Viajar para vacunarse, ¿para qué se inventó el comercio?
Ir a Miami para aplicarse la vacuna contra el Covid, desde el punto de vista de la asignación de recursos, es un derroche fenomenal y algo socialmente regresivo
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Varios miles de argentinos han gastado miles de dólares cada uno, para viajar hasta Miami para vacunarse… ¡gratis! Con entendible criterio comercial, Aerolíneas Argentina está aumentando el número de vuelos entre Buenos Aires y Miami. Desde el punto de vista de la asignación de los recursos, se trata de un derroche fenomenal, socialmente regresivo. ¿Para qué se inventó el comercio, sino para que viaje una sola persona, cuyo servicio consiste precisamente en conectar al fabricante con los usuarios finales?
Al respecto conversé con el sacerdote italiano Antonio Genovesi (1712-1769) quien, según Manuel Fernández López, en la universidad de Nápoles ocupó la primera cátedra de economía, cuando fue creada en 1754. La segunda fue creada en Glasgow, a cargo de Adam Smith; la tercera en Aragón, a cargo de Lorenzo Normante; y la cuarta en Buenos Aires, a cargo de Pedro José Agrelo. Según Luigi Cossa, fue el más distinguido y más moderado de los mercantilistas italianos. En una obra publicada en 1765, presentó un esquema integral de la economía del bienestar basado en la utilidad, y derivó el valor a partir de la demanda, sobre la base del concepto (aunque no utilizó el término) de la utilidad marginal, sostienen Robert Burton Ekelund y Robert Francis Hébert.
–¿Qué recomendó usted en el plano comercial?
–Algo que seguramente sorprenderá a más de un lector, y probablemente no resista un análisis global. En efecto, como explicó Angelo Bertolini, me pareció importante diferenciar entre el comercio útil, que exportaba manufacturas e importaba materias primas, y el comercio ruinoso, que hacía exactamente lo contrario. Al primero le otorgaba la libertad, para el segundo recomendaba la prohibición. Además de lo cual, en materia de población y siguiendo la moda de su época, exageré las ventajas del aumento poblacional, sugiriendo que el Estado indujera los casamientos, otorgando privilegios y honores.
–¿Qué le parece que miles de argentinos viajen a Miami, para vacunarse?
–Un horror. Obvio que, al igual que el resto de los seres humanos, quiero que la gente se vacune, y por otro lado que cada uno con su dinero que haga lo que mejor le parezca. Cuando califico el hecho como un horror, estoy pensando en el enorme desperdicio de recursos que se está produciendo.
–Explíquese.
–El comercio, más precisamente, la intermediación comercial, nació de manera espontánea. Imaginemos la siguiente situación: en un barrio de una ciudad, 30 personas se levantan cada día queriendo comer pan. Pero como la fábrica de pan está en otro barrio, las 30 personas se trasladan cotidianamente de un barrio al otro. Hasta que un día uno de ellos le propone a los otros 29: “Mañana voy hasta la fábrica, traigo pan para todos, ustedes me pagan por el servicio y pueden dedicar el tiempo que les insumía ir y venir a la fábrica, a otras actividades”. Inventé un ejemplo barrial, pero también podría citar unos de los primeros ejemplos de economía globalizada: ¿se imagina a cada veneciano viajando al Extremo Oriente, para comprar personalmente especias?
–¿Qué otros servicios prestan los comercios?
–Primero y principal, permiten que en un mismo local un demandante se junte con productos fabricados en lugares muy diferentes. La próxima vez que ingrese a un supermercado pregúntese: ¿cuántas horas tendría que tener cada día, si usted tuviera que ir hasta la respectiva fábrica, para comprar cada producto? Además de lo cual el comercio aproxima geográficamente los productos, atiende en horarios amplios y fracciona (¿se imagina a una fábrica de caramelos, vendiéndolos por unidad?).
–Agremiados, algunos sectores comerciales restringen la competencia de manera indebida.
–Así es. Al respecto las autoridades deberían luchar, en vez de introducir barreras artificiales. Claro que a ningún oferente existente le agrada que aparezcan otros, pero las autoridades deberían ser neutrales al respecto. Un ejemplo de prohibiciones: ¿qué sentido tiene que una estación de servicio, al costado de una ruta y en la entrada de una ciudad, no pueda vender analgésicos, obligando al viajante a entrar en la ciudad, para adquirirlo en una farmacia?
–¿Qué le parece que Aerolíneas Argentinas, una empresa estatal, se preste a lo que usted califica como un enorme desperdicio de recursos?
–Es una decisión comercial, y por consiguiente en sí misma inobjetable. Pero cabe preguntar: en el mismo vuelo en el que viajan quienes se quieren vacunar, ¿no podría viajar alguien con experiencia en materia vacunatoria, para comprar para varios, a los cuales les cobraría el servicio, pero que les saldría mucho más barato que con el sistema actual?
–El sector comercial es, junto al hotelero, el más castigado por la pandemia/cuarentena.
–Es cierto, porque tanto la línea de montaje en una empresa automotriz, como el ordeño de las vacas en un tambo, requieren la presencia física de algunos seres humanos. A grandes rasgos, los casos del comercio y los hoteles son diferentes. La ocupación de los hoteles cayó por la disminución del turismo y la disminución de la demanda corporativa. Es muy probable que, superada la pandemia, porque el coronavirus se cansó de infectar, o porque nos vacunamos todos, la demanda de turismo se recomponga. En cambio, una porción considerable de la disminución de la demanda de hoteles, por parte de empresas multinacionales, será permanente. Porque los encuentros entre ejecutivos de una misma empresa, radicados en varios países, ahora se realizan de manera virtual, y en buena medida continuarán así.
–¿Y el caso del comercio?
–Es diferente, porque seguimos comprando, pero cambiamos la forma de comprar. Seguimos comprando vino, bolígrafos y libros, pero sin concurrir a los respectivos locales.
–Entonces, ¿es lo mismo?
–Es lo mismo para el comprador, pero no para los vendedores. Porque no todos los comercios han podido adaptarse a las nuevas modalidades de comercialización. No soñemos con la vuelta a la presencialidad como existía antes del coronavirus, de la misma manera que no soñemos con la vuelta a los almacenes, como existían antes de los supermercados; o la vuelta a las velas como existían antes de la lámpara eléctrica.
–Fácil de decir.
–¿Quién dijo que la vida es fácil? En todo momento hay que basar las decisiones en diagnósticos realistas. No está mal que el Gobierno colabore con comercios que, por restricciones horarias y caída en la demanda, no pueden afrontar el pago de los salarios. Pero junto a lo cual el mensaje que tienen que recibir todos los encargados de los comercios, es que imaginen cómo enfrentarán lo que queda de la pandemia/cuarentena, y lo que vendrá después. Mensaje doloroso, pero fundamental para la correcta toma de decisiones.
–Don Antonio, muchas gracias.