Confirmado: Giorgia Meloni jurará como la primera mujer en gobernar Italia, con una coalición de ultraderecha cargada de tensiones
La líder del posfascista Hermanos de Italia fue designada formalmente tras una reunión con el presidente, Sergio Mattarella; asumirá este fin de semana
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ROMA.- A casi un mes de las elecciones y después de semanas de negociaciones turbulentas, finalmente hoy Giorgia Meloni se convirtió en la primera mujer que llega al gobierno en Italia. Su flamante ejecutivo, el más de derecha en Italia desde la Segunda Guerra Mundial, jurará mañana a las 10 locales (5 en la Argentina), asumirá el domingo y la semana próxima se someterá a una votación de confianza en el Parlamento, donde cuenta con una holgada mayoría.
Demostrando que no hay tiempo que perder, Meloni, de 45 años y líder del posfascista Hermanos de Italia, el partido más votado en las urnas, aceptó de inmediato el encargo de formar gobierno que le confirió esta tarde el presidente, Sergio Mattarella, al cabo de una ronda de consultas. Después de una reunión a solas de más de una hora con el jefe de Estado, con quien evidentemente limó y ajustó la formación de su equipo de gobierno, la flamante premier, de elegante traje azul, salió a anunciar la lista de ministros.
Pese a las peleas de los últimos días con el expremier Silvio Berlusconi, finalmente designó como nuevo canciller a Antonio Tajani, referente de su partido, Forza Italia, expresidente del Parlamento europeo y figura que prometió una y otra vez su fidelidad a la OTAN y a la posición pro-Ucrania de Meloni. Como su gobierno se basa tanto en el apoyo de Forza Italia, de Berlusconi, como de la xenófoba Liga de Matteo Salvini, Meloni también anunció que éste y Tajani serán vicepremieres.
Salvini también fue designado ministro de Infraestructura -no obtuvo el ministerio del Interior, como hubiera querido- y otro referente importante de la Liga, Giancarlo Giorgetti, obtuvo la crucial cartera de Economía. Este nombramiento cayó bien porque Giorgetti es un economista de prestigio, que ya integró el gobierno saliento de Mario Draghi, al frente del ministerio de Desarrollo Económico.
Como prevé la liturgia del sistema parlamentario italiano, Mattarella había comenzado ayer a recibir en los impactantes salones del Palacio del Quirinal -sede de la presidencia y antigua residencia veraniega de los papas- a todas las fuerzas políticas para la denominada ronda de consultas. Esta concluyó en tiempos muy rápidos, como explicó el propio presidente al final de la jornada, debido a la victoria neta de la derecha y a las urgencias que enfrenta Italia, que necesita lo antes posible un gobierno en funciones.
El último grupo que “subió” –como se dice en la jerga política- al Palacio del Quirinal para las consultas fue esta mañana el de la coalición de derecha ganadora de las elecciones, liderada por Meloni. Pese a las fricciones de los últimos días, marcadas por las declaraciones explosivas de Berlusconi en favor de su amigo Vladimir Putin, la delegación de derecha se presentó unida.
Radiante, aunque a la vez emocionada porque se trataba de un momento que siempre había soñado y que finalmente alcanzaba, después del encuentro con el presidente, fue Meloni la única que tomó la palabra ante los periodistas.
“La delegación de centroderecha ha coincidido con el presidente Mattarella sobre la necesidad de darle a la nación un gobierno en el menor tiempo posible”, dijo Meloni, que más tarde subió en un tuit imágenes de ese momento. “Estamos listos”, aseguró, repitiendo el slogan de su campaña electoral.
La delegazione di centrodestra ha convenuto col Presidente Mattarella sulla necessità di dare alla Nazione un nuovo Governo nel minor tempo possibile. La coalizione ha indicato al Capo dello Stato la sottoscritta per la formazione del nuovo Esecutivo. Siamo pronti. #consultazioni pic.twitter.com/j2wUlEHMMp
— Giorgia Meloni 🇮🇹 ن (@GiorgiaMeloni) October 21, 2022
Entonces, la escoltaban sus dos socios incómodos, en otros tiempos líderes de la misma coalición de derecha: el expremier y magnate Silvio Berlusconi, de 86 años y fundador de Forza Italia y Matteo Salvini, líder de la xenófoba Liga, de 49. Ambos, como acordado, permanecieron callados. El gran temor era que Berlusconi, que en los últimos días estuvo desatado, furioso porque no obtuvo los sillones que hubiera querido, como el de Justicia, aprovechara de ese momento en frente de las cámaras para hacer otro de sus shows, poniendo en dificultad a la futura premier.
Todo el mundo recordó, en efecto, cuando en una situación similar, en 2018, el Cavaliere puso incómodo a Salvini, entonces el líder de la alianza, gesticulando las cosas que decía ante los periodistas. Pero esta vez se contuvo y se mostró con un rostro como siempre muy maquillado, serio o con una sonrisa forzada. A su lado se destacaba Licia Ronzulli, jefa de la bancada de Forza Italia en el Senado, apodada “la cuidadora” y la mujer por la cual se enfrentó a Meloni, que le negó taxativamente un sillón ministerial.
“La centroderecha ha indicado al presidente Mattarella el nombre de Giorgia Meloni para formar el nuevo gobierno. Estoy seguro que, gracias al apoyo imprescindible de Forza Italia, el próximo ejecutivo estará a la altura de guiar al país hacia el crecimiento”, tuiteó más tarde su cuenta el Cavaliere, para recordar que sus votos son determinantes.
Il centrodestra ha indicato al Presidente Mattarella il nome di @GiorgiaMeloni per formare il nuovo governo.
— Silvio Berlusconi (@berlusconi) October 21, 2022
Sono sicuro che, grazie al supporto imprescindibile di @forza_italia, il prossimo esecutivo sarà all’altezza di guidare il Paese verso la crescita. pic.twitter.com/GfBNbBiqbB
Debilitado
Aunque Meloni apareció fuerte, decidida y se impuso claramente a sus dos socios y exlíderes de la coalición (que sacaron un tercio de sus votos en las elecciones), muchos analistas creen que su flamante gobierno arranca debilitado justamente debido a ellos dos.
Si bien le ganó la pulseada a un Berlusconi que no puede aceptar que su expupila ahora sea quien tiene el poder, la flamante premier deberá “blindarlo” para que en el futuro no pueda vengarse.
Otro socio que deberá mantener bajo control es Salvini. Aunque en las últimas semanas optó por el perfil bajo y, es más, fue uno de los mediadores en la pelea entre Berlusconi y Meloni, todo el mundo sabe que él también la detesta y que es amigo de Rusia y de Putin (solía ponerse remeras con su rostro). En este sentido causó preocupación que uno de sus hombres, Lorenzo Fontana, nuevo presidente de la Cámara de Diputados, ultracatólico e integralista, en un programa de TV considerara las sanciones contra Rusia un bumerán contra Italia.
¿Qué pasará cuándo, en unas semanas, el Parlamento deberá decidir si Italia sigue enviando armas y dienero a Ucrania? ¿La alianza seguirá tan compacta y unida como asegura estar?
Paolo Guzzanti, exparlamentario del Polo de las Libertades de Berlusconi y examigo del Cavaliere, sobre quien escribió un libro, se mostró muy escéptico en una entrevista con La Repubblica por lo que vendrá: aseguró que el gobierno de Meloni “no tendrá larga vida”. “El gobierno nace muerto o gravemente enfermo”, sentenció, demasiado “lleno de rencores”.
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