
Avión egipcio: creen que fue un suicidio
Al parecer, el copiloto habría cortado los mandos tras rezar una plegaria
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WASHINGTON.- En la cabina del vuelo 990 de EgyptAir alguien musitó una plegaria en un dialecto árabe: le pidió a Dios que recibiera su alma. El piloto automático se desconectó en forma manual y, 45 segundos más tarde, el avión iniciaba su caída fatal.
Por datos que surgen de una grabación y otros que aún no han sido revelados, los investigadores se inclinan ahora a creer que el avión que se estrelló con 217 personas a bordo no sufrió ninguna falla mecánica.
Una de las principales sospechas apunta a la posibilidad de un copiloto suicida, que podría haber cortado la potencia de los motores para producir la caída irreversible del aparato.
Oficialmente, James Hall, director del Consejo Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB), que investiga accidentes, dijo anoche que en los próximos días decidirá, en consulta con Egipto, si su agencia da un paso al costado. El NTSB evalúa poner el caso en manos del Federal Bureau of Investigations (FBI), que sólo asume el protagonismo ante una firme sospecha de un acto criminal.
Las nuevas hipótesis sobre las causas de la caída giran ahora sobre un posible secuestro, una pelea entre los miembros de la tripulación, un piloto suicida o un atentado terrorista.
El avión, que había despegado del aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York, con rumbo a El Cairo, se estrelló a los cuarenta minutos de vuelo, a pocos kilómetros de la isla Nantucket, en el Estado de Massachusetts.
Al cruzar los datos que surgen de la grabación en la cabina con los de la caja negra que tiene la información sobre el vuelo, los investigadores detectaron sonidos similares a los de una puerta que se abre y se cierra, más de una vez.
Pocos segundos después se escucha la plegaria, "una breve frase religiosa que hace referencia a la muerte", describió uno de los investigadores. "Aunque puede haber diferencias culturales en la interpretación del lenguaje", dijo Hall, con prudencia.
Los expertos del NTSB creen que la voz puede ser la del copiloto Adel Anwar, que si se encontraba solo en la cabina pudo haber aprovechado la situación para tomar las acciones que producirían la caída del Boeing 767. Pero tampoco quieren descartar la posibilidad de que fuera otra persona la que se encontraba en el asiento del copiloto.
Empleados de EgyptAir que conocían a Anwar y también al capitán Ahmed Habashi fueron convocados ayer para distinguir las voces. Ambos están siendo investigados por la Central de Inteligencia Americana (CIA).
El avión cayó en aguas internacionales y le correspondería a Egipto liderar la investigación, pero tras una conversación con Bill Clinton, el presidente Hosni Mubarak resolvió dejar el caso en manos de las agencias norteamericanas. De cualquier modo, necesitan consultar cada paso con los egipcios.
Lo que despertó la sospecha entre los investigadores es la secuencia, como surge de las cajas negras: la plegaria y de inmediato el piloto automático que se desconecta, cuando el Boeing parecía estar volando en condiciones normales y a una altura crucero.
Enseguida, alguien impulsó el avión de manera resuelta hacia abajo. Durante diez segundos, el Boeing, en el que viajaban más de treinta militares egipcios, aceleró hasta atravesar la velocidad del sonido y se disparó una alarma.
Entonces ocurrió algo más extraño: los dos alerones de cola, que habitualmente tienen un movimiento sincronizado, fueron impulsados en direcciones opuestas.
Alguien apagó los motores
Una teoría indica que el capitán pudo haber regresado a la cabina, colocar la palanca de comando en dirección opuesta a la que le había dado Anwar, con la intención de retomar altura y evitar la tragedia.
Los investigadores habían especulado, en un principio, en un tironeo entre los dos pilotos, posibilidad que luego parecieron descartar porque en las grabaciones no se escucha una pelea. Finalmente, alguien apagó los dos motores del avión. Los pilotos con experiencia dicen que es difícil imaginar una situación de emergencia en la que la tripulación haya actuado de esa manera para remediar un problema técnico.
El FBI intentará determinar si el Boeing quedó en manos de un piloto suicida o de un criminal que contó con la asistencia de una organización terrorista, aunque ningún indicio parecía apuntar hasta ayer en ese sentido.
Clinton, que se encontraba de visita en Turquía, fue informado por el director del Consejo Nacional de Seguridad, Sandy Berger. El 31 de octubre último, horas después de la caída del avión, Clinton había indicado que no había pruebas que sustentaran la teoría del atentado.
De todas maneras, el FBI de Boston puso a 250 agentes a trabajar en el caso, con una teoría preventiva: ante la eventualidad de que la investigación tomara otro rumbo.
Agentes condujeron cientos de entrevistas en el aeropuerto de Los Angeles, que fue la escala inicial del vuelo, y también en el John F. Kennedy, de Nueva York.
Al principio había llamado la atención un empleado de la compañía EgyptAir que había volado el tramo Los Angeles-Nueva York, sin seguir hasta El Cairo, algo prohibido por las regulaciones para vuelos internacionales. Pero las sospechas parecieron disiparse cuando descubrieron, en un giro trágico e irónico, que se trata de un empleado especializado en la atención de familiares de víctimas de accidentes aéreos.
Un solo antecedente reciente
Ted Lopatkiewicz, vocero del NTSB, dijo ayer que en la historia reciente sólo le transfirieron, en circunstancias similares, una investigación al FBI: la del avión de Pacific Southwest Airlines que se estrelló al norte de Los Angeles, en 1987.
El FBI determinó que el avión se estrelló porque una persona alterada asesinó a todos los miembros de la tripulación.
Aunque la traducción del dialecto árabe que hablaban entre sí los pilotos arrojó pistas importantes, las causas de la caída del avión de la EgyptAir siguen siendo un misterio, que ahora se parece más a una trama criminal que a un extraño accidente.
