Coronavirus: recuperado, Boris Johnson retomó el trabajo con el desafío de revertir las crisis sanitaria y económica
El premier, que estuvo al borde de la muerte por el coronavirus, dijo ayer que Gran Bretaña está "superando el pico"; preocupa la parálisis en la producción
PARÍS.- Para algunos correligionarios y opositores, Boris Johnson padeció una desgracia con suerte. En convalecencia desde hace 15 días, después de haber caído gravemente enfermo de Covid-19 a comienzos de abril, el primer ministro británico regresó anteanoche al 10 de Downing Street vistiendo su traje de "optimismo en jefe", como lo designó el semanario conservador Spectator. Pero si bien su estado de salud le evitó hasta ahora ser blanco principal de las violentas críticas contra el gobierno por su falta de preparación, ahora tendrá que echar mano de toda su energía para restablecer la confianza de los británicos, indignados por la lamentable gestión de la pandemia.
"Lamento mucho haber estado alejado de mi puesto más tiempo de lo que hubiese querido", dijo ayer Johnson en su primera aparición pública después de su paso por la terapia intensiva en el hospital y su período de convalecencia en Chequers, la residencia de campo de los primeros ministros británicos en el noroeste de Londres.
Después de agradecer a todos aquellos que lo reemplazaron durante su ausencia, al comenzar por el canciller, Dominic Raab, que asumió el interinato, Johnson aseguró que el Reino Unido "progresa" en la gestión de la pandemia y que muchos signos tienden a mostrar que "la curva se está invirtiendo".
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"No es mi intención minimizar los problemas que seguimos enfrentando. Sin embargo, registramos menos admisiones hospitalarias, hay menos pacientes en terapia intensiva... Estos son verdaderos signos de que estamos superando el pico", dijo.
A pesar de ello, "no es el momento de reducir el esfuerzo", advirtió. "Tenemos que ser conscientes del riesgo de una segunda ola, que sería un desastre. Por eso les pido contener la impaciencia, pues creo que estamos llegando al fin de la primera parte del conflicto", agregó.
Pero el balance es triste: 20.732 muertos de coronavirus (solo en los hospitales) registrados hasta el domingo. A fines de marzo, Patrick Vallance, consejero científico en jefe del gobierno, afirmaba que el país saldría "bien parado" si no superaba la cifra de 20.000 decesos. La opinión pública también sigue esperando que el país alcance el objetivo oficial de 100.000 tests diarios prometidos para antes de fines de abril, cuando el sábado se habían practicado apenas 29.058. Sin contar con la ausencia absoluta de una estrategia seria de salida de confinamiento, a pesar de que -a juicio de los científicos- el pico de la pandemia habría sido alcanzado alrededor del 10 de abril.
Muertes en el sistema de salud
El gobierno deberá, asimismo, responder por el número de muertos de Covid-19 entre el personal médico: 61 médicos y enfermeros, más 15 asistentes sanitarios en geriátricos habrían muerto en la pandemia, según Helen Whately, ministra de Asuntos Sociales. Los medios de comunicación hablan, por su parte, de una cifra muy superior al centenar de víctimas mortales (125 al 15 de abril). Durante la ausencia de Johnson, dramáticos testimonios dieron cuenta de la falta de preparación y de insumos que obligó al personal médico incluso a improvisar delantales y protecciones con bolsas de residuos.
Durante las elecciones generales de diciembre de 2019, Boris Johnson obtuvo un mandato de cinco años con la promesa de concretar el Brexit y ayudar a las zonas más pobres del norte de Inglaterra, pero también poner fin a la crisis del National Health Service (NHS) provocada por los recortes de su propio partido durante diez años. A fines del año pasado, faltaban 50.000 enfermeros en los hospitales.
La carencia total de equipos de protección -barbijos, guantes y delantales- es calificada de "fiasco" incluso por los medios más allegados al gobierno. La prensa también denuncia los problemas logísticos y los embrollos administrativos incomprensibles, a pesar de que cantidad de pequeños industriales británicos propusieron sus servicios sin recibir nunca una respuesta.
"El gobierno estaba mal preparado. Con su suficiencia habitual, el equipo de Johnson basó su planificación en la hipótesis de una epidemia de gripe, para nada adaptada a este virus", denunció el doctor Gabriel Scally, profesor de Salud Pública en la Universidad de Bristol y responsable de la sección Epidemiología de la Sociedad Real de Medicina. A su juicio, fue necesario que el primer ministro cayera enfermo para que todos se dieran cuenta de la peligrosidad de la situación.
En su intervención de ayer, Johnson tampoco olvidó la dramática situación que vive la economía del país por culpa de la pandemia y prometió una "transparencia total" sobre las futuras medidas de desconfinamiento.
Según un estudio publicado la semana pasada, miles de empresas quebraron entre comienzos de marzo y mediados de abril a causa de la parálisis económica. "Con relación al mismo período del año pasado, unas 21.200 empresas más quebraron este año. Un incremento del 70%", dicen los responsables de la encuesta.
El secretario del Tesoro británico develó un conjunto de medidas de sostén importantes para las empresas británicas.
"Pero sabemos que muchas de ellas no consiguen obtenerlas. Si esas dificultades no son rápidamente resueltas, estaremos frente a un lento y prolongado derrumbe del sector privado que alimenta millones de empleos en el país. Y a una depresión económica, en vez de una corta recesión", concluye el estudio.
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