
Teléfonos: la competencia viene llegando
PCS es una sigla poco conocida pero que resume la próxima gran batalla dentro del explosivo negocio de las comunicaciones.
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El servicio de comunicaciones personales (PCS, por las siglas de Personal Communications Service) suena todavía hoy como un lejano exotismo tecnológico dentro de las opciones que tienen las empresas y los consumidores argentinos para hablar por teléfono o enviar y recibir datos e imágenes.
Las renovadas redes de la telefonía básica -fibra óptica mediante- y el incontenible crecimiento de la telefonía celular -hoy casi 600.000 abonados- parecen saciar las necesidades largamente desatendidas. El celular ya no está dentro de los lujos para pocos. Y fuera de Telefónica y de Telecom o de la subsidiaria común Startel, compañías independientes que tendieron sus propios cables o prestan servicios satelitales han creado verdaderas redes privadas de telecomunicaciones. Ni que hablar de la tecnología digital de las redes de los canales de televisión por cable, que hoy ya podrían prestar servicio telefónico con la autorización correspondiente.
¿Fin del monopolio natural?
Con todas las opciones que existen ahora están dadas las condiciones para decir que en telecomunicaciones ya no se puede seguir hablando de la necesidad del monopolio natural, sentenció Roberto Pérez, director de relaciones externas y de desarrollo de nuevos negocios de Movicom y presidente de la comisión de telecomunicaciones de la Cámara de Comercio Argentino-Norteamericana (Amcham).
Monopolio natural es una definición tradicionalmente utilizada por los economistas para aquellas actividades -sobre todo servicios- que por sus características técnicas o por la gran magnitud de las inversiones requeridas deberían estar en manos de un sólo operador.
El PCS está ahora en la cresta de las nuevas tecnologías que, siguiendo a Pérez y a Maximiliano von Kesselstatt -director de marco regulatorio y relaciones externas de la Compañía de Teléfonos del Interior SA (CTI)-, no sólo amenazan a las telefónicas tradicionales sino que abren un horizonte impensado de nuevos negocios.
El PCS es una competencia para la telefonía básica, pero no la reemplaza aún porque hay muchos servicios que necesitan de la seguridad que hoy garantiza la fibra óptica, pero los mercados van a tener la última palabra, subrayó Pérez.
Para los mercados -es decir, para las empresas y los particulares- la sigla PCS quizá signifique poco y nada todavía. No ocurre lo mismo con las empresas de telefonía básica y celular, ni con los grandes proveedores internacionales de tecnología, ni con los operadores de telefonía europeos, norteamericanos y japoneses que desfilan todas las semanas por el despacho del secretario de Comunicaciones, German Kammerath, en busca de alguna influencia en la definición del rumbo de este negocio. El PCS es la próxima estrella de una industria que anualmente mueve más de U$S 10.000 millones.
Un negocio con muchos candidatos
El secretario de Comunicaciones, Germán Kammerath, recibe una, dos o tres veces por semana a los negociadores de las compañías telefónicas locales y extranjeras y a los grandes proveedores mundiales de tecnología de telecomunicaciones que buscan definir el destino del próximo gran negocio que este sector ofrece en la Argentina: el PCS o servicio de comunicaciones personales "de prestaciones múltiples".
No es la primera vez que el tema asoma en el país, pero en esta oportunidad parece haberse llegado más cerca que nunca. En medios de esta industria se prevé que hacia fines de año estará concluida la elaboración del pliego para el concurso por el servicio en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, y que acaso en marzo o abril próximos ya se encuentre adjudicado.
Kammerath, que debe arbitrar entre todas las presiones, prefiere perfil bajo y pocas apariciones en la prensa y, por lo tanto, evita las precisiones tanto sobre las fechas como sobre los detalles en que se hará la competencia.
Las razones de una carrera
-¿Qué es el PCS y por qué hay tantas expectativas?
-Es una última generación de telefonía celular, pero sólo digital, cuya principal virtud es la de ampliar drásticamente la posibilidad de aprovechar el espectro radioeléctrico, es decir, las frecuencias por las que se establecen las comunicaciones.
"El PCS permite que en un mismo ancho de banda que la telefonía celular actual se puedan multiplicar las frecuencias entre cuatro y veinte veces, según la norma tecnológica que se elija -explica Maximiliano von Kesselstatt, de CTI-. Esta mayor capacidad permite ofrecer servicios más variados y muy masivos, a precios que deberían ser inferiores a los de la telefonía celular actual." El PCS, en realidad, permite la prestación de servicios integrados de voz, datos e imágenes, con telefonía, buscapersonas (paging), correo electrónico con voz y número único, entre otros.
El PCS empezó a ser operado comercialmente en Gran Bretaña, para extenderse luego a otros países de Europa (en Alemania, luego de la reunificación, ayudó a la acelerada modernización telefónica del sector oriental), el Japón (donde hay 3 millones de PCS en servicio) y últimamente, desde mediados de 1995, a los Estados Unidos.
En América latina, Chile esta cerca de la adjudicación y la Argentina y México aún transitan por la etapa preliminar, mientras que en Brasil el tema se lleva con discreción porque el gobierno espera sacar provecho antes de la subasta de la licencia para explotar en todo el país la banda B de la telefonía celular.
Pero en la Argentina, para los lobbies del sector, la llegada del PCS ya es algo cantado. Falta definir los detalles de cómo será, y el contexto no parece sencillo, pero todos están convencidos de que está cerca.
Tan cerca, que entre la semana próxima y la siguiente, la industria va a codearse en dos seminarios donde las posiciones van a poder quedar muy claras.
El martes , dentro de la Expocomm 96 (Quinto Congreso Internacional de Telecomunicaciones) un foro tecnológico desplegará sus ofertas de equipos y suministros diversos para los PCS.
El miércoles 16 y el jueves 17, la convocatoria estará a cargo de la Cámara de Comercio Argentino-Norteamericana (Amcham), que reunirá a especialistas del Reino Unido, Alemania y Japón, operadores, proveedores de equipos y funcionarios locales.
Las cartas sobre la mesa
La virtud de estos dos encuentros es que ayudarán, al menos en parte, a poner sobre la mesa las posiciones e intereses en juego. Roberto Pérez, presidente de la comisión de telecomunicaciones de la Amcham y director de Movicom -donde están asociados Bell South y el grupo Macri- resume algunas de las cuestiones en juego con el PCS:
- Las empresas que entren en el negocio tendrán que afrontar una fuerte inversión para la migración de tecnologías, tanto de las redes como de los aparatos de los abonados.
- No parece fácil que las nuevas tecnologías se instalen de una sola vez en todo el país. De hecho, la telefonía celular digital sólo tiene un mercado que justifique su instalación en las áreas de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Rosario.
- Los clientes convencionales no sentirán el cambio, porque el servicio puede ser, en principio, casi el mismo. Lo que sí cambia es la inversión, porque hay un mayor refinamiento tecnológico para transmisión en las bandas que le van a tocar el PCS.
- Las posibilidades de competencia en el mercado serán determinadas por las barreras de salida del abonado. Si hay muchas tecnologías al mismo tiempo, va a ser muy difícil cambiar de compañía o de servicios.
- Las regulaciones también pueden limitar la competencia. Una resolución de la Secretaría de Comunicaciones establece que hasta el fin de la exclusividad que tienen Telefónica de Argentina y Telecom el PCS sólo puede ser empleado para telefonía móvil. Es imposible establecer una barrera eficaz en ese sentido, porque en la telefonía personal se puede colocar un aparato en una casa o en una oficina y no hace falta informar dónde está , no hace falta tampoco dar cambio de domicilio. Las nuevas tecnologías tornan obsoletas todas las trabajas jurídicas.
- ¿Qué puede suceder con el interior? ¿Será dividido el mercado igual que con la telefonía celular? Sin duda, puede ser más atractivo por ciudad que por regiones.
- Un problema aparte es la protección de mercado de la telefonía celular, que en principio tiene margen de privilegio hasta marzo del 2000.
"Nosotros tenemos PCS"
Entre los problemas sin resolver, uno de los más controvertidos es sin duda la letra que dejó la licitación de los servicios de telefonía celular en el interior. "En su momento -dice von Kesselstatt-, cuando había que traer inversores y operadores del exterior, el Gobienro incluyó el PCS en la licitación de la telefonía celular del interior. Y bajo ciertas condiciones, sin nosotros o Unifon o Telecom Personal eligen migrar hacia PCS, podríamos hacerlo. Pero los mercados del interior no justifican extender la tecnología digital, salvo en las grandes ciudades, como Mendoza, Córdoba y Rosario." Por cierto, este recorte territorial es algo que inquieta a CTI, que a fines de 1993 se adjudicó licencias en las regiones norte y sur del país con el compromiso de prestar servicio de telefonía celular a poblaciones de 500 habitantes en adelante.
El borrador de un pliego para la licitación preveía licitar en el interior ciudades de más de 100.000 habitantes, lo que, por cierto, a CTI no le cae nada bien.
"No sería equitativo", dice von Kesselstatt, que exhibe las cifras de inversión que debieron hacer los accionistas de CTI para cubrir todo el territorio: U$S 1100 millones.
Los tres operadores de telefonía celular del interior tienen otra ventaja legal: la concesión les aseguró el dúopolio hasta el 2000, y la llegada del PCS puede alterar el acuerdo.
Más allá de la letra, hay razones prácticas que señala von Kesselstatt: "El servicio de telefonía móvil está sobreofertado en el interior, donde las compañías -empezando por CTI- han tenido que efectuar enormes inversiones que no tienen un retorno rápido. Son inversiones para el largo plazo, de recuperación muy lenta".
Pero CTI sí mira con codicia el concurso por el PCS en el área metropolitana: "CTI tiene más interés que todos en acceder al mercado telefónico de la Capital y el Gran Buenos Aires, porque así se justificaría la enorme inversión ralizada. Ya tenemos una red en el interior, y prestar el servicio en el área metropolitana le daría sentido a la inversión ya realizada. CTI ya tiene una red, y si obtiene el PCS en la Capital será más fácil competir cuando termine la exclusividad de Telecom-Telefónica para el servicio básico."
Jugadores grandes y de peso pesado
La largada de la carrera por el servicio de comunicaciones personales PCS es vista por el Gobierno como una nueva oportunidad de abrir la puerta a la entrada de nuevos operadores en el negocio de telecomunicaciones, es decir, de más competencia.
Cada nuevo jugador no sólo trae inversiones, sino que actúa como una señal para que, detrás de él, otros se interesen por el país.
Pero antes de que esto ocurra, deberá dirimirse una carrera que ya empezó detrás de las gateras y que tiene jugadores de mucho peso, primeras figuras en sus respectivos mercados.
- Proveedores de tecnología y operadores como AT&T, hoy Lucent Technology, que tiene cerca del 10% de CTI.
- GTE, gigante norteamericano que es el operador de CTI, donde también está asociada la empresa editora de Clarín.
- Bell South, que controla Movicom y que también compite por el PCS en Chile.
- Los grandes operadores de televisión por cable. Uno de ellos es US West, que por medio de Continental controla la red local VCC. Otro, Tele-Communications International (TCI), accionista mayoritario de Cablevisión. ComCast, otro gigante del cable, ya habría dado señales de su interés.
- El grupo chileno Luksic, asociado en Chile con Southwestern Bell para la telefonía celular y para la carrera por el PCS chileno, y también está presente en las redes telefónicas de la City porteña luego de haber adquirido la empresa independiente Metrored.
- La japonesa NTT, que opera en telefonía básica y además tiene 3 millones de abonados al servicio de PCS, llegaría asociada con Pérez Companc y con NEC, como proveedora de equipamiento y tecnología.
- Bell Atlantic, que presta servicios en Washington y Baltimore, y Nynex en Nueva York.
- Air Touch, empresa de telefonía celular que se formó con un desprendimiento de Pactel, la Baby Bell de California.
- Vodaphone, operador en el Reino Unido, habría hecho su propia exploración del terreno.
- La sueca Talia, operadora de telefonía básica y celular, hizo discretas averiguaciones.
- Los proveedores de tecnología han hecho más que exploraciones, ya que se muestran muy activos en la discusión de las normas técnicas (Ericsson, AT&T, Northern Telecom).
En Chile ya se largó la carrera
SANTIAGO, Chile.- En el primer semestre de 1997 puede quedar resuelta la concesión de tres bandas para que opere el sistema de telefonía móvil celular digital, conocido también como PSC, que implicará inversiones de entre 150 y 200 millones de dólares por cada empresa.
Al menos ocho compañías nacionales e internacionales se disputarán la concesión en la banda de 1850-1900 Mhz. Ocho empresas presentaron solicitudes de concesión, pero las bases del concurso público fueron retiradas por 16.
En la pugna previa entre las empresas una de ellas logró ante los tribunales paralizar por 8 meses el proceso de licitación, que debió resolverse a más tardar en septiembre, al interponer un recurso de amparo económico.
Como hace dos años, cuando entró en vigor la apertura del mercado a los carriers, que originó una cruenta guerra de precios, las diversas compañías, entre las que se cuentan las más grandes transacciones de las telecomunicaciones, se aprontan a dar la pelea por las tres concesiones.
El 8 de noviembre, la Subsecretaría de Telecomunicaciones recibirá las propuestas de las empresas que postulen a la concesión de sólo tres bandas. Aunque al momento de su presentación se conocerá el puntaje de cada una de ellas y, por ende, los probables ganadores, la Subsecretaría tendrá un plazo de seis meses para hacer las concesiones.
Estrategias
Cada empresa tendrá una concesión de hasta 100.000 números, pero el mercado real en que operará este sistema de transmisión digital forma parte de la estrategia comercial de las compañías involucradas, que se niegan a mostrar sus cartas hasta que el camino se les comience a despejar. Entre las empresas que se disputan las concesiones figuran la Empresa Nacional de Telecomunicaciones, Entel, en la que tiene una participación importante el grupo italiano Stet; la Compañía de Telecomunicaciones de Chile, filial de la telefónica española, la hasta ahora predominante compañía telefónica del país; la sociedad entre la norteamericana Southwestern Bell y el grupo de Andrónico Luksic; la norteamericana Bellsouth, y otras nacionales.
Menores costos
Como varias de ellas ya son concesionarias de servicios de telefonía básica o celular, cuentan con una infraestructura que les facilitará el trabajo. "Vamos a tener la posibilidad de tener telefonía móvil más barata", dijo el ministro de Transportes y Telecomunicaciones, Claudio Hohman.
Funcionarios de ese ministerio, sin embargo, fueron más cautos. En todo caso se descartó que inicialmente vaya a desplazar los sistemas de telefonía básica tradicional o celular. "Pero en definitiva eso lo va a resolver el mercado", estimó una fuente estatal.
A los costos de operación del sistema, las empresas concesionadas deberán agregar el valor que implicará para ellas despejar la banda de frecuencias que hasta ahora ocupaban las fuerzas armadas, que algunos han estimado en unos 40 millones de dólares.






