Diaconisas, sin avances
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El papa Francisco se mostró siempre renuente a discutir la ordenación sacerdotal de mujeres, pero sí promovió el debate sobre el diaconado femenino entendido como grado del sacramento del orden sagrado. En un giro histórico que reconocía el rol de las mujeres en el seno de la Iglesia, había propuesto ya en 2016 la creación de una comisión para estudiar esta alternativa en un encuentro con 900 religiosas del mundo.
La primera sesión de trabajo de la comisión, en 2021, concluyó unánimemente que “el estudio sistemático del diaconado, en el marco de la teología del sacramento del orden, plantea interrogantes sobre la compatibilidad de la ordenación diaconal de las mujeres con la doctrina católica del ministerio ordenado” y aceptó que la institución de nuevos ministerios “podría contribuir a la sinergia entre hombres y mujeres”.
En la segunda sesión, en julio 2022, se aprobó -por siete votos a favor y uno en contra- la exclusión de la posibilidad de proceder a la admisión de mujeres al diaconado, pero sin formular un “juicio definitivo”.
El informe de la última sesión, que concluyó su labor en febrero 2025, presidida por el cardenal Giuseppe Petrocchi, llegó a León XIV en septiembre pasado y solo pocas semanas atrás se hizo público. Incluyó unos 22 aportes recibidos luego de que en el Sínodo sobre Sinodalidad se invitar a los participantes a hacer llegar su contribución sobre el tema.
La idea de que “la masculinidad de Cristo y, por lo tanto, la de quienes reciben las Sagradas Órdenes no es accidental, sino parte integral de la identidad sacramental, preservando el orden divino de la salvación en Cristo” y que “alterar esta realidad no sería un simple ajuste del ministerio, sino una perturbación del significado nupcial de la salvación”, tuvo cinco votos a favor y cinco en contra. Petrocchi destacó que la cuestión no puede resolverse con datos históricos solamente y que corresponde al Magisterio emitir un juicio doctrinal, recomendando prudencia.
Con nueve votos a favor y uno en contra se apoyó la conveniencia de ampliar el acceso de las mujeres a los ministerios establecidos para el servicio comunitario en función de las necesidades concretas de la Iglesia.
La falta de consenso necesario que ya se había manifestado en el Sínodo expresa también la firme oposición de muchos. La conclusión es que no es momento de avanzar.
Aun cuando las mujeres son más de la mitad de los fieles de la Iglesia, muchos encuentran que este reclamo no deja de ser minoritario. Sus partidarios señalan que las trabas contradicen la igualdad entre hombres y mujeres a imagen de Dios, cuando avanzar en el diaconado femenino sería un paso en dirección al eventual sacerdocio de las mujeres. En 2023, el cardenal Prevost había anticipado que darlo no resolvería necesariamente un problema, sino que podría crear uno nuevo.
El papa León XIV se mostró a favor de la apertura a las mujeres en roles de decisión dentro de la Iglesia, pero claramente contrario al diaconado femenino. Para muchos, la creación de nuevos espacios de servicio para las mujeres puede verse como un avance en dirección a la igualdad o como un modo de echar vino nuevo en odres viejos.
Tipo de trabajo:
opinión
