Coronavirus: quiénes son los hikikomori, los japoneses que deciden vivir confinados
Desde el comienzo de la pandemia de coronavirus, una de cada dos personas en el mundo ha experimentado alguna forma de confinamiento. Ante este fenómeno sin precedentes, psicólogos y psiquiatras de todas partes elaboraron múltiples recomendaciones para ayudar a preservar la salud mental de gran parte de la humanidad, desacostumbrada a vivir en aislamiento.
Para Japón, sin embargo, el confinamiento no es algo nuevo. Desde hace años, el gobierno ha lidiado con un extraño fenómeno conocido como hikikomori, en el que cientos de miles de adolescentes y adultos se encierran en sus hogares por meses, e incluso años, retrayéndose por completo de la sociedad.
El Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar de Japón define al hikikomori como una condición en la cual las personas afectadas se niegan a abandonar la casa de sus padres, no trabajan o van a la escuela y se aíslan de la sociedad y la familia en una sola habitación por un período superior a seis meses.
"Me convertí en hikikomori con el objetivo de vivir todos los días haciendo solo cosas que valgan la pena, por lo que para mí los últimos 10 años han sido mucho más agradables que trabajar afuera", dijo Nito Souji al periódico The Japan Times, quien vive recluido en la casa de sus tíos desde hace 10 años y ahora da consejos a las personas para sobrellevar las cuarentenas impuestas alrededor del mundo para combatir el coronavirus.
Después de graduarse de la universidad de Tokio, Souji tuvo problemas para encontrar un buen trabajo y convertirse en novelista, su sueño, por lo que regresó a su ciudad natal para practicar el dibujo de cómics. Inicialmente, solo había planeado ser un hikikomori durante tres años, o hasta que pudiera mantenerse, pero esa meta se fue postergando.
El origen
La palabra ‘hikikomori’ significa apartarse, estar recluido. Pero fue empleada para referirse al fenómeno sociológico –y a los que lo padecen– por primera vez en el año 1998 por el psiquiatra japonés Tamaki Saito, quien lo describió en su libro Hikikomori: adolescencia sin fin como "un estado que se ha convertido en un problema a finales de los años 20, que implica estar encerrado en la propia casa y no participar de la sociedad durante seis meses o más, pero que no parece tener otro problema psicológico como su fuente principal". De hecho, en la actualidad, dicho síndrome no se encuentra listado en la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"Los hikikomori están paralizados por profundos temores sociales. Están atormentados. Quieren salir al mundo, quieren hacer amigos o conseguir pareja, pero no pueden", dijo Sato en una entrevista con la BBC en el año 2013.
Por su parte, el psiquiatra Alan Teo, profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón, caracterizó por primera vez a los hikikomori como "ermitaños modernos".
A fines de la década de 1990, justo cuando las computadoras domésticas y el acceso a Internet se estaban volviendo ubicuos, la gente en Japón comenzó a prestar más atención a una forma severa de retraimiento social, que afectaba más a los hombres que a las mujeres. Según Saito, un 86% de los hikikomori son varones, aunque resulta difícil dar cifras exactas porque la vergüenza hace que muchas familias no hagan público este padecimiento.
A menudo, los hikikomori comienzan como futoko, niños que se niegan a ir a la escuela. Hasta 1992, el absentismo escolar, en ese entonces llamado tokokyoshi, era considerado una enfermedad mental. Pero en 1997 la terminología cambió y se comenzó a utilizar futoko, un término más neutral.
Según el Ministerio de Educación de Japón, las circunstancias familiares, los problemas personales con compañeros y el bullying se encuentran entre las principales causas del futoko.
Si no se trata correctamente, este abandono de los estudios puede provocar consecuencias a largo plazo y existe un alto riesgo de que los jóvenes se aíslen de la sociedad por completo y se conviertan en hikikomori.
"Comencé a culparme a mí mismo y mis padres también me culparon por no ir a la escuela. La presión comenzó a acumularse. Luego, el miedo de salir y de conocer gente llegaron al punto que no pude salir más de mi casa", dijo a la BBC Hide, un joven japonés.
Un problema a gran escala
Las últimas cifras disponibles del gobierno indican que hay 700.000 personas que viven como hikikomori en Japón, con una edad promedio de 31 años. Aún así, los números varían ampliamente entre los expertos por el secretismo que rodea a este fenómeno.
Estas cifras incluyen a los hikikomori que ahora tienen 40 años y han pasado 20 años en aislamiento. Este grupo se conoce generalmente como los "hikikomori de primera generación". La reinserción de estas personas en la sociedad es un problema cada vez mayor porque a medida que se acercan a los 60 años y sus padres comienzan a morir, no habrá nadie que cuide de ellos.
Además, el gobierno estima que 1,55 millones de personas están a punto de convertirse en hikikomori.
Una encuesta de la Oficina del Gabinete de 2015 estimó que existían 541.000 reclusos de entre 15 y 39 años. En 2019, otra encuesta mostró que hay aproximadamente 613.000 personas de 40 a 64 años que caen en la categoría de "hikikomori adultos", a lo que el ministro de bienestar de Japón, Takumi Nemoto, calificó como un "nuevo problema social".
Las razones que los llevan al confinamiento pueden ser múltiples pero las más comunes son el rechazo social en el colegio, un fracaso amoroso o el pánico a no ser capaces de cumplir las expectativas que la sociedad posa sobre ellos.
"Tuve todo tipo de emociones negativas: el deseo de salir, la ira hacia la sociedad y mis padres, la tristeza por tener esta afección, el miedo a lo que sucederá en el futuro y los celos hacia las personas que llevaban una vida normal", explicó Hide a la BBC.
Si bien el hikikomori es principalmente un fenómeno japonés, se han encontrado casos en muchos otros países como Estados Unidos, Gran Bretaña, Omán, España, Italia, la India, Corea del Sur y Francia.
En Facebook hay un grupo cerrado llamado "Hikikomoris en Europa", en el que los miembros comparten sus experiencias.
LA NACIONTemas
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