Declaró la expareja de uno de los acusados en el caso Pelicot y dijo que también podría haber sido drogada y violada
En el juicio por las violaciones a Giséle Pelicot, Emilie O. reveló sus dudas sobre si fue también drogada y agredida por su exmarido durante su relación, mientras el tribunal continúa con el proceso contra los 51 imputados
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AVIÑÓN.- “¡No sé si me violó! Es terrible. Siempre me quedaré con la duda”, reconoció este lunes la expareja de uno de los acusados de violar a Giséle Pelicot en Francia, cuando este mediático juicio entra en su cuarta semana.
El tribunal de Aviñón, en el sur de Francia, empezó a abordar el caso de seis de los 51 acusados, entre ellos el del más joven, Joan K., quien se perdió el nacimiento de su hija por violar a Pelicot.
La semana pasada, el ahora exmarido de esta mujer de 71 años, juzgado por drogarla a escondidas entre 2011 y 2020 para violarla junto a decenas de desconocidos, reconoció los hechos: “Soy un violador”, aseguró Dominique Pelicot.
Pero no fue el único. Jean-Pierre M., el único de los acusados que no agredió sexualmente a Giséle, reconoció también haber drogado a su propia esposa para violarla junto al principal acusado.
La incertidumbre planea ahora entre las exparejas de otros acusados, como Emilie O., quien, entre lágrimas, explicó este lunes a los magistrados sus dudas sobre si Hugues M. siguió los mismos pasos.
“Me manipularon y viví una mentira. Me encantaba mi vida”, pero “sigo cuestionándomelo todo”, aseguró esta mujer de 33 años, sin mirar a quien fuera su pareja durante cinco años.
Este último, de 39 años que trabaja colocando revestimientos cerámicos, como azulejos o baldosas, en paredes y pisos, acudió una noche de 2019 al domicilio de los Pelicot en Mazan, un pequeño pueblo del sur de Francia, para agredir sexualmente a Giséle junto a su exmarido Dominique.
“Pensaba que vivía una vida tranquila y plena, pero me equivocaba”, aseguró su pareja hasta 2020, quien describe un hombre “siempre respetuoso”, con quien compartía su pasión por las motos.
Emilie O. recordó que ambos se conocieron por internet y que “mantenían relaciones sexuales asiduas”, pero que rompió con el ahora acusado por sus “múltiples” aventuras exmatrimoniales.
“Decía que tenía impulsos y una necesidad de adrenalina que sólo conseguía con las motos y las relaciones sexuales”, explicó la mujer, cuya vida se derrumbó cuando recibió una llamada en 2021 de la policía judicial.
“Mareos”
Ese día, la mujer descubrió las acusaciones contra Hugues M., que pasaría siete meses en prisión preventiva acusado de “intento de violación” a Giséle Pelicot, porque no pudo llegar a la penetración.
Emilie O. recordó entonces una noche de 2019 en la que se despertó, mientras su entonces pareja le practicaba actos sexuales. La mujer también sufrió “mareos” entre septiembre de 2019 y marzo de 2020.
Denunció los hechos, pero los análisis para detectar una eventual sumisión química no revelaron nada y su denuncia fue desestimada por “falta de pruebas materiales”.
Desde entonces, vive con la duda de saber si ella misma fue víctima del mismo procedimiento usado contra Giséle, quien, desde su asiento en el tribunal, le sonrió como muestra de apoyo, constató un periodista de AFP.
“Sin este proceso, me habría dicho que sería imposible. Ahora me digo a mí misma que es posible”, declaró Emilie O., antes de romper a llorar. “Diga lo que diga, nunca volveré a creerle”, agregó.
Además del caso de Hugues M., el tribunal empezó a abordar los de otros cinco acusados, como Joan K., quien tenía 22 años cuando acudió en dos ocasiones al domicilio de los Pelicot en Mazan para violar a Giséle.
Este hombre, descrito como “depresivo” por los investigadores, antepuso incluso la violación al nacimiento de su propia hija y debería declarar ante el tribunal a finales de semana.
El proceso, iniciado el 2 de septiembre, debe durar hasta el 20 de diciembre en Aviñón. Los 51 hombres juzgados -uno de ellos prófugo- se enfrentan a penas de hasta 20 años de prisión.
La investigación sobre Dominique Pelicot comenzó cuando fue sorprendido en 2020 tomando fotos por debajo de las faldas de mujeres en lugares públicos, lo que llevó a la policía a confiscar su dispositivo electrónico.
Al revisar su teléfono, las autoridades descubrieron una vasta colección de videos y fotografías de los ataques sexuales que organizaba contra su esposa, Giséle, a lo largo de casi una década. Estos archivos revelaron la magnitud de los crímenes y desencadenaron la identificación de los 51 acusados que ahora enfrentan juicio.
Las pruebas obtenidas incluyeron imágenes de los momentos en que Dominique drogaba a su esposa para que distintos hombres la violaran mientras estaba inconsciente. Este material permitió a los investigadores reconstruir los abusos y llevar a juicio a los involucrados. Desde entonces, el caso se convirtió en un símbolo de la creciente preocupación por los crímenes cometidos mediante la sumisión química.
Agencias AP y AFP
LA NACIONTemas
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