Un posible paso hacia mejores condiciones de negocios recíprocos
La Argentina y Brasil han vuelto a conversar sobre la posibilidad de lanzar una moneda común. A instancias del ministro Paulo Guedes han vuelto a una vieja idea: ya en 1998 el presidente Menem anticipaba que la Argentina impulsaba una moneda común y que (decía) se lograría mucho más velozmente que lo que requirió la Unión Europea. Y en 2003 ambos países evaluaban la creación de un instituto monetario del Mercosur (el entonces ministro Roberto Lavagna representaba a la Argentina en estas charlas) y pensaban en una moneda común (aunque no única).
Brasil se encuentra en un proceso de estrategia de internacionalización y pretende dotar al Mercosur de novedades institucionales para que éste sea una plataforma de vinculación con el resto de la economía mundial.
Una moneda común no tiene por qué ser una moneda única, para la cual la coordinación macroeconómica, mayores simetrías regulatorias y políticas, y una fortaleza institucional de la que carecemos -al menos todavía- serían necesarias (y son lejanas). Pero una moneda común puede facilitar el comercio bilateral y reducir los obstáculos entre dos socios comerciales relevantes.
La Argentina tiene una moneda altamente castigada y una salida de este tipo podría además generar cierto salto de confianza. Aunque llegar a implementar tal decisión requeriría pasos previos enormes y no cercanos aún.
Nuestro país el tercer destino de exportaciones brasileñas y Brasil el primer destino de exportaciones argentinas. Pero el comercio bilateral supo ser mucho mayor que el actual: la Argentina en 2013 exportaba 17.440 millones de dólares a Brasil y hoy 11.304 millones; mientras Brasil exportaba a la Argentina 21.798 millones de dólares en ese tiempo y hoy exporta 15.694 millones de dólares a su socio. Brasil llegó a recibir 30% de las importaciones argentinas y hoy genera 23%, y llegó a generar 26% del total de exportaciones argentinas y hoy explica 18%.
Por ello, facilitar el flujo comercial permitirá recuperar energía y mostrar un signo inequívoco de integración.
También podría este paso facilitar la integración de empresas de ambos países en cadenas de valor regionales. Brasil es uno de los cinco principales inversores foráneos en la Argentina y facilitar operaciones en una moneda común concede un escenario más pacifico para decisiones estratégicas, financiamiento recíproco, integración de arquitecturas productivas, implementación de acciones corporativas. Brasil es un gran inversor en el mundo (más de 400 mil millones de dólares invertidos en el exterior), y cuenta con un tercio de las mayores 100 multilatinas, y facilitar el accionar bilateral con la Argentina generaría ventajas operativas.
A su vez, acudir a un acuerdo de tal envergadura estratégica implicaría para ambos una muestra de convicción en un vínculo con el exterior, y una respuesta hacia adelante para remozar un Mercosur fatigado (Mercosur que requiere otras varias reformas, como flexibilización, apertura, institucionalización y visión estratégica nueva).
Dar pasos adelante es una muestra de convicción, pero también de enfrentar el presente enredado. Una moneda común también implicaría esto.
El autor es especialista en negocios internacionales.