Bolsonaro evitó participar del último debate y desafió a sus adversarios en una entrevista desde su casa
RÍO DE JANEIRO.- En vísperas de las cruciales elecciones presidenciales de pasado mañana en Brasil , el candidato ultraderechista Jair Bolsonaro, favorito con el 35% de las preferencias, desafió anoche a la clase política tradicional al no comparecer al debate televisivo en la influyente cadena Globo –una ya clásica cita que marca el final de las campañas electorales- y, en cambio, dio en el mismo horario una larga entrevista al canal rival Record, propiedad de un poderoso pastor evangélico.
Mientras los otros aspirantes al Palacio del Planalto acusaban al diputado Bolsonaro de cobarde y alertaban sobre los riesgos que representa para la democracia brasileña el exmilitar que defiende la dictadura, el aspirante del Partido Social Liberal (PSL) buscó deshacerse de las críticas a sus controvertidas posiciones y propuestas desde la comodidad del living de su casa, ante un entrevistador benévolo.
Aún en recuperación tras el atentado con cuchillo que sufrió el mes pasado, pretendió presentarse como un líder dócil, sereno, capaz de unificar al país y salvarlo del peligro que según él significaría el regreso al poder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT). Apuntó todos sus dardos contra su máximo contrincante, el exalcalde de San Pablo Fernando Haddad (PT), que tiene un 22% de intención de voto luego de reemplazar en la fórmula al encarcelado expresidente Luiz Inacio Lula da Silva , cuya candidatura fue impugnada por la condena a 12 años de corrupción que cumple.
"No podemos permitir que el mismo partido que zambulló a Brasil en la más profunda crisis ética, moral y económica vuelva al poder con las mismas personalidades, conducidas desde la prisión por Lula a través de su fantoche, Haddad", exhortó Bolsonaro desde su hogar en el barrio carioca de Barra de Tijuca, donde reforzó varias veces su firme voluntad por combatir la corrupción, la criminalidad y a la izquierda.
Explicó que su propuesta de liberar el porte de armas reducirá la inseguridad, rechazó que sea machista, homofóbico y racista, y que le hacen esas imputaciones porque no es corrupto, a diferencia del PT, que según él traicionó a los trabajadores en pos de un proyecto de poder.
"Hasta hoy, el PT defiende el régimen de [Nicolás] Maduro, como defendía antes el de [Hugo] Chávez. Debemos distanciarnos de Venezuela. No podemos admitir esa ideología en Brasil. Será el fin de nuestra patria si el PT consigue llegar al poder", resaltó a Record, cuyo dueño, el evangélico Edir Macedo, de la Iglesia Universal del Reino de Dios, le declaró esta misma semana su apoyo.
Mediante la entrevista, en abierta provocación al debate entre sus adversarios, Bolsonaro selló un acuerdo mediático que a muchos analistas recordó la relación que tiene desde los tiempos de campaña el actual presidente estadounidense, Donald Trump, con la cadena Fox, una de las principales plataformas para la divulgación de sus ideas junto a las redes sociales, que el político brasileño también ha explotado con habilidad.
A pocos kilómetros de la residencia de Bolsonaro, en los estudios de Globo en la zona de Jacarepaguá, el resto de los candidatos presidenciales osciló entre los cuestionamientos al diputado ultraderechista y los ataques directos a Haddad. Como ya intentaron en otras oportunidades en las últimas semanas, los contendientes del centro ideológico –el exgobernador de Ceará Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista; el exgobernador de San Pablo Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña; y la ecologista Marina Silva, de la Red Sustentabilidad- hicieron esfuerzos por quebrar la creciente polarización derecha-izquierda.
"Quería hacerle una pregunta a Bolsonaro, pero nuevamente se acobardó", dijo Silva al principio. "No creo que, si permanece esta polarización, se pueda gobernar Brasil. Unos votan por miedo a Bolsonaro, otros a Haddad, o porque tienen rabia de uno o de otro", agregó y destacó las altísimas tasas de rechazo que ostentan los dos aspirantes en la delantera: 45% para Bolsonaro y 40% para Haddad.
"Huyó para no responder a nuestras dudas. No creo que una persona que no se somete a un debate ante los electores pueda ser un buen presidente", opinó luego Gomes.
Con un pedido al Tribunal Superior Electoral, el PT y otros partidos de izquierda trataron de evitar la transmisión de la entrevista de Bolsonaro –grabada más temprano- en el mismo horario del debate, bajo el argumento de que infringía las normas de conducta de las televisoras durante la campaña, pero no tuvieron éxito. El candidato del PSL alegó que no podría concurrir al encuentro grupal por "determinación" médica, y durante la entrevista se mostró toscamente cuando un enfermero lo asistía en medio de la charla, mientras Bolsonaro –que aseguró haber "nacido de nuevo" tras el atentado- resaltaba que no bebe alcohol, no fuma y defiende los valores familiares tradicionales, todas posturas muy a tono con el público evangélico.
En el debate, el izquierdista Guilherme Boulos, del Partido Socialismo y Libertad, resaltó las controvertidas declaraciones de Bolsonaro a favor del último régimen militar y su defensa de la tortura. "Hace 30 años que este país salió de una dictadura, pero creo que nunca estuvimos tan cerca de volver como en este momento. ¡Dictadura nunca más!", enfatizó en una emotiva intervención.
A la defensiva también por las duras críticas de sus adversarios presentes, Haddad no hizo ningún guiño hacia los votantes de centro –que serían claves para el hipotético ballottage del 28 de octubre para vencer a Bolsonaro- y redobló su estrategia de asociación con Lula, a quien definió como un "preso político" injustamente procesado.
"Lo que está ocurriendo en Brasil hoy es un descalabro", advirtió el exministro de Educación de Lula, en referencia a las políticas neoliberales de Michel Temer . "Se recortaron derechos de los trabajadores para ajustar las cuentas públicas; eso no se hace. El PT nunca lo hará", afirmó.
"Represento un proyecto que dio resultados. Cuando dicen que Lula es radical y alimenta el odio, ¿qué es eso? Lula abrió las puertas del Palacio del Planalto para todos los brasileños y gobernó para los más pobres", declaró Haddad, y se negó a hacer una autocrítica sobre los escándalos de corrupción que sacudieron los gobiernos petistas o la debacle económica en la que acabó la gestión de la destituida Dilma Rousseff .
"Es lamentable que no reconozca ninguno de los errores (del PT). Tiene la oportunidad de mirar al pueblo brasileño a los ojos y reconocer las fallas, pero no lo hace", lo espetó Silva, exministra de Medio Ambiente de Lula, en tanto Alckmin acusó al PT de "tercerizar" sus responsabilidades.
"Ni el PT ni Bolsonaro van a sacar a Brasil de esta crisis. Necesitamos recuperar la confianza en Brasil para volver a crecer. No con la irresponsabilidad del PT", concluyó el socialdemócrata.
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