Son hermanos, dirigen una empresa en Ramallo y se asociaron con una firma india para vender al Mercosur
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Con la herencia de su padre a cuestas, los hermanos Gustavo y Mariano Bonavota llevaron adelante la empresa familiar y hoy apuestan a traspasar las fronteras. Pusieron en marcha un plan de expansión con una compañía india e intentarán abastecer con distintos productos a la industria del aluminio para el país y la región.
El padre de Gustavo y Mariano fundó una destilería de petróleo en Quilmes y desde ese momento la familia se involucró en ese sector industrial. Más adelante, invirtió en la Sociedad Mixta Siderurgia Argentina (Somisa), donde se construyó una destilería para el fraccionamiento del alquitrán, con el que se obtenía la brea para la producción de coque metalúrgico y creosota que se utilizaba para impregnar durmientes de ferrocarriles y postes para el tendido de líneas telefónicas y eléctricas.
En 1970, se formó Carboquímica Argentina Sociedad Mixta con una planta que se instaló en Ramallo (provincia de Buenos Aires) y para 1994 la familia Bonavota compró las acciones estatales de la compañía, que pasó a ser Carboquímica del Paraná S.A.
"Antes teníamos una empresa que se dedicaba al carbón y uno de los elementos que se usaba era la brea", explicó Gustavo Bonavota, actual presidente de la firma, a LA NACION.

"La carboquímica es una actividad que consiste en la destilación de alquitrán de hulla, que proviene de coque siderúrgico. La materia prima es el alquitrán y a través de temperatura van saliendo los distintos cortes. El más pesado es la brea y después van surgiendo los demás, más livianos. Después, por mezcla se obtiene la creosota, que es para la preservación de madera", explicó Bonavota.
En la empresa se producen brea, bitumen, creosota creocarbo, aceite fenolado, aceite solway y aceite de antraceno. Actualmente, la compañía emplea a 50 personas que trabajan en la planta industrial en Ramallo y tienen una producción de 1000 toneladas por mes de alquitrán, de los cuales el 50% es brea. Según sus dueños, la facturación de Carboquímica del Paraná es de $40 millones por año.
Con respecto al momento que atraviesan las empresas en general y su sector en particular, Bonavota analizó que, producto de la baja en la actividad de la obra pública, decidieron mirar hacia el mercado externo. "Se ha sentido a baja en los contratos de obra pública. A partir de eso hemos desarrollado el mercado externo, siempre intentamos tener una matriz exportadora", dijo.
Esa matriz viene de la mano de la empresa india de producción de brea de electrodos, Himadri Speciality Chemicals Limited, con quien Carboquímica del Paraná se asoció para mejorar la producción y abastecer a la industria del aluminio en Argentina y Brasil.
Este proyecto requirió de una inversión de US$30 millones para una primera fase de las instalaciones y logística; y luego para la segunda etapa –donde se hará una operativa portuaria para llegar a Brasil y Sudáfrica, entre otras cosas- se invertirán otros US$15 millones.

El proyecto funcionará con el modelo just in time o de servicio diario de entrega del producto en estado líquido a una temperatura de 200°C y luego se traslada en cisternas que se fabricarán en Argentina. "La idea es que las cisternas sean de 43 toneladas, pero podrían ser de 27", contaron en la empresa.
El objetivo es que el proyecto funcione desde el primer trimestre del 2019 y que para el año siguiente tenga una facturación de 50 a 60 millones de dólares, suponiendo una capacidad de producción de 100.000 toneladas al año, de lo cual. 50.000 serían de brea.
Ahora, las empresas están cerrando acuerdos con otras compañías para poner en funcionamiento la logística, transporte y ejecución de obras. En principio, se abastecerá a una compañía de aluminio de Argentina -en este caso es Aluar- y otras tres de Brasil.
Manuel Cimas, representante de la empresa india, expresó: "La idea es que toda la inversión tecnológica sea hecha en Argentina". "El producto es de carbono para hacer electrodos. A partir de ahí, el argentino lo va a ver en el aluminio que consume, por ejemplo, en el papel para cocinar o en las latas de cerveza o gaseosa, o carrocerías de aluminio para los autos. Hoy el aluminio está más presente incluso que el acero, sobre todo en la industria automotriz, de la construcción, en el sector aeroespacial".
Ante la consulta sobre los motivos que movilizaron la inversión en la argentina, Cimas respondió: "Para un grupo asiático tiene mucho sentido invertir en países nuevos. Sudamérica es un mercado muy atractivo, profundamente racionalizado en este sector, que es de gran consumo de carbono y todavía le queda recorrido, hay mucho potencial de crecimiento".
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