Amador Sánchez Rico: “Que quede claro, lo que quiere la Unión Europea es que Ucrania gane esta guerra”
El embajador de la UE en la Argentina sostiene que avanzarán con las medidas coercitivas para forzar la mano de Putin y obligarlo a cesar la ocupación
La Unión Europea se creó sobre las cenizas de la Segunda Guerra Mundial. Y llega a un nuevo aniversario del discurso considerado su acto fundacional, que brindó el dirigente francés Robert Schuman el 9 de mayo de 1950, con otra tragedia en territorio europeo, que devuelve a la memoria las imágenes de un ejército conquistador lanzado a ganar territorios en base a pretextos absurdos.
Para el embajador Amador Sánchez Rico, máximo representante de la Unión Europea en la Argentina, desde Bruselas se trata de avanzar con la toma de medidas coercitivas para forzar a Vladimir Putin a replegar sus tropas y acatar las normas que rigen la convivencia internacional. “Que quede claro: lo que quiere la Unión Europea es que Ucrania gane esta guerra”, dijo Rico en diálogo con LA NACION.
-¿Qué significado tiene este día, y este mes, en el contexto bélico que está afectando a Europa?
-En esta ocasión la conmemoración se da en un contexto muy preocupante por lo que estamos viviendo en el continente europeo, una situación que nos parece inverosímil y que es un retroceso de cincuenta o sesenta años en la historia. Muchos no podemos dar crédito, pero es la realidad en la que nos ha metido el presidente Putin. Es su guerra, su elección, y él es el único que puede ser capaz de acabar con esto. En esta ocasión reivindicamos los principios fundacionales de la Unión Europea más alto y más fuerte que nunca. Principios como la democracia, la libertad y la paz.
-Una encuesta de Eurobarómetro señala una opinión muy favorable de la población europea a la respuesta de la UE a la guerra en Ucrania. ¿Cuáles son los próximos pasos?
-Primero tenemos que subrayar la firmeza y la unidad en la respuesta de la Unión Europea frente a esta amenaza. Está demostrando una unidad sin precedentes. Lo que hemos intentado hacer ha sido primero desenmascarar esta “operación especial” del presidente Putin (que no es una operación especial sino una invasión en toda regla), aislarlo internacionalmente, imponer paquetes de sanciones sin precedentes. El sexto paquete de sanciones tendría ya por objeto las importaciones de petróleo de Rusia. También se está demostrando solidaridad recibiendo a millones de refugiados ucranianos. Y sí, la población está muy satisfecha por cómo se está respondiendo.
-¿Y cuánto tuvo que ver la opinión pública en esa firmeza que adoptaron sus gobiernos?
-Es una violación tan flagrante del derecho internacional, de nuestro orden internacional basado en reglas, que no caben posiciones tibias. La Unión Europea y la población europea no pueden dar crédito a lo que está ocurriendo. Ya llevamos dos meses: esto no es una pesadilla, es una realidad. Y hay que hacer todo lo posible para detener esta barbarie. Pero que quede claro, lo que quiere la Unión Europea es que Ucrania gane esta guerra.
-¿Qué pasa si se estanca la guerra en el Donbass?
-No es de extrañar que lo que quiera el presidente Putin es que la situación se estanque, como pasó con Crimea [que Rusia se anexó de Ucrania en 2014]. Ya tener zonas en Ucrania que estén desestabilizadas es un terreno fértil para él, para poder imponer su política y ejercer sus áreas de influencia.
-¿Entonces seguirán apoyando la lucha si Ucrania sigue peleando en esa región?
-Ojalá que se pueda llegar a una solución diplomática y que podamos encontrar una salida. La Unión Europea no pide más que eso. Hicimos todo lo posible para dar un espacio al diálogo, a una salida diplomática, antes de la invasión. Y lo que se descubrió es que no había ninguna voluntad por parte del Kremlin y del presidente Putin de dialogar, porque decidió lanzar esta invasión en toda regla. Y ahora ojalá que pueda haber una salida pacífica y diplomática, pero tampoco hay mucha razón de optimismo, porque acaba de estar el secretario general de la ONU allí, y mientras estaba hubo dos bombardeos. Y los líderes europeos que han hablado con Putin, todos se han encontrado con la misma respuesta: “No voy a detener esta guerra”.
-¿Qué pasó después de la anexión de Crimea? Parece que se durmieron ahí, capaz que estaban demasiado atados al gas ruso...
-Creo que esto nos sirve por fin de una gran lección aprendida. Es verdad que en el 2014 ya le vimos las orejas al lobo, pero parece que no fuimos lo suficientemente decisivos a la hora de empezar a reducir nuestra dependencia de energías fósiles de Rusia. Ahora ya está clarísimo que no podemos seguir en la situación actual, y poco a poco vamos avanzando en la escala y profundidad de las sanciones. Ya con el quinto paquete de sanciones está el carbón, y ahora con el sexto vamos a por el petróleo. La idea es cortar el cordón umbilical que nos une a Rusia en materia de dependencia de energías fósiles.
-¿Y cómo se puede volver a tener relaciones normales con un país así, con la manera en que actúa Rusia?
-La Unión Europea no está en guerra con Rusia. Y el abanico de sanciones al que hemos llegado no va contra el pueblo ruso. Lo que queremos es usar este poder coercitivo. Las sanciones no son un fin en sí mismo, no son la panacea. Pero lo que nos puede permitir este poder coercitivo (y ya está teniendo un impacto, por ejemplo, en la devaluación del rublo), es intentar alterar el comportamiento de un presidente autocrático, que ha decidido lanzar sobre un país soberano y democrático una invasión ilegítima, injustificada y no provocada.
-¿Si la guerra retrocede entonces se reanudan los vínculos?
-Lo ideal sería que la población rusa pudiera consumir información veraz, y que no estén alimentados con información tergiversada y manipulada. Y los muchos que están contra la guerra tampoco lo pueden expresar, como se vio con los arrestos a los manifestantes al principio. Es muy conocida la maquinaria propagandística rusa, fuera y dentro del país. Fuera hemos también cortado Russia Today y Sputnik, porque consideramos que son herramientas para diseminar desinformación. Pero qué duda cabe que dentro del territorio ruso la información que está circulando no es veraz, y sería deseable que todos supieran la verdad de lo que está ocurriendo y de la injusticia de esta guerra.
-El corte a los servicios de información rusos también tuvo su controversia...
-La Unión Europea está totalmente a favor, y creo que tenemos las credenciales muy claras, en cuanto a nuestra defensa de la libertad de expresión, de prensa y de los periodistas. Pero en este caso estamos hablando de herramientas de difusión de información totalmente falsa. Lo que estaban haciendo era justificar esta invasión, y ocultando las verdaderas barbaries y atrocidades que millones de personas fuera de Rusia podemos ver en nuestros televisores. Esto es una tragedia. No se puede entender cómo un país como Rusia esté invadiendo un país que Putin dice considerar un “hermano”. Se rompen familias, se rompen vínculos. Yo creo que lo que está consiguiendo Putin es desacreditarse, dentro y fuera. Las cosas no le están saliendo tampoco como se pensaba.
-Lo dijo el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, aliado de Putin, que la guerra se había alargado más de lo que pensaba…
-Ojalá que la población rusa también empiece a decir eso. Ellos pensaban que iba a ser una invasión de 24 o 48 horas y que ya iba a estar todo acabado.
-¿Cómo ve las relaciones entre Europa y América Latina a partir de estas nuevas realidades?
-Creo que lo que hace la guerra es redefinir un poco el tablero mundial geopolítico. Ha habido dos votos de condena a Rusia con mayoría aplastante en la Asamblea General de la ONU. Ahí se ve quién está de qué lado: si estamos del lado del orden internacional, con las Naciones Unidas en la cúspide, o si volvemos a la ley del más fuerte, que es la que ejerce el presidente Putin. Y la mayoría de los países de América Latina están del lado del derecho internacional. Eso es una cosa que tenemos que subrayar, y es aquí donde todavía hay potencial para profundizar más. Ya tenemos muy buenas relaciones con Argentina. La Unión Europea es el mayor inversor extranjero directo, tenemos unas 800 empresas. Pero qué duda cabe que esta nueva situación también abre nuevas oportunidades.
-¿Y qué puede pasar con el tratado comercial entre la Unión Europea y el Mercosur, que todavía no fue ratificado?
-Después de la finalización de las negociaciones en 2019 y 2020 ha habido una serie de preocupaciones de naturaleza medioambiental, de cambio climático, de deforestación, que todavía no tienen respuesta en el tratado. Y estamos intentando, dentro de la Unión Europea, ponernos de acuerdo con un instrumento que nos garantice el tema de la deforestación sin abrir todo el tratado. Ahora es cuando verdaderamente se dan las condiciones, desde nuestro punto de vista, para volver a tomar este tema e intentar resolver los escollos con más energía y con más entusiasmo.
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