El búnker nazi de la Segunda Guerra Mundial que fue convertido en un cómodo hospedaje en Francia
Serge Colliou lo compró, lo desenterró y lo transformó en un alquiler para turistas; “Queríamos darle a la construcción una segunda vida, por lo que no vamos a vivir en el pasado para siempre”, sostuvo
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Un búnker construido por las tropas alemanas en el norte de Francia durante la Segunda Guerra Mundial ha sido restaurado y reacondicionado como casa de huéspedes subterránea.
La costa norte de Francia todavía está sembrada de fortificaciones dejadas por el ejército alemán, que construyó el llamado Muro Atlántico para tratar de defenderse de las Fuerzas Aliadas.
En Saint-Pabu, en la costa bretona, los búnker de hormigón hoy lucen semienterrados a lo largo de las playas de arena en un área que alguna vez supo funcionar como una estación de radar.
Serge Colliou compró uno. El francés destinó 18 meses a tareas de excavación y renovación de la estructura de 400 metros cuadrados. El resultado es una propiedad en alquiler para hasta ocho personas, con bar y sala de estar. “Adaptamos [el búnker] mientras preservamos una cierta sensación”, dijo Colliou.
Y subrayó: “Queríamos darle a la construcción una segunda vida, por lo que no vamos a vivir en el pasado para siempre. Salvamos algunos aspectos, sabes dónde estás, hay señales históricas, pero esto tampoco es un museo”.
Los toques de la época de la guerra en Bunker L479 incluyen cascos, réplicas de armas y carteles en las paredes. Desde su puesta en marcha como hospedaje, unos dos años atrás, han pasado huéspedes de nacionalidades varias.
“Este auténtico búnker nazi construido en 1943, sumido en el olvido durante setenta años fue el puesto de mando de los combatientes alemanes. Reservado para los oficiales, era el centro de decisión de toda la costa norte de Finisterre”, se detalla en el sitio oficial del hospedaje, donde se puede alquilar desde 320 euros.
“Construida en dos plantas, esta fortaleza de hormigón consta de 24 habitaciones”, continúa, y describe: “Totalmente camuflado, el búnker mide 25 metros por 18 y tiene 12 metros de altura. Está cerca de playas de arena fina y dunas salvajes, en el corazón del pueblo de Saint-Pabu”.
Las salas de trabajo de la época transformaron en alojamientos atípicos: habitaciones individuales, dormitorio de 8 camas, sala de hamacas, baño, dos salones, mesa real con 20 lugares para cenar, bar, zona de fumadores, una cocina muy bien equipada.
Con información de la agencia Reuters
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