantes y que los gerentes revisaban los bolsos de sus empleados en busca de artículos robados al término de los turnos. Decidió que los contratos temporales —que por entonces cubrían 60% de los trabajadores de la empresa— dañaban la moral, por lo que eliminó la práctica.

Hoy en día, alrededor de 90% de los trabajadores de Mercadona tienen contratos permanentes y de tiempo completo. En otros grandes minoristas españoles, 60% de los empleados trabajan a tiempo parcial, según el sindicato general de trabajadores del país.

Mercadona invierte unos US$6.500 y cuatro semanas de capacitación en cada nuevo empleado, una práctica casi inédita en España. Los empleados reciben 20 horas adicionales de capacitación cada año. Asimismo, paga salarios superiores a la media y nunca ha llevado a cabo despidos masivos. Si la empresa alcanza ciertas metas de ganancias, casi todos los empleados reciben una bonificación de hasta dos meses de sueldo.