Franco Goytia: Lidera un proyecto para mejorar los diagnósticos
- Profesión: economista
- Empresa: Caspr
- Edad: 23 años
- Caspr Biotech es un proyecto biotecnológico para la detección de enfermedades. Es un kit, que funciona parecido a los test de embarazo, que da un diagnóstico barato y portátil y que también puede ser utilizado en la ganadería y la bioseguridad.
Franco Goytia tiene 24 años y es la visión de negocios de un proyecto de biotecnología que tiene como fundamento a nada menos que varios científicos e investigadores del Conicet. Su proyecto se llama Caspr, y se basa en la tecnología de Crispr; una herramienta que permite la detección de secuencias puntuales de ADN de manera muy precisa. Van detrás de un objetivo ambicioso: buscan dar accesibilidad al diagnóstico de enfermedades infecciosas y mutaciones genéticas.
Desarrollaron un kit, barato y portátil, para identificar enfermedades infecciosas como el dengue. La herramienta tiene otros tantos usos posibles: "La detección molecular se puede aplicar en la industria, la ganadería y otros sectores como la bioseguridad", comentó Goytia. La biotecnología es la figurita más difícil del mundo startup, por su alta inversión y enormes probabilidades de fracaso, pero, al mismo tiempo, tiene el potencial de aportar valor de manera exponencial.
La propuesta es dar un diagnóstico casi cinco veces más barato que bajo la modalidad actual, conocida como PCR. El hecho de que sea portátil es fundamental para llegar a las zonas infectadas de mayor vulnerabilidad. "No es Futurama, es una tirita como la del test de embarazo que ya se probó para detectar dengue en un instituto en Misiones", comentó Goytia. La líder científica y cofundadora del proyecto, Carla Giménez, biotecnóloga de la Universidad Nacional de Quilmes, viajó a ver la herramienta en práctica al interior del país, y confirmó la necesidad de poder evaluar infecciones de manera económica y fuera de un laboratorio.
Goytia es economista por la Universidad de San Andrés y un emprendedor adelantado: arrancó su primer negocio, una app para logística de comercio electrónico conocida como Ando, mientras estaba en la facultad. En un concurso para presentar startups conoció a Matías Viel, fundador de BeeFlow. Se hicieron amigos y hablaron del impacto de los negocios que surgen de las innovaciones biológicas. Así llegó a Grid Exponential, un "company builder" o formador de empresas argentino que busca conectar a científicos con emprendedores para llevar la ciencia al mundo de los negocios, apoyado por el grupo Insud, laboratorios Bagó y Marcos Galperín, entre otros.
Entre muchas propuestas interesantes, la de Crispr llamó su atención, un grupo venía trabajando con la tecnología desde 2013. Además de Giménez, el grupo consistía en Federico Pereyra Bonnet como investigador adjunto y Lucía Curti, licenciada en genética; ambos del Conicet. Entre los cuatro crearon Caspr Biotech."Nos contactaron de IndieBio para que fuéramos todos a San Francisco bajo su promesa de que íbamos a lograr movernos diez veces más rápido que en la Argentina", explicó el emprendedor. IndieBio es una aceleradora de startups científicas que otorga instalaciones de alta complejidad, contactos con inversores y US$200.000 para potenciar nuevos negocios.
Los siguientes cuatro meses disfrutaron de estar en la aceleradora más conocida del mundo en su área. "Si necesitábamos equipamiento, o un reactivo, lo conseguimos de un día para el otro, mientras que en la Argentina uno puede llegar a esperar semanas", confirmó Goytia. A la hora de buscar talento, siguen apostando por los profesionales de su país de origen. "Nos faltaba sumar un bioinformático al equipo y, después de buscar en EE.UU. encontramos a alguien con el perfil indicado en Rosario". Guillermo Repizzo, investigador adjunto del Conicet (IBR) hace años investigaba los sistemas que buscaban explorar, y en una semana se trasladó a San Francisco para ser parte del proyecto.
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