El desconocido final de Amelia Earhart, la piloto más aclamada de EE.UU.: la polémica hipótesis jamás probada
El accidente de la aviadora más famosa del mundo es una de las historias inconclusas que aún mantiene en vilo a los investigadores; la teoría de un coronel retirado
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Amelia Earhart fue una de las pilotos más emblemáticas de la historia y su leyenda se acrecentó luego del extraño accidente que sufrió en 1937. La aviadora estableció decenas de récords, fue la primera mujer en atravesar sola el Océano Atlántico y la primera persona en pilotear sin acompañante desde Hawái hasta Estados Unidos. Sin embargo, su figura entró en una dimensión desconocida al desaparecer misteriosamente con su nave y sin dejar rastros.
Earhart nació en Atchison, Kansas un 24 de julio de 1897 y, desde su juventud, desafió los roles de género tradicionales, ya que jugó al basquetbol, asistió a la Universidad Columbia en Nueva York donde se matriculó de “pre-medicina” y realizó una serie de cursos de mecánica para reparar vehículos. Incluso, antes de comenzar con su verdadera pasión, sirvió al ejército durante la Primera Guerra Mundial, siendo auxiliar de enfermería de la Cruz Roja en Canadá.
Con sus firmes convicciones y su fuerza de voluntad por romper las tradiciones de la época, en enero 1921 comenzó un curso de aviación con una aclamada instructora, Neta Snook. Para cumplir su sueño y perseguir el objetivo de ser piloto, trabajó en la Compañía Telefónica de Los Ángeles para recaudar dinero y, ese mismo año, consiguió los ahorros para comprar un biplano Kinner Airster amarillo de segunda mano, al que apodó “el canario”.
A los pocos meses de empezar las clases, superó la prueba de vuelo y consiguió la licencia de la Asociación Nacional de Aeronáutica. De esta manera, culminó la etapa de aprendizaje y se lanzó a romper varios récords de la aviación mundial. Su primera marca fue en 1922, cuando se convirtió en la primera mujer en pilotear sobre los 14.000 pies de altura.
Diez años más tarde y con muchas horas de vuelo sobre su espalda, un 20 de mayo despegó desde Terranova, Canadá, en un Lockheed Vega 5B. Un día después, llegó a Londonderry, Irlanda del Norte, siendo la primera mujer en atravesar el Océano Atlántico. Ese logro le valió la Cruz de Vuelo Distinguido, una condecoración otorgada por le Congreso de Estados Unidos al “heroísmo por la participación en un vuelvo”.
A su vez, emprendió nuevos desafíos. Por un lado, voló a través de Estados Unidos desde Los Ángeles hasta Nueva Jersey en un trayecto de 19 horas sin escalas, que le otorgó el récord de ser la primera piloto mujer en lograrlo. Luego, en 1935, voló desde Hawái hasta los Estados Unidos continentales y fue la primera persona en realizarlo con éxito.
El accidente
Amelia siempre buscaba algo más. Su próximo desafío fue dar la vuelta al mundo. Así, un 1 de junio de 1937 despegó desde el aeropuerto de Oakland, California, con dirección al este, en un Lockheed 10E Electra bimotor. En esta ocasión, lo hizo acompañada por el copiloto Fred Noonan.
Su primera escala fue Miami y más tarde se dirigieron hacia América del Sur para cruzar el Atlántico con destino a África. A continuación, el viaje los llevó hasta la India y los países del sur de Asia. De allí, fijaron su rumbo hacia Lae, Nueva Guinea, donde llegaron un 29 de junio con 22 mil millas en su haber. Hasta el momento, el trayecto era un éxito rotundo y los principales medios del mundo envalentonaban su hazaña.
El 2 de julio deberían haber aterrizado en la isla Howland, un recóndito lugar en el medio del Océano Pacífico a repostar combustible. Sin embargo, la etapa final de 7 mil millas hasta Oakland terminó en una catástrofe. Ese día, fue la última vez que vieron con vida a Amelia Earhart y a Fred Noonan.
Su nave perdió contacto con la Guardia Costera de Estados Unidos y desaparecieron en algún lugar del Pacífico. El presidente estadounidense del momento, Franklin D. Roosevelt, impulsó una profunda búsqueda por la zona con más de 3000 personas, diez barcos y al menos 65 aviones. No hubo éxito. El 19 de julio de 1937 fueron declarados perdidos en el mar. Desde aquel día hasta este 2022, nadie supo nada más de ellos.
Su historia sigue siendo uno de los misterios más famosos del mundo y hay tres teorías que, según los historiadores, podrían ser las más certeras. Más allá de las hipótesis, jamás se hallaron restos ni indicios que avalen un posible epílogo del relato.
El naufragio en Nikumaroro
Nikumaroro es una pequeña isla cercana a Howland, el sitio donde esperaban a Earhart y Noonan.
La organización sin fines de lucro especializada en Recuperación de Aeronaves Históricas, TIGHAR, estuvo a cargo de su estudio durante años. Según su fundador y director ejecutivo, Richard Gillespie, es probable que, en un intento por arribar a destino con poco combustible, la aviadora fijara un rumbo erróneo hacia el suroeste, buscando las islas Fénix, donde había un pista de aterrizaje.
El grupo internacional y Gillespie visitaron en reiteradas oportunidades estas islas pero encontraron pocos restos. “En nuestras expediciones descubrimos tres artefactos más del mismo tipo que una pieza de avión que hallamos en nuestro primer viaje al lugar en 1989, un artefacto interior que protegía los cables”, relató en una entrevista del 2003 con National Geographic News.
Sin embargo, Gillespie aclaró que si bien los restos pertenecen a un avión civil, no forman parte de los diagramas del Electra. Incluso, aseguró que los pocos elementos recuperados tampoco pertenecen a las colecciones de estos tipos de aviones que descansan en los museos.
Por último, esta teoría tiene un condimento extra. En uno de sus estudios, TIGHAR reconstruyó el registro de un accidente aéreo anterior a 1939 en Nikumaroro, donde fueron vistos dos náufragos que podrían coincidir con las descripciones de Amelia y Fred. En este sentido, en 2010, la organización descubrió un hueso humano en la isla pero los investigadores jamás pudieron establecer una relación con los desaparecidos.
El impacto llegando a destino
Una firma con sede en Maryland, Estados Unidos, llamada Náuticos, se dedica a búsquedas submarinas y, a comienzos de 2000, emprendió el rescate de los restos del avión de Amelia Earhart, en los alrededor de Howland, en el Océano Pacífico.
Según la teoría que postularon, a través de tecnología moderna y algunos factores como las transmisiones de radio y el nivel de combustible al momento del accidente, los aviadores habrían sufrido un choque en la costa de la isla. Por este motivo estudiaron factores como las transmisiones de radio y el combustible del Electra; su equipo delimitó el área del océano en el que creían que yacen los restos.
Por eso destinaron un potente equipo de búsqueda en la zona y, su presidente, David Jourdan, aseguró en varias conferencias: “Creemos firmemente que se encuentra en la zona en la que estamos buscando. No podemos asegurarlo, porque podría estar en el extremo exterior, pero estamos convencidos de que está cerca”.
Sin embargo, a pesar de la convicción y de los reiterados esfuerzos de la compañía, no lograron hallar sus restos.
La conspiración
Como no podía ser otra manera, una de las teorías más avaladas escapa a la evidencia científica. Rollin Reineck es un coronel de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y, tras su retiro, dedicó parte de su vida a estudiar el caso de Amelia Earhart. Luego de algunos años de investigación, publicó un libro con una polémica hipótesis que llamó Amelia Earhart Survived (Amelia Earhart sobrevivió).
¿Qué plateó Reineck? “En el caso de no poder encontrar Howland, el plan B era cortar toda comunicación y dirigirse a las Islas Marshall, abandonando ahí el avión”, expuso en una presentación en 2003. Según su punto de vista, Earhart y Noonan no lograron llegar a su destino, por lo que se dirigieron al sitio controlado por Japón en aquellos años, donde fueron tomados como rehenes. Incluso, señaló que probablemente fueron tomados como “espías de Estados Unidos”.
En su teoría, el exagente sostuvo que el gobierno norteamericano habría impulsado el operativo de rescate para también realizar un reconocimiento por la zona. “Como muchas veces, el plan no salió como se esperaba. Earhart intentó comunicarse por radio para informar que se dirigía al norte pero el mensaje fue interceptado y los japoneses la retuvieron como rehén”, dijo, según sus propias ideas. Siguiendo con el hilo de su narración, Reineck afirmó que el Estado mantuvo en secreto la historia ya que el gran aprecio que sentía la población por la aviadora habría generado un gran revuelo interno.
Según Rollin Reineck, hay dos hipótesis que podrían explicar cómo terminó la vida de Amelia Earhart y de Fred Noonan. Por un lado, tras un período como rehén, ambos habrían regresado a Estados Unidos con nombres falsos. En este sentido, Amelia recibió el apodo de Irene Craigmile, se casó con Guy Bolam, y falleció en 1982 en Nueva Jersey. En su libro, aportó algunas evidencias como una serie de fotos de Irene Bolam que, a través de unos análisis forenses, habrían establecido una relación con la aviadora.
Por su parte, la otra hipótesis que explicó en su libro y que también cuenta con muchos adeptos, es que fueron asesinados y jamás lograron regresar a Estados Unidos.
Sin embargo, más allá de las tres teorías avaladas por los especialistas y que más se acercaron a desentrañar la incógnita, nadie logró hallar pruebas contundentes sobre el paradero y el destino de Amelia Earhart. Por el momento y como hace casi 85 años, si final seguirá siendo uno de los misterios más grandes de la historia.
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