Aún inquieta por la inflación, la Fed lleva la tasa de interés al nivel más alto en 22 años en EE.UU.
El banco central norteamericano la elevó a 5,25-5,5%, pese a que los aumentos de precios se ralentizaron en el último tiempo
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WASHINGTON.- La última vez que Estados Unidos tuvo su tasa de interés tan alta como ahora, George W. Bush acababa de asumir la presidencia, la economía todavía galopaba la bonanza de los 90, y Manhattan todavía estaba dominada por la silueta de las Torres Gemelas, que desaparecieron unos meses después en el peor ataque terrorista de la historia.
La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) subió nuevamente un cuarto de punto su tasa de interés este miércoles y la llevó al 5,25-5,5%, un nivel que la primera potencia global no había visto en los últimos 22 años. La decisión de la Fed fue un nuevo testimonio del compromiso de sus directivos con la lucha contra la inflación, ya en franco descenso, aunque aún en un nivel que sigue por encima de la meta oficial.
Pero la decisión de la Fed respondió también a un escenario ciertamente inusual para la primera potencia global: el fuerte endurecimiento que imprimió el banco central para domar el alza del costo de vida no ha descarrilado hasta ahora a la economía, que continúa creciendo a buen ritmo y creando empleo. De hecho, el presidente de la Fed, Jerome Powell, reveló que el personal de la Fed ahora pronostica que la economía se desacelerará, pero logrará evitar una recesión, es decir, se dirige al tan ansiado “aterrizaje suave”.
Luego de 10 aumentos consecutivos, Powell y el resto de los directivos habían decidido poner pausa en su campaña de subas de tasas de interés en su última reunión en junio ante la baja de la inflación, a la espera de tener un panorama más nítido sobre el rumbo de la economía. Los datos que llegaron luego de ese encuentro confirmaron que la economía goza de buena salud y el mercado laboral continúa creando empleo, pese al ajuste monetario, uno de los más agresivos de la historia. Ante esa resiliencia, la Fed decidió dar otra vuelta de tuerca, decidida a bajar el alza del costo de vida al 2% anual, su meta histórica.
“Entendemos las dificultades que está causando la inflación y seguimos firmemente comprometidos a reducir la inflación a nuestra meta del dos por ciento”, dijo Powell al abrir su habitual conferencia de prensa.
“Sin estabilidad de precios, la economía no funciona para nadie”. continuó.
En junio, la inflación anual de Estados Unidos fue apenas de 3%, pero la inflación núcleo, que excluye algunos precios volátiles de alimentos y energía, fue bastante más alta, 4,8 por ciento. Ese dato en especial fue una de las razones que llevó a los directores de la Fed a continuar con su férrea cruzada en contra del alza del costo de vida, junto con la solidez que muestra la actividad económica.
“Los indicadores recientes sugieren que la actividad económica se ha estado expandiendo a un ritmo moderado. La creación de puestos de trabajo ha sido sólida en los últimos meses y la tasa de desempleo se ha mantenido baja. La inflación sigue elevada”, arrancó el comunicado con la decisión de la Fed, que trajo pocos cambios respecto del mensaje del mes anterior.
“El sistema bancario estadounidense es sólido y resistente. Es probable que las condiciones crediticias más estrictas para los hogares y las empresas pesen sobre la actividad económica, la contratación y la inflación. El alcance de estos efectos sigue siendo incierto. El Comité permanece muy atento a los riesgos de inflación”, indicó.
Durante la conferencia de prensa, Powell dejó latente la posibilidad de más subas en el futuro. El jefe de la Fed dijo que la economía había mostrado resiliencia para resistir el fuerte aumento en la tasa de interés sin perder empleo o actividad, un desempeño que sigue desafiando los pronósticos privados que anticipan una recesión en el corto plazo. Al respecto, Powell dijo que el personal de la Fed, que elabora sus propios pronósticos independientemente del comité que define la política monetaria, ya no proyecta una recesión, aunque si una “desaceleración notable”. Powell celebró la solidez de la economía, y destacó indicadores, como la confianza del consumidor, que han mostrado una mejora en los últimos meses. Y sugirió que, si la economía no brinda señales de enfriamiento, la Fed debería comenzar a adecuar su política monetaria a ese desempeño, es decir, podría tener que continuar con el ajuste para evitar que la continuidad del crecimiento recaliente el costo de vida. Además, Powell dijo que la inflación núcleo “sigue elevada”.
“Tenemos que estar listos para más subas si es apropiado”, advirtió Powell.
Como es habitual cada vez que comparece ante periodistas, Powell se preocupó por dejar en claro su compromiso con bajar la inflación. Powell dijo que mantendrán el ajuste el tiempo que sea necesario, y remarcó que el costo de postergar cualquier acomodamiento para atenazar el costo de vida será, a la larga, más dañino que una eventual recesión.
“Cualesquiera que sean los costos sociales a corto plazo de controlar la inflación, los costos sociales a largo plazo de no hacerlo son mayores”, afirmó.
La economía volverá a ser uno de los temas centrales en la naciente campaña presidencial para definir quién ocupará la Casa Blanca a partir del 20 de enero de 2025. La administración del presidente, Joe Biden, ha comenzado a mostrar una mayor confianza en la política económica del mandatario ante los indicadores que muestran que el crecimiento se mantiene firme. Biden y su equipo promocionan ahora abiertamente las políticas del presidente bajo el término “Bidenomics”, ya una muletilla habitual en sus mensajes.
La baja de la inflación y la continuidad del crecimiento le han quitado argumentos al Partido Republicano, que ha centrado su discurso de campaña en gran medida en la crítica a la política económica de Biden. Pero el ajuste de la Fed puede llegar a complicar la reelección de Biden si es que, tal como le ocurrió a Jimmy Carter, la suba de tasas termina llevando a una recesión. De momento, la Casa Blanca, se muestra muy segura de la trayectoria de la economía y del impacto de “Bidenomics”.
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