Cuáles son los intereses de las grandes potencias en Siria y cómo pueden verse afectados por la caída de Al-Assad
EE.UU., Rusia, Turquía, Irán e Israel son los actores internacionales más involucrados en el terreno
- 7 minutos de lectura'
DAMASCO.- La victoria de los rebeldes sirios y la huida del país del presidente, Bashar Al-Assad, puso un dramático final el domingo a su lucha de casi 14 años por mantenerse en el poder, mientras su país se fragmentaba en una brutal guerra civil convertida en un campo de batalla indirecta entre potencias regionales e internacionales.
La marea geopolítica cambió rápidamente con una ofensiva sorpresa lanzada a finales de noviembre por grupos de oposición con base en el noroeste de Siria. Las fuerzas gubernamentales colapsaron rápidamente, mientras que los aliados de Al-Assad, ocupados por otros conflictos —como la guerra de Rusia en Ucrania y las guerras iniciadas hace más de un año entre Israel y grupos armados respaldados por Irán, Hezbollah y Hamas— parecían reacios a intervenir con fuerza.
Ahora, mientras la comunidad internacional se mantiene expectante y cauta por el rumbo que tomará Siria bajo el dominio de la coalición de grupos rebeldes - que prometió una transición ordenada- hay varias naciones cuyos intereses también se verán afectados por la reconfiguración del poder en Siria.
Irán
Para el gobierno teocrático de Irán, la situación sigue empeorando. Su estrategia de décadas de construir un “Eje de Resistencia” que apoye a grupos militantes y apoderados en toda la región se está desmoronando. Primero fue la aplastante campaña israelí en Gaza, desencadenada por el ataque del 7 de octubre de 2023 de Hamas, apoyado por Irán. Esa guerra dio lugar a otra en el Líbano, donde Israel destrozó al aliado más poderoso de Irán, Hezbollah, incluso cuando Israel lanzó por primera vez ataques aéreos exitosos dentro de Irán.
Y ahora el fiel aliado y cliente de Irán en Siria, el presidente Bashar Al-Assad, quedó en la ruina. Al amanecer del domingo, las fuerzas rebeldes completaron una ofensiva relámpago tomando la antigua capital de Damasco y derribando símbolos de más de 50 años de gobierno de Al-Assad sobre la encrucijada de Medio Oriente.
Alí Akbar Velayati, un asesor clave del líder supremo de Irán, el ayatollah Alí Khamenei, llamó una vez a Al-Assad y Siria “el anillo de oro de la cadena de resistencia en la región”. “Sin el gobierno sirio, esta cadena se romperá y la resistencia contra Israel y sus partidarios se debilitará”, dijo.
Esa ruptura de la cadena es literal. Siria era un importante eslabón geográfico que permitía a Irán trasladar armas y otros suministros a Hezbollah en el Líbano. Su pérdida debilita ahora aún más a Hezbollah, cuyo poderoso arsenal en el sur del Líbano había puesto la influencia iraní directamente en la frontera de su némesis Israel.
“Los acontecimientos de Gaza, los de Líbano y, en definitiva, los de Siria han hecho añicos la idea de disuasión de Irán”, declaró Anwar Gargash, alto diplomático de Emiratos Árabes Unidos.
Irán sigue teniendo la carta de su programa nuclear. Aunque niega esa intención, puede utilizar la posibilidad de construir una capacidad armamentística para proyectar una sombra de influencia en la región.
Rusia
Al principio de la guerra civil siria, cuando parecía que Al-Assad podría ser derrocado, Irán y Hezbollah enviaron combatientes para apoyarlo, en nombre de la defensa de los santuarios chiíes en Siria. Rusia se unió más tarde con una campaña de tierra quemada de ataques aéreos.
La rapidez con la que Al-Assad se derrumbó la semana pasada demostró hasta qué punto dependía del apoyo de Irán y Rusia, al tiempo que dejó en evidencia que en el momento crucial Moscú no llegó a rescatarlo y asestó un golpe a la imagen global de fortaleza rusa.
Rusia sigue empantanada años después de lanzar una invasión a gran escala de Ucrania en 2022. Con sus fuerzas concentradas en esa guerra, su capacidad militar sufre claras limitaciones, evidentes en su imposibilidad de resguardar a su aliado.
El Kremlin dijo que estaba “sorprendido” con la velocidad del ataque rebelde.
Ahora no está claro si Rusia podrá mantener el control de su base naval del Mediterráneo en el puerto sirio de Tartus, o su base aérea en Hmeimim, con lo cual perdería su presencia estratégica en la región.
“Moscú no tiene suficientes fuerzas militares, recursos, influencia y autoridad para intervenir efectivamente fuera de la antigua Unión Soviética”, indicó el analista Ruslan Pujov en un artículo para el diario ruso Kommersant.
Israel
Israel es uno de los que más rápido ha tomado decisiones para favorecerse tras la caída de Al-Assad. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aseguró el domingo que la caída de Al-Assad en Siria fue consecuencia directa de las acciones de Israel en la región.
Bajo creciente presión interna por la situación de los rehenes en Gaza y un juicio por corrupción, Netanyahu afirmó que la caída de Al-Assad fue “resultado directo de los golpes que le hemos infligido a Irán y Hezbollah, los principales apoyos de Al-Assad”.
Tras la caída del régimen, Israel lanzó una incursión militar en la zona de distensión alrededor de los Altos del Golán, un territorio sirio ocupado y anexado desde 1967, y destruyó las principales instalaciones militares de Siria con más de 300 ataques aéreos, según informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). Esta mañana, fuentes de seguridad sirias denunciaron que las tropas israelíes habían llegado a unos 25 kilómetros al suroeste de Damasco.
Ayer, Israel reivindicó la destrucción de “armas químicas” en Siria para evitar que caigan en manos de los rebeldes, a quienes acusó de estar animados por “una ideología extrema del islam radical”.
Turquía
El derrocamiento del presidente Bashar al-Assad refuerza la influencia de Turquía en Siria y su peso regional. El país ha sido el principal apoyo de los rebeles sirios que el domingo pusieron fin a más de cinco décadas de gobierno dinástico, por lo que se convierte en el gran ganador regional.
Asimismo, esta victoria también tiene la “responsabilidad de ser parte de una transición exitosa”, comentó Paul Salem, vicepresidente del Instituto de Oriente Medio, un centro de estudios, en la medida en que la caída de Al-Assad a manos de una alianza encabezada por islamistas deja a Siria en territorio desconocido.
Turquía está lista para “garantizar la seguridad” y “sanar las heridas de Siria”, declaró el ministro de Relaciones Exteriores, Hakan Fidan, que el lunes llamó a la formación de un “gobierno inclusivo”.
Ankara tiene interés en una transición pacífica, dado que en su territorio hay tres millones de sirios que huyeron de la guerra civil en su país, y pretende fomentar el regreso de esos refugiados a su patria. Esta iniciativa del presidente Recep Tayyip Erdogan seguramente recibirá el apoyo de los turcos.
Además, analistas destacan que ahora Turquía, antes vulnerable a los bombardeos rusos en la frontera noroccidental de Siria, ahora tendrá una mano más firme en sus relaciones con Rusia. “La influencia turca crecerá en Damasco, sustituyendo la de Irán y Rusia”, dijo Soner Cagaptay, del Instituto de Washington para Política de Oriente Medio.
Los alzamientos en el norte de Siria también representan una oportunidad para que Turquía aleje a las fuerzas kurdas de su frontera sudoccidental. Entre ellas están las Unidades de Defensa del Pueblo Kurdo Sirio (YPG), aliadas de Occidente en la lucha contra el Estado Islámico, pero consideradas por Ankara como parte de sus rivales del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK).
Estados Unidos
En contraste con el presidente electo republicano Donald Trump, quien ha insistido en que Estados Unidos se juega poco en Siria, la administración de Joe Biden estima que Washington tiene intereses en el país, por ejemplo mantenerlo unido.
Su principal determinación ahora es impedir que el grupo Estado Islámico vuelva a crear santuarios en Siria y que el país se fragmente, advirtió este lunes el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken.
“Tenemos un claro interés en hacer cuanto podamos para evitar la fragmentación de Siria, las migraciones masivas desde Siria y, por supuesto, la exportación de terrorismo y extremismo”, enumeró.
Según Blinken, Estados Unidos también tiene un “claro interés en garantizar que las armas de destrucción masiva o los componentes que queden en Siria no caigan en las manos equivocadas”.
Además, con la caída de Al-Assad Estados Unidos prometió hacer todo lo posible para el retorno al país del periodista Austin Tice, secuestrado en Damasco en 2012, por lo que envió a un funcionario estadounidense a la región.
Agencias AP y AFP
Otras noticias de Siria
"Enfoque inteligente". Arabia Saudita pide que se levanten las sanciones a Siria en una reunión con diplomáticos occidentales
"Abrieron fuego". La región siria en disputa en la que una nueva ocupación israelí hace intensificar el conflicto en Medio Oriente
"Es necesario un Estado laico". La minoría que se escindió del islam hace 10 siglos, desafió a los rebeldes y puede tener un papel clave en el futuro de Siria
- 1
La población de China decreció por tercer año consecutivo y crecen las presiones económicas por el declive demográfico
- 2
“La situación sigue siendo seria”: La primera ministra de Dinamarca habló con Trump sobre el futuro de Groenlandia
- 3
Incertidumbre y esperanza en la familia de los hermanos argentinos Bibas, secuestrados por Hamas el 7 de octubre
- 4
Cese de hostilidades en Gaza ¿un nuevo horizonte para Medio Oriente?